Arte Sacro
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Provincia. El Gran Poder de Dios pasó como un suspiro por las calles de Dos Hermanas en la Madrugada del Viernes Santo.


Luis M. Fernández. Simultáneamente a las tercera campanada del reloj se abren las puertas de la Capilla del Gran Poder de Dos Hermanas y un silente cortejo de nazarenos morados empieza a salir, sin prisa, pero sin pausa. Al poco, el Señor, obra de Manuel Gutiérrez Reyes Cano y que estrenaba este año la túnica, aparece bajo el dintel en su paso, iluminando la oscuridad de la noche nazarena.

Dos larguísimas filas de personas a cara descubierta caminan tras Él, ayudándole a soportar el peso de la Cruz. Por último, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, bellísima talla también realizada por Manuel Gutiérrez Reyes Cano acompañada por San Juan, obra de Manuel Pineda Calderón, corre tras su Hijo en un paso de palio, de un azul tan oscuro que se confunde con la negrura de la noche y que está inmerso en un proceso de remodelación iniciado con la restauración de los varales los cuales han ganado en altura.

Todo esto ocurre cada Madrugada de Viernes Santo en Dos Hermanas, en un suspiro, sin que nada rompa el silencio de la noche, preguntándose los que lo contemplan si lo están viviendo realmente o lo están soñando. Así hasta las primeras claras del día en que conmemoramos la Muerte del Salvador. Este año, los malos pronósticos metereológicos han hecho que, sobre la marcha y sin descomponer para nada la escena, la hermandad decidiera acortar el recorrido, entrando la Virgen cuando empezaban a caer las primeras gotas.

Fotos: Luis M. Fernández.










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