Por una sonrisa Tuya. María del Amor Rasero Zárraga

Su sonrisa, la de todos. La sonrisa de la espera, de la devoción, del llanto contenido y desbordado por la emoción. Esa sonrisa que siempre llega con la brisa veraniega, tan contagiosa y hermosa pasen los años que pasen por Ella.

Se postran a sus plantas sin ni si quiera haber llegado a ellas. No importa el tiempo de espera, todos quieren besar sus manos de Reyes llenas. Manos colmadas de besos siglo tras siglo, todos se agarrarán rozando sigilosamente de sus dedos las yemas.

Sonrisa de nuestras abuelas, de nuestras madres, de nuestros mil recuerdos nacidos de su entraña. Sonrisa de ayer, ahora y siempre, sonrisa eterna de mujer sevillana; sonrisa de esperanza, de fe: de sueños que despertarán en su mañana.

Ante Ella se rendirán sus fieles al admirar su figura sedente, contemplándola desde las rejas de su capilla, mirando de reojo lo hermosa que ha sido vestida por sus camareras y monjitas. Comentarán sus enseres, se deslumbrarán por sus brillantes joyas de Reina…pero cuando lleguen ante Ella, ¿Qué sucederá?

¡Qué sucederá! cuando esos que ven en su rostro el de tantas personas queridas, tantos recuerdos vividos de su mano, tanta paz y tanta ayuda…Dinos, Madre, si el silencio de las emociones pueden más que las palabras.

Hablarán los sentimientos, y todos ellos, con Ella, en cada encuentro a solas. Aflorarán, con los besos, todos esos que se llevan sus manos, cargadas de promesas y rezos, para que la mañana del quince de agosto, sean acunadas y amanezcan en la sonrisa del Padre.

“Por una sonrisa Tuya, Reina de Reyes: un beso.”

A la Virgen de los Reyes.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.