Los Reyes Magos de la vida. Mariano Lopez Montes
Dedicado al Dr. Perez Bernal, y aquellas figuritas que cambiaron el barro por la generosidad de dar una nueva vida……….
Si porque hoy día 6 de enero todo en esta vida parece moverse al ritmo de las muchas cabalgatas que han cruzado nuestra ciudad, la música, la ilusión, el colorido, la algarabía ha inundado nuestras calles entre nubes de caramelos. El Señor de Sevilla seguía siendo el Señor de esta ciudad y en este día de su grandeza seguía siendo el más puro referente de la fe y la devoción de todos aquellos que siguen creyendo en el, desde sus propias alegrías y tristezas, desde la opulencia a la miseria, desde la salud que día a día nos regala a la enfermedad que nos sigue haciendo pruebas, desde la alegría del nacimiento a la tristeza de la muerte.
Y cerca de El, en su barrio desde el silencio y la oración de aquel convento de Santa Rosalía, una mañana del día cinco, tres Reyes Magos de aquel Belén que se instala desde hace años en una sala contigua, dejaban su universo hecho de barro como aquel primer hombre, sus adornos dorados de purpurina, sus cofres, camellos engalanados y pajes altivos, para cobrar vida. De cuanta parafernalia servidumbre y oropeles queremos adornar nuestras existencias, cuando lo más importante y muchas veces se nos olvida, es la propia vida, la lucha por vivir desde un humanismo lleno de amor, altruismo, solidaridad y fraternidad, para intentar hacer de este mundo algo mejor.
Y como no estos tres Reyes Magos desde aquel palacio distinto y lleno de silencio traían en sus cofres una riqueza que solo tenía como esencia y plusvalía “la vida” , porque ellos están vivos, creen en ella y están dispuesto a compartir parte de ella con alguien que no conocen pero están necesitados de una parte de ella para seguir viviendo.
Y este año, un año más, estos seres maravillosos que tuvieron esta segunda oportunidad han recreado una Sevilla que se nos fue, pero que gracias a su arte de nuevo cobra vida en forma de aquel derruido Instituto de Higiene del Dr. Murga, con aquellas figuritas de barro pululando por aquella recreación belenista de aquella calle Marques de Paradas de principios del siglo pasado, con aquellos pastores que gracias a la generosidad y el altruismo, hoy parte de ellos siguen viviendo en aquel campesino que ahora cultiva su campo o aquella lavandera del rio que por su extrema bondad ha permitido que su corazón siga latiendo en aquella otra señora que ahora pastorea sus ovejas cerca del portal o aquel paje del rey negro, camellero de profesión siga viviendo en parte en aquel pescador que pesca en el rio donde los peces no dejan de beber o quizás hasta el mismo Herodes que tan mala fama tiene, ha sido capaz de generosamente donar un riñón u otro órgano al mismísimo y cada vez mas propagado “Caganet” aunque este sea judaico a ultranza y este ricamente sentado en su trono y el segundo se encuentre continuamente en una postura más vergonzante y por su cabeza den vueltas ideas de cierto independentismo.
Este Belén no es napolitano, no está catalogado como obra de arte, pero tiene de especial que ha sido creado y construido por unos magos, no de Oriente sino de aquí que con sus varitas mágicas siguen disfrutando, regalando e infundiendo la grandeza de lo que verdaderamente importa, que es algo tan sencillo y humano como la propia vida.
Y para ti querido colega y amigo Pepe, tú no puedes representar otro papel que aquel Angel que tras luces y espejos te aparecías y desaparecías, despertando la curiosidad de nuestros ojos de niño, porque tú has sido y sigues siendo aquella persona que “Aquel Niño Dios” que duerme plácidamente en su cuna y carga con nuestra cruz en su Basílica cerca de San Lorenzo, ha elegido.
Porque solo tu desde tu generosidad y perseverancia a veces no bien entendida, has sido capaz de trasmitirnos la “buena nueva” que se escribe con las letras del amor, la solidaridad y la vida.
Fotos: Mariano Lopez Montes.