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Símbolo de respeto y tolerancia. Jose María Maesa Govantes


El 15 de agosto, es uno de los días básicos para entender nuestra identidad como habitantes de este trozo de tierra que comprende la capital y amplias comarcas que la rodean.

Lo que se celebra esta fecha imborrable en nuestra memoria, trasciende de una fiesta de carácter religiosa, que indudablemente lo es, para reflejar en unos momentos, que es lo que tarda en pasar ante nuestros ojos un resumen de cerca de ocho siglos, que lleva la imagen de La Virgen de Los Reyes, en el mismo sitio, con variaciones de como mucho algún centenar de metros.

Siempre se ha hablado de "los silencios de Sevilla", como una particularidad de nuestra forma de ser, y que es bandera de muchos de nuestros compatriotas, queriendo desmontar cierta fama de bulliciosos y jaleosos, que no es sino una mala interpretación de nuestro gusto por las fiestas y la convivencia callejera. Una cosa es verdad, nos gusta la música, de calle, sea de bandas, sevillanas, o conciertos de cualquier tipo, nos gusta la cabalgata de reyes con su algarabía infantil, las cruces de mayo, y el teatro de calle, pero lo que no nos gusta, digan lo que digan los que no nos conocen, es el ruido, desordenado o chabacano.

Pues bien volviendo al silencio, el del 15 de agosto a las ocho en punto, es el más antiguo de todos ellos, es un silencio como debe ser, pleno de respeto y meditación, motivado por la conciencia heredada, en esta bella imagen del siglo XIII, ejemplo de las mejores cosas de nuestra Cultura.

Cuando Fernando III reconquistó la ciudad, nos dejó a la Señora de Los Reyes, junto con otras imágenes Marianas, que siguen existiendo afortunadamente, a pesar de los muchos avatares sucedidos desde 1248. El Rey Santo, abrió una etapa de relación intercultural de las más interesantes que han existido en el mundo, y que con algunos altibajos, continuaron sus sucesores, por lo menos hasta Pedro I, ya que en contra de otras costumbres que conocemos de conquistadores, no sólo no destruyeron los edificios existentes en la Isbilya musulmana, sino que a San Fernando no le importó rezar a Cristo y María, en mezquitas sin necesidad de hacer apenas cambios. Prohibió expresamente perseguir a nadie por sus creencias, de hecho a los judíos que hasta la fecha habían estado prácticamente escondidos, les facilitó tres de las mezquitas abandonadas por los Almohades para que pudieran adaptarlas a sinagogas, y rezar a Jehová. Fernando III se hizo llamar Rey de Las Tres Religiones, y su sepulcro, está escrito en árabe, latín, hebreo y castellano, como reconocimiento a las otras culturas que convivían con la cristiana.

Por todo ello, y mucho más, esta elegante y hermosa imagen, es símbolo de Tolerancia, y Respeto, y se han equivocado y siguen equivocándose los que pretenden utilizar esta bendita Señora de Los reyes, cómo estandarte de poder y dominio. Eso no es lo que El Rey Santo, creador de esta devoción quiso transmitir, sino todo lo contrario, lo cual es el verdadero espíritu del Cristianismo, que tan bien Él entendió.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.










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