Arte Sacro
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SPQR. Palimpsesto sevillano. Antonio Sánchez Carrasco


"De siempre eso ha sido así", "eso ha sido así toda la vida", "las cosas son como son" y "eso es asín", son expresiones que estamos acostumbrados a oír en esta Ciudad. Expresiones por las que se asume que las cosas son como deben de ser y desprenden un matiz de inmovilidad ¿o no?.

En Sevilla se asumen costumbres y tradiciones como eternas aunque no tengan más de 50 o 60 años. Es la Ciudad en la que un palimpsesto sirve para recordar. En los comercios y tascas sobre todo, " ahí había un despacho de vinos..." "en esa esquina una mercería donde compré el primer escudo del Baratillo"..., nuestro recuerdo sirve al fin de evocar aquella tablilla sobre la que se reescribía y que da título a estas letras.

La Semana Santa no es ajena a esa reforma temporal aunque aquí parece todo lo contrario. Claros son los ejemplos, todo empezó camino de un humilladero que pasaría a la historia por ser el más bebido del mundo, eso sí, fresquito y con dos dedos de espuma. Las Hermandades del Santísimo Sacramento llegaron  a tener más preponderancia que las cofradías de penitencia; la segunda Feria de Abril, creo recordar que se celebró, Lunes, Martes y Miércoles Santo, por aquello de la ausencia de cofradías aún en esos días. Y si camino más cerca en el tiempo, la Semana Santa de mis veinte años, la recuerdo más solitaria. Con cofradías por calles en las que circulaban solas. No se levantaban móviles, ni en la Madrugá del Señor temías ningún tipo de inseguridad.

Pero todo es mudable. Salvo la devoción. Nada que no sea el amor a Cristo y a su Madre debe de estar a salvo de esa parte modificable en la historia de nuestro universo. La celebración de la Pasión de Cristo debe de tener esa capacidad de alterarse en su forma que no en su fondo y llegar hasta en los tiempos de pandemia. Tampoco podemos pretender cambiar por cambiar porque al fin y al cabo una tradición es una tradición y no siempre una adaptación es buena idea.

A veces sentados en un bar con una copa de generoso nos fijamos en aquella foto del Señor del Gran Poder, el gran palimpsesto sagrado. Una imagen de 1620 que se ha ido reescribiendo con el paso de los años. Con los esfuerzos de sus hermanos y con una ristra de deseos y oraciones que han ido dándole forma a la fe en un Nazareno vencido pero que tiene la virtud de asumir nuestras cargas, y día a dia, hora a hora reescribirse entre sus manos, nuestros deseos, súplicas, ruegos, emociones..., convirtiéndose el Señor en el perfecto palimpsesto de la Fe de Sevilla.

El Señor que de cerca parece respirar y es que quizás sea el aliento de tantas vidas y no el viento el que a veces mueva su túnica.

SPQR: Sevilla Patriaque Rumore.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










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