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El concurso de exhibición de Enganches del coso Maestrante dio comienzo a la Feria de Abril


Antonio Rendón. Después de la semana de Pasión, Sevilla, a mediados de primavera, se convierte en la novia del mundo y, para este, se acicala con perfume y flores de azahar. Se viste con su traje de flamenca, con volantes de farolillos y nos regala la Feria. Y, como preludio de ésta, el Real Club de Enganches de Andalucía organizada la ya tradicional exhibición de Carruajes en la Real Maestranza de Caballería.

La XXXI exhibición de Enganches en la Plaza de Toros, es una de las concentraciones de coches de caballos de tradición más emblemáticas de la ciudad de la Giralda, como prólogo para la Feria de Abril.

La lluvia dio un susto durante unos quince minutos nada más comenzar el espectáculo, pero enseguida quiso retirarse para no aguar la fiesta. Los coches que participan son los tradicionalmente utilizados en la Feria desde el siglo XIX y muchos de ellos, son piezas de museos, pertenece a esta época breacks, jardineras, faetones, carretelas, landeaus, milords sociable, etc.. Del carruaje se puntúa la calidad de construcción, la conservación, limpieza, altura de la lanza y los accesorios como faroles, voleas, balancines. Las guarniciones suelen ser calesera, típica de nuestra tierra, la inglesa con colleron o pecho petral y la húngara. De los arreos se valora la calidad de su ejecución. Cuero hebillaje, costura borlaje en el caso de ser calesera, limpieza y conservación, embocadura y corrección.

Los caballos, sobre todo, suelen ser de pura raza española y, la mayoría, procedente de las ganaderías de los propietarios de los coches. En menor cantidad Árabes y cruzados. No faltan las mulas, animal que históricamente, en España siempre ha sido enganchado y que en Sevilla ha súpervivido gracias a los aficionados. De estos nobles brutos, se juzgan la calidad, limpieza, presentación forma física, trenzado de crines y colas, heridas o rozaduras, herraje inclinación del casco, colocación de la herradura. En cuanto a los ocupantes, el cochero y lacayo deben ir vestidos en consonancia con las guarniciones. Los pasajeros, normalmente femenina, van ataviadas con mantillas blanca, prenda española, cuyo uso se va recuperando gracias a esta iniciativa.

La cita era a las doce del mediodía, pero horas ante del concurso se podían ver por los alrededores del coso maestrante de la calle Adriano los 72 carruajes que en esta ocasión participaban en el espectáculo, procedentes de Italia, Portugal, Murcia, Cataluña y Andalucía.

Este año se ha dedicado el concurso de enganches a la Cruz Roja sevillana, como reconocimiento a su acción humanitaria y que organiza el Real Club de Enganches de Andalucía.

Fotos: Antonio Rendón Domínguez.










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