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Jueves pastoreños. La Maternidad Divina desde el Belén Monumental de la Hermandad. Francisco Javier Segura Márquez


En esta Víspera de la Fiesta de la Sagrada Familia, que ocupa el corazón de la Octava de Navidad, preparamos, desde el Jueves Pastoreño, la celebración de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, culmen de la Octava que imprime carácter mariológico a las celebraciones de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. Aunque la Maternidad Divina fue incluida en el Calendario Litúrgico en 1931, por disposición del Papa Pío XI. Se eligió para celebrarla el día 11 de Octubre, fecha de la clausura del Concilio de Éfeso, que proclamó a María como verdadera Madre de Dios. Posteriormente, pasó al día 1 de Enero, aniversario de la consagración de la Iglesia de Santa Maria Antiqua al Foro Romano, celebrándose por vez primera en su nueva fecha el año 1970, tras la reforma propiciada por el Concilio Vaticano II.

 

Con ello, la antigua Fiesta de la Circuncisión del Señor perdió su sentido original, dotándose de mayor sentido cristológico el ciclo de la Epifanía del Señor, que abarca las Ferias de Navidad hasta el Bautismo, que se conmemora en el Domingo posterior al 6 de Enero, inaugurando el Tiempo Ordinario. En él, tendrá un lugar específico la Fiesta de la Presentación del Señor al Templo, que el día 2 de Febrero marcará un hito singular en el año cristiano antes de la preparación cuaresmal para la Pascua. Nos interesa en esta ocasión, como dijimos la fecha del 1 de Enero, como conclusión de la Octava de Navidad y el tiempo que transcurre hasta el Bautismo, que este año celebraremos el próximo día 8 de Enero.

 

Desde la Noche Santa de Navidad hasta dicha jornada, nuestra Capilla se mantendrá presidida por el Belén Monumental, que centra nuestra Amantísima Titular, como vemos en la primera imagen, representando, junto al Patriarca Bendito, Señor San José, el Nacimiento de Jesús y su adoración por parte de los Santos Reyes Magos. Una vez más, las imágenes elegidas para esta representación son la del Santo Esposo, que recibe Culto continuado en nuestra Capilla, especialmente la tarde de cada Miércoles, que es el día semanal consagrado a su veneración, así como la del Niño Jesús, Luz del Mundo, obra de Salvador Madroñal Valle que fue bendecida en 2011 para acompañar, tanto a San José como a la Santísima Virgen en los momentos más oportunos. Como sabemos, este Niño Jesús se alterna con el que, en actitud estante, fue realizado por Juan Ventura en 1981, que se presenta con frecuencia ataviado al modo de Zagal Real con sus prendas características.

 

El grupo de la Sagrada Familia se observa acompañado del grupo de los Santos Reyes Magos, realizado en dos fases por el maestro imaginero don Jesús Méndez Lastrucci, que tuvo a bien cedernos estas obras para su empleo continuado por parte de la Hermandad en sus montajes navideños. A la primera fase pertenecen el Rey Baltasar -al que vemos en la segunda imagen- y el Rey Melchor, que contemplamos en la tercera. La Imagen del Rey Gaspar, arrodillado ante el pesebre, pertenece a la iniciativa particular de nuestro anterior Hermano Mayor, don Gabriel Solís Carvajal, que tuvo a bien donarlo para completar el conjunto de Santos Reyes Magos de Oriente. Todos ellos se presentan vestidos con ricos ornamentos pertenecientes al ajuar de la Hermandad, que completa el atuendo que les ofrece las túnicas que cede cada año la querida Hermandad de Montesión.

 

Como hemos dicho anteriormente, vemos en la tercera imagen el perfil del Santo Rey Melchor, que en actitud itinerante se acerca hacia el Portal, el cual viene a enmarcarse con los hermosos candelabros de metal forjado sobredorado cedidos por nuestro hermano don Diego Jesús Geniz Velázquez para su empleo en diferentes Cultos y celebraciones de la Hermandad. El exorno floral lo componen las tradicionales Flores de Pascua. Una cincuentena de macetas donadas por diferentes hermanos y devotos de la Santísima Virgen, junto a diferentes elementos artificiales que ayudan a recrear e incrementar la decoración propicia para estas fechas, componen el adorno de la Capilla, que se transfigura completamente con motivo del Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.

 

Como elemento destacado del montaje efímero del Belén Monumental, destaca sin duda, como vemos en la cuarta imagen, la cascada de ofrendas que, como depositadas allí por los pastores anunciados por el Ángel, vienen a representar los dones que, como cristianos, hemos de poner a los pies del Señor para que los bendiga y conviertas en obras grandes por su Misericordia. Entre los dones, también donados y ofrecidos por muchos hermanos nuestros en la tradicional “Ofrenda de los Pastores a la Pastora”. 

A los pies de la Santísima Virgen, junto a una gran hogaza de pan artesano que ha sido donada por un devoto desde Talavera de la Reina para que luzca a las plantas del Divino Redentor, encontramos, en la quinta imagen, una bandeja de naranjas, que como fruta cítrica representan, a los pies de Jesús, el crecimiento y la maduración intelectual de ese Niño que ha crecer “en estatura y en gracia” como nos relatan los Santos Evangelios. En muchas obras de la pintura flamenca, de hecho, veremos al Niño Jesús portando naranjas en sus manos. Se considera al naranjo como árbol incorruptible y se le asocia así a la Vida Eterna.

 

Algo similar ocurre con la bandeja de limones que, junto a la piña y las manzanas, ostenta el protagonismo vegetal entre las ofrendas, que contemplamos en la siguiente imagen. Son los limones, al igual que las naranjas, frutas de la familia de los cítricos, y ha servido para representar las virtudes de la Santísima Virgen María (su aspecto luminoso y su olor fresco), como vemos también en cuadros llenos de simbología producidos entre los siglo XV y XVI a lo largo de toda Europa. Las manzanas, verdes y rojas, arrancadas del árbol, son el pago de la humanidad caída al Redentor que ha de vencer al pecado original. La piña, signo de hospitalidad y de esplendor, viene a redundar lo anteriormente expresado, figurando junto a todas las frutas una selecta colección de dulces y golosinas, destacando la caja de mantecados de “La Flor de Rute” que cada año proporciona a la Hermandad los productos personalizados que llevan en la tapa la Imagen de la Divina Pastora por muchos rincones de Andalucía y España.

 

Son frutos de diferente carácter, junto al cordero del Ave María que figura en las andas procesionales, las cerezas y las castañas que se exponen en sendos canastos y recipientes para su contemplación a los pies del Rey Baltasar, y que vemos en la séptima imagen. Un guacamayo, posado en su brazo, parece ser asediado por la figura de un simpático gato blanco, signo del poder y del ambiente sobrenatural en que se desarrolla la Natividad y la Epifanía de nuestro Señor Jesucristo. Las cerezas representan la belleza y la pureza de María, las castañas nos recuerdan cómo, tanto en la antigüedad clásica como en la Edad Media, se las consideraba un alimento fundamental. Puestas a los pies de Jesús, que es Pan del Cielo para la Vida sin término, queda también cancelado su valor dado que es Jesús Eucaristía el único que alimenta las Almas para la Eternidad. 

A los pies del Belén encontramos, como refleja la octava imagen, una hermosa “canastilla” que contiene todas las prendas que necesita un bebé para los primeros meses de vida. Este regalo, tan femenino, recuerda la labor de muchas madres y abuelas ante el nacimiento de sus hijos y nietos, y se completa con el simbólico detalle de una corona para Jesús, Rey del Universo, y un simpático oso de peluche, que recibe el nombre de Leandro, que uno de nuestros hermanos cede anualmente para que figure como infantil ofrenda al Niño Dios.

 

Todo ello no tendría sentido para nosotros si no lo empleamos como retablo para el Misterio Eucarístico. Es por ello que el montaje del Belén vemos, en la octava imagen, cómo se centra en la mesa del Altar que, orientada hacia Dios con la presencia del crucifijo que preside la Eucaristía, adornado con flores de talco y escoltado por el juego de sacras que conmemora su uso por parte del Sacerdote celebrante en el transcurso de la celebración de la Santa Misa. El Altar se nos presenta vestido de color oro, con un hermoso mantel con hermoso encaje, convenientemente cubierto con el lienzo rojo que protege los paños sagrados de cualquier exposición física antes de la Eucaristía. Ante él presidió la Eucaristía nuestro hermano, el Rvdo. Sr. Don Francisco Moreno Aldea, Pbro., que también consagrará Misa Solemne el día 1 de Enero en honor de Santa María Madre de Dios, así como en la Solemnidad de la Epifanía completando el ciclo.

 

Todo ello nos ayuda a centrar la mirada en el Misterio de la Natividad representado en las Sagradas Imágenes de Jesús, María y José. La Divina Pastora luce manto celeste de brocado, donado por nuestro hermano don Miguel Ángel García Raposo y familia, así como saya de raso de seda en tono rosado, con bordados de trajes de toreros en plata procedentes de la donación de un traje de lidia por parte de nuestro hermano Don Juan Martínez Alcalde (q.s.g.h.). Cubre su cabeza con hermosa mantilla de encaje, cedida por nuestro hermano don Diego Jesús Geniz Velázquez, y porta sobre las sienes la hermosa corona rocalla, la cual le fuera impuesta el pasado 24 de Junio por nuestro antedicho hermano sacerdote, Rvdo. Sr. Moreno Aldea. En la mano, luce el ramo de azucenas bordado en oro, donado en 2014 por Don Samuel Ortega Castilla, mostrándose el cayado plateado, estrenado para el año 2010, hacia la parte posterior del camarín, junto a una consola barroca en la que aparece también el sombrero de encaje de bolillo en oro, donado en 2006 por N. H. D. José Espadero Sánchez García. Completa y equilibra el conjunto un pedestal dorado con jarrón de cerámica oriental, donado por nuestra hermana Doña Rosa María Márquez Guerrero, que sostiene un ramo de flores de talco.

 

Para la imagen del Niño Jesús, se ha escogido la túnica de brocado rojo y para San José, además de su túnica morada y manto de color ocre, propios de su iconología, una corona de plata en su color, cincelada y repujada, que ha sido cedida por la Hermandad de Nuestra Señora de Valvanera, Patrona del Barrio de la Calzada. La cuna, vacía, queda recamada de ricos tejidos y adornada de rica simbología de lo sagrado y celestial que envuelve todo el montaje del Belén Monumental, que ha sido posible gracias al esfuerzo y dedicación del equipo de Priostía que coordinan, de forma magistral, nuestros hermanos Don Álvaro Martín González y Don José Antonio Crespo Jiménez. A ellos les damos nuestra más cordial enhorabuena. Les emplazamos al próximo Jueves, ya el primero de 2023, en el que haremos un recorrido sobre la vestimenta de la Divina Pastora a lo largo del todo año. Aprovechamos para desearle la mejor de las venturas para el Nuevo Año que comienza, que viviremos, Dios mediante, siempre a las plantas de María, Madre del Pastor de los Corderos, Cristo Jesús, Señor Nuestro, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos.










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