Tu mano... La mía. Francisco Santiago
Es el momento especial, el único momento en el cual ella se siente parte de la historia, de sus vivencias y creencias. Para ella no hay momento más especial en todo el año que este que le regalan cada Cuaresma.
Su mano junto a la suya, ayudando por fin a su gran devoción a soportar este via crucis anual que supone redimir nuestros pecados, cada vez más mediáticos, cada vez más extendidos...
El rezo es el único eco del momento; son leves minutos los que la situan en este privilegiado lugar, momentos de grato recuerdo de los que ya no están, de los que sufren, de los que quieres que no sufran.
Él morirá de nuevo por nosotros y tú, como cada Cuaresma, portaras tu Cruz particular, esa que sólo pesa en tu interior y que gracias a Jesús, el peso se te hace más llevadero. Va llegando ese día. Y ella lo espera con pasión inusual, con el cariño que sólo este momento puede llegar hasta el fondo más íntimo de nuestra alma.
Foto: Francisco Santiago