Pascal era rociero. Antonio Sánchez Carrasco

Decía el filósofo francés Blaise Pascal:" La razón es que, aun cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloría eterna."

En esa apuesta Pascal apostaba por el pragmatismo para tener Fe. En el sur y especialmente entre cofrades, rocieros y creyentes, la Fe se sobreentiende, somos creyentes sin pensar en el premio final, como le pasaba al francés.

Cuando estuve leyendo e investigando para mí libro sobre el Rocío de la editorial Almuzara hace un par de años. Sí algo me quedó claro es que algo ´hay donde habita la Virgen de las Rocinas que mueve a la Fe con mayúsculas.

Desde la devoción a una Virgen que se ha mantenido en un cruce de caminos entre Huelva, Sevilla y Sanlúcar de Barrameda. En un lugar que tendría el núcleo urbano más cercano a tres leguas o quince kilómetros, que a pesar del impulso económico de la herencia de Baltasar Tercero, seguía estando a esa distancia. Pasando por los sucesos del Rocío Chico, que llámenlo casualidad o milagro frenó a un ejército francés que venía a pasar a cuchillo al pueblo de Almonte.

Tantos exvotos, tantas hambrunas y sequías con la Virgen en el pueblo. Ahora aunque de manera indirecta la Virgen como antaño pasa las penalidades al lado de Almonte.

Por eso cuando el pasado domingo, vi la foto que acompaña a estas letras en la parroquia de Villamanrique se me vino a la memoria Pascal. Sin duda debemos de creer en la ciencía y en la medicina,  para superar la pandemia pero no debemos de arrinconar la Fe los que la tenemos. Para luchar contra lo malo de este mundo todas las fuerzas son buenas. Rezamos un instante ante el Símpecado de la más antigua pensando en la cercanía de Almonte y en aquel día que abran la circulación entre provincias para poder rezarle a aquella Virgen que siempre nos tiene en su memoria.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.