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Ya queda menos. Velada toledana en San Gregorio. Alberto De Faría Serrano


 Hoy es el día.  Dia D. De decisivo. D de determinante. Precisamente esta noche. Noche H. H  de helada como la temperatura  que se le puede quedar en sus carnes a más de uno. H de Hermanamiento que puede quedar patente. O h de histórico. El pleno que tanto esperaban por varios barrios y neocorporaciones se presume tenso y divergente. También movidito. No duden que lo será y traerá cola. Como la de la túnica del Calvario. Más que su preludio.

Si o No. No hay más elección. Refrendo o enfriamiento. Para bien o para mal, para tratar de encontrarle un ápice de comprensión a éste o para acertar con los días adecuados para aquél, el invierno que nos queda, vendrá monopolizado por la urdimbre vectorial de lo que hoy suceda. No sabemos cuántos papelones de pescaito se expedirán en la freiduría de García de Vinuesa. Ni cuántos calditos bien templados de Las Lapas. Lo que si sabemos a estas alturas es que la indigestión generalizada tras la elección del pregonero puede quedarse en un simple flemón tras hincarle el diente a un muy duro hueso de roer. ¿Le meterán a  mano alzada a los muslitos de pollo? ¿Preferirán secreto ibérico? ¿Será difundido como chascarrillo al whisky o como pre(n)sa morada de fin de semana untada al roquefort o al gruyere como las paredes de la magna casa de San Gregorio 26? Habrá cuatro veces más comensales que en Octubre. En los refectorios conventuales de la Toledo medieval jamás hubo tanta concurrencia.

Mas allá de las contingencias, el gallo no se amilana ni se baja de su gallarda hidalguía en la torre de de Omnium Sanctorum. Hay expectación inusitada en el Polígono. Pero que estén tranquilos sus hermanos, fieles y simpatizantes. Cada día tiene su afán y el de hoy tiene sus cartas del destino bien marcadas. No es este el espacio para descubrirlas. Tiempo habrá  y ríos de tinta se verterán. No lo duden ni por asomo.

Son los asistentes a la velada a los que se dirigen hoy todas las miradas. Nuestros Hermanos Mayores son los que precisan hoy el máximo de aplomo y de templanza posible. La mayor de las punterías en virtud de la conciencia individual y colectiva que les dice. Sentirán desde muy de mañana,  el vértigo de la cera del cirio que se funde al encender el pabilo  y que se derramar por la muñeca de su ánimo.  También a quien más que menos  tenga determinada su voluntad. Cuanto más a los indecisos y que aguarden a escuchar a unos y a otros en el cónclave. Mírenles y no les toquen. En el nunca desdeñable ejercicio de introducirse en el pellejo ajeno, esta vez somos afortunados. La oportunidad y el ciclo las pintan así.  Es un día para arroparles. Para apoyarles más aun que el día que sobresalieron entre nosotros. Para que antes de ponerse en camino, miren fijamente a los ojos de su Titular y provean en meditación íntima un último deseo y una última introspección conceptual sobre la disyuntiva. Que el señor de la Salud y el de la Caridad   por ejemplo alumbren su paseo hasta la Puerta Jerez.   La Sevilla cofrade podrá demandarles después. Todo será coyuntural. Tan o menos efímero que las portadas del Corpus. Lo que no tendrá vuelta atrás será cuando se miren al espejo de sus conciencias. Que sea cada uno consecuente con él. Suerte. Ya queda menos.

Foto: J. A. de la Bandera










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