Princesa de Plata. María del Amor Rasero Zárraga
Tu belleza siempre ha sido azul, mi Princesa de Plata. Tu pecho, mi quimera, blanco de pura nieve. Y, tu mirada, un cielo estrellado, en el que tus pupilas son los luceros más sublimes.
Detienes corazones, porque toda tú eres amor. Ante ti, el tiempo se para en el umbral de la perfección. Sueña y, se recrea en cada rasgo de tu cara. ¡Oh, mi hermoso destino! Hasta el sístole y el diástole de mi corazón se prendaron de tu dulzura. De esa belleza que te deslumbra, que te atrapa, que te cautiva…
…de tu belleza azul…
¡Fantasía de Plata!
Muestras tu mano y, aquí me tienes: con las lágrimas clavadas en la garganta, como si un puñal de dolor me traspasara. Dicen que duele el amor ¡pero a mí me dueles de guapa! Mi niña morena, mocita de San Julián, no hay día que no te sueñe, porque tú eres mi ensueño…
…ensueño del cielo,
de tu cielo azul…
¡Hiniesta de plata!
¡Bendita suerte la mía, si el amor enamora y duele! Que mil veces me enamoraría de ti, aunque verte llorar me atormente. Porque no haberte querido nunca sería mi cruz, y sin su sangre azul, no se vive eternamente. Y si no, que le pregunten a tu Hijo de la Buena Muerte, que estoy segura de que dirá no hay criatura más bella que tú…
…a sus pies,
con tu manto azul…
¡Mi princesa de Plata!
Los años pasan por mí, pero tú igual permaneces. Pase el tiempo que pase, más radiante pareces. Y lo que siento por ti, a la par que tu hermosura, crece por días, aunque eso parezca imposible. Porque el amor de una Madre… ¡Ese se lleva por siempre en alma!
“Tu belleza es azul, y cuando lloras, niña, tus lágrimas son estrellas del cielo sublime de Sevilla”.
A María Santísima de la Hiniesta.
A mi Hermandad.
María del Amor Rasero Zárraga
Foto: Fco. Javier Montiel.