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Provincia. Una mirada a la provincia. La hermandad de la Soledad de Morón de la Frontera


Primer plano del fino rostro de la Soledad Eduardo Fdez. López. Tras nuestra última visita a Morón para conocer a la hermandad de la Expiración, hoy volvemos a esta bella localidad de la campiña sevillana para conocer a la hermandad de la Soledad.

De la Hermandad de los Sagrados Corazones de Jesús y María y Cofradía de nazarenos de Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad nuestros compañeros en la red que día a día nos informan del acontecer diario en el mundo de las hermandades y cofradías de esta localidad en la web www.semanasantamoron.com, nos aportan la siguiente reseña histórica y artística sobre esta hermandad que hoy nos ocupa.

Tras los difíciles años de la República para una hermandad muy vinculada a la oligarquía local, el estallido de la Guerra Civil y la violencia que arrastró consigo, se llevaron por delante el patrimonio acumulado durante tantos años.

El saqueo y el incendio de la venerable arciprestal y de la Capilla del Mayor Dolor, sucedido entre los días 18 al 25 de julio de 1.936, supusieron la irreparable pérdida de la primitiva titular. Su efigie, fotografiada por el Conde de Miraflores, fue reproducida en la mencionada publicación, en la que se aprecia la excepcionalidad calidad de esta imagen de candelero. En dicha obra se nos presenta con las manos unidas en actitud orante.

Obra anónima del siglo XVIIISu tocado monjil enmarca un delicado rostro con profundo gesto de dolor, marcado por la curvatura del arco supraciliar, la mirada baja, nariz recta y perfecta, boca ligeramente entreabierta y trazada sobre un rostro alargado de barbilla fina. Hasta el momento, por los testimonios citados anteriormente podemos decir de ella que es obra anónima del siglo XVIII; que poseía una espléndida corona de plata en su color de la misma época, complementándose con un puñal del mismo metal, que es colocado por fuera del manto, siguiendo la moda de la época.

La indumentaria que porta es de terciopelo negro bordado en oro y saya con motivos vegetales y florales ambos propios del siglo XIX.

Y resucitando de entre sus cenizas, nuevamente se inicia su andadura buscando una imagen a la que rendir homenaje. Con muy buen criterio, se decidió acudir a un anticuario, en donde se pudo encontrar algo a la medida de los deseos de aquellos cofrades. Una espléndida Inmaculada de candelero del tipo “sevillana” es adquirida allí, siendo adaptada como dolorosa por D. José Lafita en su casa del Patio de Banderas de Sevilla.

Dicha escultura posee la cabeza inclinada acusadamente hacia la izquierda como es característico en el siglo XVIII, surcando el rostro cinco lágrimas de cristal. Posee labios finos y levemente abiertos que se complementan con un modelado elegante y académico expresado especialmente en los pómulos y su mirada, aunque algo retocados. Lo mismo sucede con la barbilla apuntada sobre la que se describe un pequeño hoyuelo, que la llena de candidez y atractivo.

Manos de la Señora  

Los catedráticos Paiuelo y Hernández Díaz, en una visita a la localidad en 1.975, discrepaba sobre la atribución de su autoría. El primero la adscribía al círculo del insigne Hita del Castillo y el segundo a Pedro Duque Cornejo.

La imagen posee la cabeza inclinada acusadamente hacia la izquierda como es característico en el siglo XVIII Es muy complicado establecerlo con certeza, dado que la Virgen será restaurada en 1.942 por D. Sebastián Santos Rojas –aunque en algunas publicaciones se había señalado la fecha de 1.957- quién grabó una leyenda alusiva en el dorso de la imagen, siendo intervenida últimamente por el taller Isbilia en los años 1.991.

Es evidente que la impronta del imaginero sevillano se ha puesto sobre el original antiguo, como ha sido frecuente hasta hace muy poco tiempo, en que el escultor transformaba, embellecía y enriquecía la imagen. No solo la consolidaba sino que actuaba sobre ella dejando su sello personal, como ha sido éste el caso.

En 1.945 se consolida la refundación como hermandad de varones, para adecuarla a las nuevas normas impuestas por el Cardenal Segura, por las que se intenta apartar a las mujeres como dirigentes en las juntas de gobierno de las hermandades penitenciales.

Es en este tiempo cuando se adquieren los antiguos respiraderos y peana que en 1.916 el orfebre D. Manuel Seco Imberg labrara para el palio de la Virgen de las Aguas de la Hermandad del Museo de Sevilla. Mas tarde, su hijo Manuel Seco Velasco ejecutaría la corona de plata en su color y el juego de jarras, y se bordarían en Valencia el manto de salida con la saya a juego, en oro sobre terciopelo negro.

Los catedráticos Paiuelo y Hernández Díaz, en una visita a la localidad en 1.975, discrepaba sobre la atribución de su autoría. El primero la adscribía al círculo del insigne Hita del Castillo y el segundo a Pedro Duque Cornejo Posee labios finos y levemente abiertos que se complementan con un modelado elegante y académico expresado especialmente en los pómulos y su mirada

La dolorosa en su retablo de la parroquia de San Miguel Arcángel

Fotos: José Antonio Pernía










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