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El turco que atentó contra el Papa Juan Pablo II en 1981 será liberado. Agencias. ABC


Un tribunal turco ha decidido poner en libertad al terrorista de dicha nacionalidad Mehmet Ali Agca, que disparó e hirió al Papa Juan Pablo II en 1981 en Roma, según la agencia de noticias semioficial Anatolia. Agca, al que el Pontífice perdonó, ha estado en distintas cárceles de Italia y de Turquía desde entonces.

El 13 de mayo de 1981, cuando el Papa se dirigía a una audiencia general a bordo de un coche descapotable en la plaza de San Pedro, Ali Agca disparó a Juan Pablo II, hiriéndole gravemente en el abdomen.

El Pontífice hizo público su perdón a Ali Agca, de 46 años, e incluso fue a visitarle a la cárcel el 27 de diciembre de 1983. Mehmed Ali Agca, militante ultra-nacionalista, fue extraditado a Turquía en 2000 después de pasar 19 años en varias prisiones italianas. Al llegar a su país natal, fue condenado a siete años y cuatro meses de prisión por la justicia turca por un robo a mano armada cometido en los años setenta y a cadena perpetua por el asesinato de un periodista en 1979, una pena que finalmente fue conmutada por 10 años de privación de libertad.

El turco no fue autorizado a asistir a los funerales del Papa. "Debo estar allí, tengo que asistir al funeral. Si no puedo ir, entonces alguien de mi familia debe hacerlo", declaró Agca a través de su abogado. Tras la muerte de Juan Pablo II, la prensa romana recuperó el tema del atentado y sus organizadores, sobre todo tras el anuncio de que el Gobierno de Bulgaria pondría a disposición de las autoridades italianas una nueva documentación, hasta ahora desconocida, sobre el papel de los servicios secretos de la Unión Soviética (KGB), de la República Democrática de Alemania (Stasi) y de la propia Bulgaria (Darzavna Sigurnost) en el atentado contra el Pontífice. Según una información publicada por el Corriere della Sera, la documentación, formada por cartas en las que los servicios búlgaros piden colaboración a los países del bloque soviético para desviar las sospechas que recaían sobre ellos, confirmaría la llamada "pista búlgara", que nunca llegó a demostrarse.

En el último libro del Papa, 'Memoria e identidad', Juan Pablo II expresaba por primera vez su convicción de que el ataque no fue una idea de Agca, al que calificó de asesino a sueldo, sino que alguien fue el verdadero 'cerebro'. El propio Agca ha revelado que contó con la ayuda desde el interior del Vaticano de algunos sacerdotes y cardenales para organizar el atentado. En una entrevista concedida a La Repubblica, Agca aseguraba que "sin la ayuda de algunos sacerdotes y cardenales nunca hubiera podido realizarlo".










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