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150 años del descubrimiento de la primera representación de Cristo en la Cruz. Francisco Santiago


 Resulta curioso, seguro que todos alguna vez nos hemos imaginado que la primera representación de Cristo en la Cruz debió surgir de las catacumbas romanas, en un primer trazo de arte paleocristiano.

Pero la historia no nos dice eso, precisamente fueron los romanos y en su capital, los que hicieron una primera representación de Cristo en la Cruz , eso sí, muy lejos de lo que hubiéramos deseado los cristianos.

Como ya deben saber, los primeros síntomas de arte pictórico relativo al cristianismo no eran demasiado representativos, entre otras cosas porque consideraban la crucifixión de Jesús como algo humillante.

Tal y como ocurre hoy en día, en las ciudades de la Antigüedad estaba muy extendida la costumbre de escribir en el yeso de las paredes de las construcciones públicas o privadas, lo que hoy en día conocemos como graffitis.

En Roma, igual que en Pompeya, ningún edificio escapaba a la uña o la punta afilada de cualquier utensilio de un hombre ocioso. Donde había una superficie plana de mármol o yeso, allí se podía encontrar con toda seguridad pintadas con representaciones, palabras o caricaturas.

Es en el monte romano Palatino donde encontramos, concretamente en la que fuera conocida como domus Gelotiana, varias representaciones de este tipo y, entre ellas la primera representación de Cristo en la Cruz , descubierta en 1857 y que está actualmente en el museo Kircher.

La misma se corresponde con una caricatura de Jesucristo, del tiempo de la expansión del cristianismo en la ciudad, en el siglo I o, como muy tarde, en el siglo II. Cristo es representado con la cabeza de un asno, o posiblemente un caballo, en una cruz, y un sirviente está toscamente esbozado de rodillas y con las manos extendidas en actitud de plegaria; es una burla evidente: la figura con cabeza de asno es seguramente Jesús que podría representar la vieja calumnia contra los judíos de que estos adoraban a un asno. Si el cristianismo fue en un principio percibido como una variante del judaísmo es comprensible que fuera asociado con la crucifixión.

ALEXAMENOS SEBETE QEON
ΑΛΕΞΑΜΕΝΟΣ ΣΕΒΕΤΕ ΘΕΟΝ
ALEXAMENOS ADORA A SU DIOS

No esta claro si la segunda persona sebete debe entenderse como imperativo o indicativo ni por qué se eligió la segunda persona del plural a no ser que Alexamenos fuera entendido como representante de un colectivo. La transcripción del grafito en tercera persona del singular, SEBETAI, como algunos plantean no es una correcta lectura a pesar de que le da un sentido pleno.

Posiblemente esto se trate de un error fonético y la verdadera lectura del graffiti sea: “Alexamenos adora a su Dios”, en referencia  ala burla de un compañero a otro, que debía ser cristiano.

Bibliografía: Muñoz Molina, Salvador. Revista Saguntina, Vol. 1 – nº 1 (2005)










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