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El cardenal denuncia la imposición de un «laicismo beligerante contra lo religioso». Fernando Carrasco. ABC Sevilla


La homilía de monseñor Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo de Sevilla, en la función con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, celebrada en la mañana de ayer en la Catedral, sirvió para que el prelado hispalense mostrase su preocupación por la situación actual de la Iglesia católica en un panorama de claro avance del laicismo, que a su entender intenta imponer su doctrina en detrimento de las convicciones cristianas y católicas.

Así, Fray Carlos Amigo denunció que «es verdad que tenemos serios motivos de preocupación cuando aparece ese empeño en imponer, casi como principio incuestionable, un laicismo beligerante contra lo religioso, así como una moral individualista carente de toda norma objetiva».

Frente a ello, monseñor Amigo fue también tajante, al señalar que los católicos «ni podemos renunciar a lo que son las fuentes de nuestra fe, ni tampoco a las verdaderas raíces de nuestra cultura, de nuestra historia», si bien fue de la opinión de que «ello no quiere decir que no tengamos que estar abiertos y llenos de comprensión y respeto a los que tienen otras ideas, otros modos de comportamiento religioso y social».

«Ofrecer lo que tenemos»

Igualmente, el cardenal arzobispo de Sevilla precisó que la Iglesia, a lo largo de su historia, ha sabido ofrecer, de manera humilde, lo que tiene. Es por ello que, ahora, «no se nos puede pedir que renunciemos a ofrecer públicamente nuestros convencimiento religiosos y de hacerlo de una manera humilde, positiva y convincente. No se trata de imponer a nadie ni nuestras creencias religiosas, ni nuestra moral, simplemente ofrecemos aquello que tenemos».

Dejó claro, asimismo, que «no es el momento de mirar atrás añorando tiempo aparente o realmente más fáciles y más fecundos», y recordó que «Nuestra existencia, nuestra historia es imposible sin Dios. No solo se derrumbarían las más sólidas y queridas tradiciones religiosas, culturales y morales, sino que nos quedaríamos sin luz para responder a los interrogantes más importantes y al mismo sentido de nuestra existencia».

Igualmente, el prelado se refirió a las palabras del Papa Benedicto XVI en las que decía que «se ha puesto en nuestras manos una Iglesia más valiente, más libre y más joven, no ha sido para resistir ante los acosos de unas posibles y difíciles circunstancias históricas, pues la Iglesia no existe para adaptarse al mundo, sino para poner la semilla del Evangelio en el mundo».

En este sentido, monseñor Amigo fue de la opinión de que «ello no quiere decir, en forma alguna, que olvidemos las preocupaciones y sufrimientos de las gentes de nuestro tiempo, sino que les ayudemos a superarlos con el compromiso social y con la esperanza que brotan del mismo evangelio».

Función solemne

Las palabras del cardenal arzobispo tuvieron eco en la gran cantidad de fieles que acudieron ayer al Templo Metropolitano a la celebración de la función solemne con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, que tuvo lugar en el altar mayor del Templo Metropolitano y contó con la presencia de la Corporación Municipal, al frente de la cual estuvo el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, así como varios miembros del equipo de Gobierno y concejales del PP y PA, no acudiendo, como es costumbre en este partido, los de IU.

Procesión distinta

La exposición que se dedica al beato Marcelo Spínola, y que coge la zona cercana a la Puerta de Campanillas, hizo que tuviese que variarse la procesión de entrada.

Es por ello que el cortejo partió de la llama Sacristía de los Cálices para recorrrer las últimas naves de la Catedral, pasar por delante del Altar del Jubileo y llegar hasta la Capilla Real. Allí se cantó y rezó a la Virgen de los Reyes, Patrona de la Ciudad de Sevilla. Posteriormente, el cortejo volvió sobre sus pasos y, a la altura del Altar de Laureano de Pina, enfiló hacia el altar mayor del templo catedralicio.

En la procesión participaron, como es costumbres, los niños carráncanos de la Archicofradía Sacramental del Sagrario -algunos de los cuales no podían evitar bostezar por lo temprano de la hora-; los miembros de esta corporación, el Cabildo Catedral, que precedió al cardenal arzobispo, acompañado del vicario general de la Archidiócesis, Francisco Ortiz Gómez, y los miembros de la Corporación Municipal, cerrando el cortejo un escuadrón de gala de la Policía Local.

Indulgencia plenaria

Al finalizar la ceremonia, que estuvo amenizada por el coro de la Catedral así como por el maestro organista del Templo Metropolitano, José Enrique Ayarra Jarné, el cardenal arzobispo de Sevilla, impartió la bendición apostólica que concedía, asimismo, indulgencia plenaria para todas aquellas personas que se encontrasen en la ceremonia religiosa, así como para aquellos «que han seguido la función por televisión desde sus casas».

La solemnidad de esta ceremonia, que contó con una presencia importante de fieles, tuvo su continuidad por la tarde, cuando los niños seises bailaron y cantaron a la Inmaculada Concepción, acto que repetirán todos los días de la octava en su honor, hasta el día 16 de diciembre inclusive.

Igualmente, ayer fue un día en el que miles de sevillanos cumplieron con el rito de acudir a los numerosos besamanos de imágenes.

www.sevilla.abc.es










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