La Hdad del Rocío de Sevilla celebró la clausura del Centenario de la Virgen del Rocío del Salvador

Fco Javier Montiel. El sábado 17 de septiembre, la Hermandad del Rocío de Sevilla celebró una misa solemne como colofón del Centenario de la Santísima Virgen del Rocío del Salvador, presidida por el Arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, en la Iglesia Colegial del Salvador y que fue cantada por el coro de la Hermandad que además interpretó el Himno del Centenario compuesto por el hermano de la corporación rociera, Josemi Muñoz.

La llegada de la Virgen del Rocío al Salvador es un acontecimiento crucial para la historia de la Hermandad ya que supone el germen de la devoción rociera en esta feligresía y el origen de la fundación, en 1934, de la Hermandad del Rocío de Sevilla.

Para esta ocasión tan especial, la Virgen del Rocío se encontraba situada ante el retablo de Cayetano de Acosta, en un elegante altar instalado por la priostía de la corporación rociera, portando en su mano la Rosa de Pasión, embajadora de los Donantes de Órganos.

Al acto asistieron el Tte Gral Jefe de las Fuerzas Terrestres, Coronel Jefe de Defensa de Andalucía, delegada de cultura de la Junta de Andalucía, delegado de las hermandades del Rocío del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, los hermanos mayores de las hermandades del Rocío con sede en Sevilla, además representaciones de la Hermandad de Pasión, archicofradía del Amor, Hermandad de Ntra Sra de la Antigua, Hermandad sacramental de San Bernardo, Hermandad de la Redención, Real Hermandad Servita y junta de gobierno y devotos de la hermandad del Rocío de Sevilla.

El Arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, habló en su homilía sobre la necesidad de reflexionar sobre muchas cosas, primeramente en lo que es propio en cualquier aniversario, cien años son muchos años y se preguntaba si es suficiente motivo. También habló sobre la riqueza emocional y en que la confianza principal de nuestra vida la debemos poner en Dios y en María la Virgen, y en los hermanos con los que compartimos el camino de la vida. Nos alentó a vivir con pasión, con intensidad y que quedemos en manos de la Virgen del Rocío.