Arte Sacro
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En los Cielos y en Triana. Irene Gallardo


 Agoniza el Jueves Santo con su mantilla y su peina, con una Cruz de toallas crucificando la tarde. Se está fundiendo la noche con la eterna Madrugada, avanzando presurosa por los cirios y las cruces, por el esparto y las capas que anteceden al milagro que tiene sede en Triana.   

Hay una inquietud nerviosa por las calles de la cava, dicen que mañana Cristo se va a morir en Triana, pero aquí nadie lo cree. Aquí todo es el encuentro, con la vida, con el barrio, con los sueños y el recuerdo, con Dios que baja del Cielo y en el barro de Triana deja su huella de sangre, caído, pero valiente arrastrado por su suerte y por el triste destino que le deparó la vida. 

Concha, salió de su casa al encuentro de un recuerdo. Manuel, marino mercante, falta otra madrugada por avatares del mar, pero en los ojos de Concha y en las manos y en el alma, la presencia de Manuel se hace de oro alianza. Ni el mar ni las pleamares los separan un instante.

Ha cruzado el Altozano buscando a la Capitana de su alma y de su estirpe, a la que lleva en los pulsos y en la sangre de sus venas, la Esperanza de su vida, en la que siempre confía, a quien le cuenta sus cuitas y las tristezas varadas en la arena de sus carnes.

Se está inquietando Santa Ana, desde el sitial de los tiempos, casi las tres en la noche y en el reloj de los vientos… y la abuela de Triana se embriaga con el incienso que trae su hija en las andas. Santa Ana le dijo al “mudo”, que no apagara las velas, que cuando la Niña vuelva con la mañana serena, pueda ver que arde la cera porque su madre la espera.

Un sueño de capirotes, verdes de tanta Esperanza, se desvanece en el alma cuando la Virgen se acerca. Rumor de olas serenas, brisa que remonta el río y que llega de Sanlucar, naos de oro y de nácar, cobijando a la Pureza que en Triana tiene casa.

Reina y Esperaza nuestra, extiende tu manto verde, desde el río hasta la cava, del puerto camaronero hasta el Puente de Triana, desde el Zurraque a Santa Ana y de Pureza hasta el Cielo, cobija bajo tu gracia a los que te suplicamos que seas faro de esperanza.

Bendita Señora mía, acúnanos en tu Palio al son de tus bambalinas, ábrenos tus Santas manos y acaricia nuestra frente, bendícenos con tu luz cuando traspases el puente y vuélvenos tu mirada en los Cielos y en Triana.     

Irene Gallardo Flores
Directora de El Programa
CRN-GIRALDA

Foto: Francisco Santiago










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