Arte Sacro
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Tus Dolores. María del Amor Rasero Zárraga


“Haz de luz,

de un llanto desmedido,

Siete Dolores aguardas Tú:

mi Reina de Capuchinos.

Una melodía lejana y una imagen en mi memoria. Te recuerdo en tu camarín, en aquel nebuloso noviembre, cercana y cálida, sintiéndome una privilegiada. Desde entonces, cuatro años nos separaban, hasta este pasado domingo: el día de tu Extraordinaria.

Fulgor y quebranto.

Dolor y belleza.

Esplendor y Gloria,

Majestad navegante.

Sístole y diástole, cuando pronuncio tu nombre. Frenesí de sentimientos, imaginando tu rostro. El alma inquieta y el corazón desbocado. Es el día de crear nuevas estampas, de vivir nuevos momentos y de llevarme una maleta repleta de sensaciones y sentimientos.

Contigo.

Flor eterna.

Suspiro del cielo.

Contigo, contigo, contigo…

Emoción cuando apareces, como una estrella sublime, Tú toda sol y toda vida ¡figura y silueta de mi alegría! Blancos pétalos a tus pies y adornadas las calles, imágenes y guirnaldas que no son más que espejos, donde buscarte y reflejarse. Avanzo hacia ti, antes de mirarme en tus pupilas, después de todo este tiempo añorándote y rezándote en la distancia, ¡vida mía!

Elegancia del dolor, de tu pecho enjoyado, y una corona dorada, que por no rozar tus dedos, dejaría que sus espinas se clavaran en las mías. Pura tu mirada, amargas tus lágrimas, esas que besan tus mejillas y adornan de cristales tus pestañas.

Y dime ¿ahora qué?

Dime qué hago, ahora que te he sentido,

ahora que solo queda el recuerdo

y el aroma de tus manos.

Dime qué hago, que he caminado a tu lado,

yo que he quedado atrapada en tu perfil

y he volado junto a las palomas de tu manto.

Yo, que sin ser cordobesa, he ido a buscarte y te seguí durante horas. Yo, que te lloré de emoción en cada esquina, en cada plaza y en cada marcha. Yo que me marcho llena de ti…yo que he regresado a Sevilla enamorada de ti.

Eres el arco y la cúpula que corona,

eres del cielo el azul,

eres del azulejo la buganvilla

y de la vida la luz.

Eres la flor que entre los árboles asoma,

eres la brisa de la tarde,

eres emoción del que te aclama

¡y de mi corazón Reina y Madre!

Eres de Córdoba paloma,

que vuela y se aloja en los corazones,

flor de eterno aroma

y Madre de los cordobeses.

Y pasen los años que pasen,

no importará la distancia,

porque yo allí me quedé contigo

¡Y con tus Dolores, Señora!”

María del Amor Rasero Zárraga










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