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El Chiki Chiki cofradiero. “Elecciones de reino de taifa”


 Francisco Santiago. Hoy jueves 29 de mayo, he podido leer en el diario “La Razón” una de las mejores definiciones de las hermandades que había conocido hasta el momento. El brillante artículo lo firmó Álvaro Cabezas y el título es “Elecciones de reino de taifa”. En el mismo se destacaba una frase más que reveladora: “Algunos dirigentes cofradieros pueden causar más desinterés y relativismo que los más acérrimos laicistas”.

Igualmente se comparaba el actual panorama cofradiero (en este caso a las hermandades y Consejo con elecciones) con los estamentos y características de un estado en miniatura. Tal y como si fueran reinos de taifas de la Edad Media española.

Lo que no conoce el amigo Álvaro (o si lo sabe no se ha pronunciado aún) es que es mucho peor de lo que describe en su artículo, la izquierda (y la derecha) más radical y agnóstica se está frotando las manos ante el abuso que día a día se comete en nuestras corporaciones, más enfrascadas en digerir su realidad personal con nombres y apellidos, que en buscar una unión, al menos parcial, en temas tan cercanos al “culebrón” como son las elecciones, el patrimonio, las filtraciones o el vejar a personas concretas en los “forumculos” internautas bajo el escondite del correo falso y el rencor acumulado por uno u otro tema, pero siempre como algo personal, jamás como voz de una Hermandad.

Muchos hermanos mayores y, por descontado miembros de su propia junta, nos dan pie a desvelar secretos inconfesables en primera instancia, creando un clima de crispación entre los propios medios de comunicación, entre sus hermanos y en el conjunto que conforman el núcleo de las 102 hermandades (más o menos) representadas en el Consejo, con mayor o menos gloria a todos los niveles (personal y corporativo).

Pero si las mayores filtraciones que se han conocido han partido del propio Consejo de Cofradías y que le costó el puesto al vicepresidente, nos podemos hacer (sin temor a represalias) la siguiente pregunta: ¿qué vamos a esperar de un grupo de “amiguetes” reunidos en un bar o en un cabildo de oficiales?

La Religiosidad Popular hace aguas, pero no se confundan, la que hace agua es esa religiosidad popular barata con olor a sucedáneo y que tiene por imagen devocional al Gambrinus o al tinto de marca; esa que desatiende a los enfermos y pobres de la feligresía y da cobijo y preponderancia a las intrigas interiores.

Es esa cortina de humo con aroma a incienso que utiliza el amiguismo y el enchufe como arma particular y arrojadiza; la que le gusta aparecer en la televisión local de turno hablando de “caridad” y luego ejercita el puterío barato (entiéndase como sinónimo o comparación); la que en vez de revitalizar la web oficial de su Hermandad, utiliza el cotilleo de foros o los propios medios de comunicación (aquí entramos todos) para proclamar las bajezas de su “hermano en Cristo”, jamás las grandezas.

La que muestra el barroquismo ilustrado que se representa en sus trabajos “bordados o esculpidos” y luego saca esa “mujer de la calle” interna, más cercana a las películas de Almodóvar que al propio Arte Sacro, desde el punto de vista artístico.

Yo soy de los que opinan que lo mejor que podíamos hacer en Eurovisión es, al igual que Italia, retirarnos. Pero tampoco veo mal mostrar nuestro descontento mandando al festival a “Rodolfo Chikilicuatre”, dejando ver la pantomima y la degeneración (con política, intereses y conveniencias personales incluidas) que es hoy en día este festival.

Y los muuuuuuuchos “Chikilicuatres” que encontramos en nuestras Hermandades y Cofradías y todo el subgrupo que las rodea (incluidas páginas webs con “paveros” de la Madrugá) no dejan de ser el reflejo de la actualidad y realidad que estamos viviendo en estos momentos, con “besos al anillo cardenalicio” (cuando hay mucho público delante), mientras que se despotrica, insulta y menosprecia al mismo Cardenal en cuanto este se da la vuelta.

Cada vez tengo más claro que, si Cristo volviera a vivir en la actualidad, no tendría mejillas suficientes para recibir los besos de esa multitud de Judas que actualmente cohabitan entre nosotros y que se jactan de ser parte de estas instituciones sevillanas, quizás desatendiendo y malentendiendo el lema de la Iglesia que dice "Si formas parte, pon de tu parte".









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