Tu Pregón ante el Altísimo. Jesús Méndez Lastrucci

Pascual, dicen aquí abajo que siempre serás el eterno pregonero del atril del Maestranza, pero digo yo, ¡qué poco importa eso ahora!, ¿y antes? ¡Si tu vida entera ha sido un pregón a Sevilla!

Tu presente dice que te preparas para pregonar ante el Altísimo. La prueba más grande entre las grandes, ante las mismas puertas de la eternidad. Ya en su umbral, estás a punto de traspasarla de sevillanas maneras.

Te imagino preparado para cruzar el puente imaginario de tu Calzá celeste, para besar unas manos maniatadas, las del Cautivo Coronado y manso de Amor. Encarnación del Verbo Encarnado y hecho hombre, el cual proclama que el Cachorro de Dios Expirante, te ha visto subir al cielo con sus pupilas extasiadas. Confiesa que lo has hecho por las escaleras de Jacob. Quitapesares de tu dolor, donde añade que, mientras subías, pregonabas tu exilio a la Gloria.

Pascual, te pedimos que no dejas de mirar el cielo azul de esta tierra Mariana, malas puñaladas para quien te olvide, porque será como olvidarse de Sevilla. En Híspalis, no sólo se reza cantando, hoy lo hace llorando. Llorándote en mil poemas, buscándote en mil recuerdos, en la ciudad a la que pregonaste a pecho descubierto, y siempre con tu corazón en la garganta. La que de tanto quererla, se quebró en un letargo de un sueño eterno.

Se escucha tu eco desde tu barrio de pequeño, calzada maniatada, donde te vieron crecer hasta verte en lo alto de tu talento, coronado de prosas y versos; de pregones y espectáculos. Allí donde se detuvo el tiempo en las cuatro de la tarde, es también donde la piadosa Sangre de todas las bondades, se alza en mil vuelos. En San Benito Abad, se le hinchan las venas de las manos al Dios de carne y madera, por tenerte a su lado. Al extremo de pedirte que lo desates para fundirse contigo en un inmortal abrazo. Consumado, tu voz resuena en San Antonio Abad, donde el Silencio enmudece al mismo silencio, pues ya eres su cirineo eterno. Así puedes aliviar el peso de su Cruz de carey del cielo y plata de tu propia piel.

“Dios es el que manda”

Así te expresabas en una entrevista que te hizo Víctor García Rayo el pasado mes de octubre. Una entrevista donde dabas muchos titulares, bajo el crisol de la verdad.

La verdad es que te has marchado soñando volar y has dejado huérfana a toda una ciudad, donde su Giraldillo, no dejará de buscarte entre sus calles. Nosotros, te seguiremos encontrando allí donde se escuchen tus letras, tus sevillanas, las que ahora, ahí arriba, se escuchan con el acento de tus adentros.

Al escucharte, te vendrán a acompañar tus familiares y amigos que en el cielo tienen su morada. De entre ellos destaca una voz potente, es la de Pepe Peregil que te hace un quite, hasta ponerte frente al Trovador, que a pesar de tener las gafas empañadas y llenas de recuerdos, te ha compuesto un compás de gloria para ti.

La suerte que tiene ese cielo, además de tenerte, de teneros, es que las nubes están cargadas de arte y eternidad.

Vívela y exprime su jugo, deseo que encuentres muchos angelitos negros y con tus maracas, tu guitarra y tu talento, llenes de luz tu nuevo cielo.

Jesús Méndez Lastrucci