"La vendedora de sueños" (dedicado a Clemencia Mejías Muñoz). Mariano López Montes
Quizás por este nombre no se la conozca, pero si les matizo que esta señora fue la voz que año tras año y un Diciembre tras otro desde su ventanita de San Juan de La Palma, con su inconfundible voz un tanto altiva y a la vez monástica, nos vendía esa Lotería, esas papeletas con la Cruz de Malta que años tras año sembraban la ilusión y la esperanza a aquellos transeúntes que año tras año transitaban la primera parte de la calle de La Feria, entre el sabor añejo, y la modernidad imperante.
!!Caballeero quiere lotería de la Hermandad, de la Hermandad de La Amargura!!, que este año le va a tocar; y todo por amor a su hermandad y a su Virgen , sin ánimo de lucro como dicen los modernos, sin pertenecer a ninguna Administración numerada perteneciente a esa Sociedad Estatal de Loterías y apuestas del Estado. Porque Clemencia o mejor dicho Clemen como cariñosamente se la conocía, el único afán que la hacía continuar año tras año no era otro que aportar su granito de arena para que a su cofradía y sobre todo a su Virgen lo le faltara nada.
Eterna niña grande de San Ildefonso que con discreción, pregonaba sin estridencias año tras año, los sueños, las ilusiones y porque no, la esperanza de que este año por fin nos sonreiría la tan esquiva Diosa Fortuna, pero creo que ya no va poder ocurrir, por dos razones; en primer lugar por nuestra mala suerte que ya llega a tener un carácter crónico, y en segundo lugar porque Clemen, ya no se volverá a asomar nunca más a su ventanita de la calle de la Feria, su Virgen, la que tiene nombre de Amargura le ha concedido una jubilación forzosa de su improvisada administración y se la ha llevado con Ella a un sitio donde ya la suerte, la fortuna y otras zarandajas mundanas no tienen ningún sentido.
En estos tiempos previos al gozo donde nosotros los propios cofrades nos enfrentamos, y somos capaces de sacarnos "nuestro propios higadillos" y sacárselos a los demás por aparentar, ser alguien, imponerse a los otros, luchar a veces difamar, quedar siempre por arriba, querer ostentar puestos para que todo el mundo nos admire, pelearnos por los tiempos y los espacios, y otras maldades sacras que no voy a matizar; siempre nos quedaran ejemplos a seguir, como el de esta buena señora, que en gloria este, y que por deseo expreso del que suscribe y supongo de los que lean este pequeño recuerdo, no tenemos ninguna prisa en acompañarla.
Sirvan estas letras para testimoniar mi afecto a esta y a otras personas que nunca pretendieron, honores cargos y reconocimientos de ese "mundillo cofrade" tan vanidoso, pues ellos de mutuo propio eligieron el puesto que querían ocupar, y que mejor puesto que ser lotera en Diciembre de su Virgen de La Amargura; nada más y nada menos.
Dentro de cinco días cuando la Señora de San Juan de La Palma, ya de vuelta luzca en todo su esplendor, con una cera ya consumida y entre nubes de incienso, al son de la música de Font de Anta, nos vendrá a la mente de todos los que te conocimos, que esta luz, este olor y este sonido, son posibles un año más gracias a esta otra señora que se nos fue y que vendía participaciones de sueños e ilusiones desde su ventanita de la calle Feria. Descanse en paz, pues sigues viviendo siempre en nuestro recuerdo.