La pasión del bostero. Antonio Sánchez Carrasco

La mañana se levantó plomiza el 26 de noviembre. Con ese afán que tiene San Pedro cuando le da por abrir el grifo en Sevilla, llovía y llovía sin más. Sebas levantó el teléfono, tenía la voz de cuando se te muere alguien cercano. Sevillano de los que nacen en Argentina, tenía que aguantarme cada vez que me cruzaba con él por la ciudad y le gritaba, aúpa River. Aquí si se permitía esa guasa, Él bostero de los de Boca sabia que aquí esa guasa era permitida.

– ¿Como vas Flaco?.

– Tu sabes se murió el Diego.

Conversamos un rato me hablaba del futbolista, no del engendro que vomitó el futbol. Sebas lo tenía claro Argentina es un país joven. Él llegó aquí en 2002 y todavía alucinaba al ver cosas como la Giralda o el Alcázar. Cosas que conocía de libros. La pasión por la Semana Santa es algo que no todo el mundo aprecia. No todo el mundo puede apreciar la belleza de la Candelaria, ahí se hizo el silencio,... porque toda la Semana Santa es bella, pero ver venir la Candelaria..., eso te da una entidad, una forma de ser, unos cariños y unos recuerdos que te forjan como persona. Eso hizo el Diego en la Argentina. En un país donde como iconos históricos tienen a Gardel y a Evita y ahora murió el Diego. Aquí tienen la suerte de que la fe se ve.

Me sorprendió mucho la comparación entre la Semana Santa de Sevilla y Maradona. El sábado si Dios quiere voy para el centro y como uno es animal de costumbres desayunaré en el bar Candelaria, el lugar donde trabajando tras de una barra, mi amigo el bostero descubrió su alma sevillana.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.