De San Fernando a Burgos, pasando por la Vieja Dama

Francisco Santiago. Ayer el Alcalde de Sevilla, quiso que antes de acudir a la presentación del libro de Antonio Burgos, muchos sevillanos viviéramos una particular Gymkhana por el centro histórico de Sevilla, donde la principal prueba era saber como llegar al Hotel Alfonso XIII siguiendo las indicaciones de los rótulos.

Así, tras recorrer la calle San Fernando, llegar al Prado, ver el Quinario al Señor de la Buena Muerte, ver el Casino de la Exposición y el Palacio de San Telmo, llegamos al Hotel, eso sí, con 10 minutos de retraso.

Tras esta introducción a nuestro querido Alcalde, que también estaba allí, llegamos a la sala donde Álvaro Ybarra, director de ABC, ensalzaba la figura de Antonio, siendo posteriormente Fernando Iwasaki del Aula de Cultura del mismo periódico el que “daba la alternativa” a las palabras del maestro.

Y Antonio comenzó diciendo que para maestro, Francisco Romero (“Curro” para los amigos de la tauromaquia), allí presente al igual que las casas de Alba, entre otras altas personalidades de la grandeza de España y Sevilla y apellidos cofrades como Cartaza o Delgado-Roig.

Y quien piense que en la presentación de estas "Memorias de la Vieja Dama : mis mejores artículos sobre Sevilla", hubo un alarde de “ego” (que por poder puede), fue todo lo contrario. Antonio Burgos agradeció a sus lectores el haberle dado la oportunidad de recopilar estos artículos, para que no se pierdan en “mudás”, quedando más cercano a la labor de Manuel Machado, que a del más conocido y a la vez cual “cobrador del frac”, refiriéndose a su hermano Antonio Machado.

De los dos artículos que Antonio nos regaló y que leyó, culminó con los “calentitos de Plata”, ese artículo perfectamente conjugado y métrico que hizo resonar los aplausos del numeroso público asistente.

Iluso de mí, llevaba el libro para que me lo firmara el articulista de Sevilla, pero mi gozo en un pozo, tenía que retornar a la Gymkhana y buscar llegar de nuevo al Distrito Macarena… otra vez será y, por supuesto, con inmenso gusto.

Gracias Antonio por hacerme compartir ese momento álgido que supone sentirse amigo (y aludido) en los detalles comentados, en los momentos vividos, en ese rato de gloria compartido con un grande entre los grandes a nivel del horizonte, inmenso como el límite del mar…

Fotos: Francisco Santiago