Arte Sacro
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Que poquito queda. He ahí a tus Hijos. Alberto De Faria Serrano


 Nos estalla el primer gran día de Cuaresma entre las manos sin cogernos desprevenidos. Con puntualidad suiza. Con ese mecanismo de precisión cofrade que por verbigracia de lo que se mama desde la tierna infancia nos hace retener una capacidad memorística inaudita en nuestros quehaceres. Apenas hace solo llegábamos a acordarnos de tararear una marcha y hoy bajamos la escalera de dos en tres porque es el gran día de la hermandad; se honra al Santísimo y protestas públicamente la fe renovada en el camino que un día emprendiste. Un buen puñado de templos por media Sevilla cubre y excede hoy  su aforo para poner patas arriba el silogismo caduco y trasnochado que pregona la decadencia y la irrelevancia asistencial a los mismos. 

El mediodía  es de lucir las mejores galas; el glamour de ellas tiene su corolario en la perseverancia capillil de los ternos marineros en ellos; les une el esmero en los atuendos y la  fidelidad de la medalla al cuello También en los solemnes altares de besamanos que hoy  perfuman de incienso la puerta de Córdoba, San Pablo y la recoleta placita con mas encanto y sabor cofrade que de tantas familias sevillanas y amores reconocidos ha sido clandestina y picara celestina.

Local al aire libre de igualas y ensayos costaleros, veladas o mediodía de marchas procesionales, se podría aseverar que la de Teresa Enríquez  es el auténtico gran salón de reunión de la hermandad que hoy ofrece a su venerado titular al cariño fervor y devoción del publico.

Aún recuerdo como una cuaresma atrás en el Sagrario toda la majestuosa severidad y la íntima esencia sacramental e introspectiva del crucificado dejo significativa huella en el corazón de quienes lo visitamos. Ausente Juan en la escena es el visitante o el hermano quien ocupa su lugar en el Misterio con la Madre de los Remedios como primera camarera y servidora. Al posar nuestros labios sobre su talón, se pronuncia la primera palabra extenuante del Redentor; Madre he ahí a tu hij@. Y el  hondo y denso silencio sagrado retumba sin remisión en nuestros adentros como si de un certero y desabrido escalofrió se tratase.

Inconscientemente dirigimos nuestra mirada a la Madre y convertimos nuestra oración en Salve. El amen lo rubrica la segunda; “Aquí tienes a tu madre”. Se cierra el triángulo y en un sencillo acto enunciativo todo el amor del mundo se entronca con la casa del discípulo. Con la Casa hermandad. Con el hermano de las Siete Palabras. Con ningún otro impuesto o de prestado. Desde aquel entonces y siempre cada primavera, la capilla de San Vicente y su casa hermandad acoge y hospeda a la Madre : Remedio a sus dilemas y dudas  y Cabeza de la gran familia de Dios. De la Gran Familia de las Siete Palabras.

El redentor nomina al herman@ y al devot@. Es el elegid@. No a ningún otro. Y designa su local de San Vicente como donde debe edificarse y construirse su hogar y tomar rumbo: No en ningún otro. Cuando el mensaje del Señor es tan claro y tan diáfano  es sencillamente conmovedor el duro empeño y sacrificio de tantos anónimos hermanos y hermanas que bregan por mantener el espíritu de una hermandad de la solera y la antigüedad que conserva y que se ejemplifica en el titulo.; animas benditas del purgatorio y Sagrado Corazón y clavos.

Al cabo de cinco miércoles, los clavos del señor se prestarán a adormecer su sueño eterno por Zaragoza y por Gravina; los dedos casi inertes y entumecidos besarán los geranios de los balcones de la eternidad de Pedro del Toro: El juego bordado en Burdeos de las hermanas Antúnez  teñirá la madrugada de contrastes de tinieblas por Marqués de Carvajal. Al Cruzar por la Capilla del Museo todo se habrá cumplido. El escapulario carmesí impondrá la cruenta tragedia narrada desde este año por San Juan Evangelista. Como reza las sagradas escrituras. Como reza Sevilla desde hace cuatro siglos. Siete Palabras de Pantión. Siete Palabras de Jesús. Que poquito queda.

A todos los hermanos de infantería; en especial a los flamantes esposos Cristina y Carlos.  

Foto: Francisco Santiago

 










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