El Santo de hoy. San Eloy.

Etimológicamente significa “elegido, preferido”. Viene de la lengua latina.

Nació en Castelat, Francia, en el seno de una familia cristiana. Eran campesinos que cultivaban su pequeño campo. Muy pronto dejó el campo para irse a aprender el oficio de zapatero en un taller de aprendices.

Ya desde joven mostró una inclinación por los pobres. De hecho, cuando recibía lo que los padres le enviaban para sus gatos personales, se los entregaba a los pobres con la mayor de las alegrías.

Aprendió también los oficios de grabar monedas y el esmalte. Todo el mundo lo admiraba por su honestidad de vida. De esta forma ,le encargaron de hacerle una corona al rey Clotario II, se la hizo del oro que sobraba y no quiso guardárselo para sí, cosa que hubiera sido fácil.

Cuando subió al trono el rey Dagoberto, lo llamó a París para que se encargara de la moneda.

El soberano le encargó entre muchas cosas, la grabación y ornamentación de las tumbas de santa Genoveva y san Dionisio..

Tal prestigio tenía ante el rey que éste le encomendó asuntos diplomáticos de cierta envergadura, como la paz con el rey bretón Judicaël.

Era un seglar comprometido de verdad con su fe en el Señor. Cada vez que tenía tiempo se iba a los monasterios para hacer jornadas de oración y reflexión.

Fundó el monasterio de Solignac en Limoges y poco después, en el centro mismo de París, fundó otro para las chicas.

A la muerte de Dagoberto, abandonó la corte buscando que le ordenaran de sacerdote. Al poc tiempo lo nombraron obispo de Noyon y Tournai.

Metido de lleno en su apostolado, intentó evangelizar la región de Anvers. Era una época de muchas supersticiones y paganismo. Participó en el concilio de Châlon – sur – Saône.

Murió en el año 660. Los parisinos le dedicaron algunas iglesias, entre las que destaca la de san Eloy, erigida en 1967.

Es patrono de los orfebres y zapateros.


¡Felicidades a los Eloys!