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Jueves pastoreños. Un Agosto en Santa Marina. Francisco Javier Segura Márquez


El mes de Agosto viene siendo, desde hace ya más de setenta años, tiempo de descanso, en el que todos aquellos que pueden se marchan de la Ciudad, para evitar sus calores y someterse al descanso merecido durante todo el año. La Novena de Nuestra Señora de los Reyes, Patrona de Sevilla y su Archidiócesis, y la posterior Octava, así como los besamanos previo y posterior articulan las Celebraciones Religiosas sevillanas. La Hermandad de los Negritos, con su Triduo en la Festividad de los Ángeles y algunas Funciones aisladas configuran un mes en el que desciende toda actividad.

 

Nuestra Hermandad aprovecha también este espacio corto de tiempo para la limpieza y preparación de sus enseres, abordándose siempre, entre muchos de los hermanos que frecuentan la casa de la calle Amparo todo el año, el recuerdo de aquellos Agostos del pasado en los que, con el día 15 de Agosto, Solemnidad de la Asunción, comenzaba el tiempo grande para terminar con la Procesión de la Titular, cuya Salida oscilaba entre los días 24 a 30 de Agosto, como culmen de la Octava Asuncionista, en cuyo compás de espera se incluía el Jubileo Circular de la Hermandad, asignado a los días 25 a 27 de Agosto (hoy sigue vacante). Imaginar estos preparativos, y ese calendario, se antoja casi imposible en la actualidad, por los ritmos vitales de la Ciudad. Lo más similar que podemos seguir viviendo es el inicio de la Novena el 30 de Agosto, cuando el día 8 cae en Domingo y en esa jornada celebramos la Fiesta Principal de Instituto, pero resulta harto complicado retornar a esas fechas plenamente agosteñas.

 

En 2018 la Hermandad quiso recuperar puntualmente estos antiguos usos, ofreciendo en la mañana del 15 de Agosto la Misa en la Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, con veneración de la Titular en el Camarín tras la Eucaristía, aprovechando la tradicional ruta de visitas a las Imágenes de Santa María del Tránsito (Pozo Santo, Santa Rosalía y últimamente Convento del Santo Ángel en la calle Rioja). La iniciativa resultó ciertamente exitosa como experiencia, y así la disfrutamos en aquella ocasión.

 

Hoy hemos querido imaginarnos cómo sería el calendario de la Priostía y la Mayordomía de la Hermandad durante aquellas Novenas en Santa Marina. La primera, como sabemos, tuvo lugar en 1714 ante el Altar del Monte (el Risco) y con el Ejercicio escrito por el Padre Fray Isidoro de Sevilla. La fecha de inicio siempre era el día 15, lo cual tiene cierta explicación y fundamento. No podemos olvidar que la Parroquia celebraba a Santa Marina el día 18 de Julio, por lo que era imposible comenzar el montaje del risco antes de esa fecha. A finales del mes, según nos consta en las actas y libros de cuentas, comenzaba el montaje del Risco, siempre encomendado a profesionales en este tipo de actividades, que contaban con la dirección del Prioste y el Mayordomo, así como con su colaboración estrecha para disponer de todo tipo de elementos naturales y artificiales que cada año se guardaban en el almacén destinado a ello (hoy Casa de Hermandad de la Sagrada Resurrección).

 

En la preparación de todo ello se enfrascaba la Hermandad cuando hacía su entrada el mes de Agosto, sin olvidarnos de la Fiesta que suponía para el barrio el día 31 de Julio, especialmente a partir de 1731 con la llegada del Noviciado de los Jesuitas y la construcción de la Iglesia de San Luis de los Franceses. Los primeros días del mes ya eran de trasiego total y absoluto, pudiendo afirmar que, durante gran parte del siglo XIX, todo estaba ya preparado para los días 7, 8 y 9 de Agosto, cuando tenía lugar, por ser trasladado de fecha, otro turno de Jubileo Circular. En la primera quincena había que vestir la Iglesia, adornar el coro, colgar de damasco las columnas, alfombrar el suelo, disponer la Mesa de Gobierno y preparar el coro para los músicos y cantores, cuyo número iba en aumento, llegando al paroxismo en 1883 con el estreno de la “Misa a 3 y 5 voces” del Maestro Francisco José y Feo, que requirió importantes ensayos y que fue terminada de escribir “el 10 de Agosto a las 3 de la tarde”. Puede imaginarse el estrés de los intérpretes para dominar sus pasajes.

 

Había que preparar los dulces para los niños cantores, el chocolate para los predicadores y el protocolo del convite, siendo la Secretaría la que se encargaba de extender cédulas de convocación con la correspondiente orla impresa, tanto a los hermanos, como a las Autoridades y Congregaciones Religiosas que habitualmente participaban, ya fuera en la Novena o recibían a la Divina Pastora en su Procesión. Hasta 1883 (aunque no sabemos la fecha en la que esta costumbre se tomó, quizás en torno a la Olimpíada de la Corte en Sevilla entre los años 1729 y 1732), la Hermandad celebraba primero la “Novena de Iglesia” y, a continuación la llamada “Novena del Estrado”, en las dependencias de la Hermandad, para los miembros de Junta, las camareras y los más vinculados a la Corporación.

 

Fue el Mayordomo don Miguel del Olmo quien terminó, en 1883, con esta duplicidad, al conseguir de la Santa Sede, en virtud del Breve firmado por León XIII,  la Fiesta de la Madre del Buen Pastor para toda la Iglesia de Sevilla. Creemos que esta Novena del estrado puede tener también su origen en los Cultos que, con motivo de la Fiesta de los Dolores de Nuestra Señora, en torno al día 15 de Septiembre, celebraba la Cofradía de la Sagrada Mortaja, la cual durante muchos años aprovechó la ambientación naturalista del Risco (Calvario a lo glorioso) para evocar el ambiente del Gólgota en que su misterio se desarrolla. Al deber retirarse la Divina Pastora “algo más rápido de la cuenta”, posiblemente los hermanos y devotos de mayor frecuencia e intimidad deseaban honrar a la Divina Pastora con algunos días más de compañía y devoción.

 

La novena discurría siempre en dos horarios paralelos: la Misa matutina y la Paraliturgia vespertina, en la cual se volcaba el mayor esfuerzo en predicadores, música, etc. El Domingo intermedio (entre el 16 y el 22 de Agosto), infraoctava de la Asunción, tenía lugar la Fiesta Principal de Instituto con Misa de Comunión General y Protestación de Fe.

Progresivamente, tanto la Novena como la Fiesta Principal se fueron retrasado hasta terminar celebrándose dentro del mes de Septiembre, como ya ocurriría en 1903 durante los fastos del Bicentenario Fundacional. En la mañana de la Función se celebraba el desayuno tras la Eucaristía, retirándose los fieles al descanso hasta la tarde cuando continuaba la Solemne Novena en honor de la Divina Pastora.

 

Los años en los que la novena terminaba el Domingo 23 de Agosto eran los que llevaban la Procesión de la Divina Pastora a una fecha más tardía. Hasta el 30 de Agosto se retrasaba la Salida, que se podía preparar con comodidad una vez concluían los Cultos. La Salida, que solía tener lugar entre las tres y las cuatro de la tarde (no piensen en el calor) era un verdadero acontecimiento y congregaba la presencia de Autoridades, Clero y otras Hermandades en un cortejo que tuvo, como protagonistas imprescindibles, el Estandarte del Duque de Osuna portado por la Real Maestranza de Caballería, así como las andas de la Divina Pastora, a las que durante algunos años se añadieron las de Santa Marina y San Miguel Arcángel. 

El día 31 de Agosto, durante el siglo XVIII, o el Tercer Domingo de Septiembre, como ya venía pasando durante el siglo XX hasta al menos 1935, ya había terminado todo.

Nuestra Hermandad vive ahora, de otra forma y modo, ese tiempo ilusionado. No te olvides: te seguimos esperando para seguir dando forma al sueño de nuestras Fiestas en honor de la Divina Pastora. ¡Gracias de antemano por tu presencia!










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