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Última hora. Juan José Asenjo Pelegrina, designado Arzobispo Coadjutor de Sevilla


Arte Sacro. El cardenal arzobispo de Sevilla ha comunidaco que Su Santidad Benedicto XVI ha concedido a la Archidiócesis de Sevilla la gracia de un Arzobispo Coadjutor y ha nombrado, para tal ministerio, al monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, hasta ahora Obispo de Córdoba.

En el comunicado el cardenal Amigo continúa agradeciendo "al santo Padre esta concesión, felicitamos con muy cordial y fraterno afecto a Mons. Asenjo Pelegrina por su designación, y nos congratulamos de poder contar como Arzobispo Coadjutor de Sevilla a un tan destacado miembro del episcopado español.

El comunicado finaliza rogando "a los párrocos, rectores de templos y capellanías que, en las celebraciones del próximo domingo, se hagan preces especiales de gratitud al santo Padre y pidiendo por un gozoso y fecundo ministerio de Mons. Asenjo Pelegrina en esta Archidiócesis de Sevilla."

El acto de toma de posesión de monseñor Juan José Asenjo Pelegrina como arzobispo coadjutor de Sevilla, se celebrará el sábado 17 de enero de 2009, a las doce del mediodía, en la Catedral hispalense.

Mons. Juan José Asenjo Pelegrina

Nació en Sigüenza (Guadalajara) el 15 de octubre de 1945, hizo los estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Sigüenza y fue ordenado sacerdote el día 21 de septiembre de 1969. En el año 1971 obtuvo la Licenciatura en Teología en la Facultad Teológica del Norte de España (Burgos).

Desde el año 1977 hasta 1979 realizó lo cursos de Doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y las Diplomaturas en Archivística y Biblioteconomía en las Escuelas del Archivo Secreto Vaticano y de la Biblioteca Apostólica Vaticana.

Los cargos desempeñados en la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara fueron los siguientes: Profesor de Eclesiología e Historia de la Iglesia en el Seminario Diocesano de Sigüenza de 1971 a 1997 y Vicerrector de dicho Seminario desde 1974 hasta 1977. A partir de 1979 y hasta 1988 fue Director de la Residencia Universitaria de Magisterio «Ntra. Sra. de la Estrella» de Sigüenza. Ha sido también miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores durante doce años, Director del Archivo Histórico Diocesano (1979-1981), Canónigo encargado del Patrimonio Artístico (1985-1997), Delegado Diocesano para el Patrimonio Cultural (1985-1993) y Vicerrector del Santuario de la Virgen de la Salud de Barbatona (1994-1997).

Los cargos desempeñados por el Obispo de Córdoba en la Conferencia Episcopal Española han sido los siguientes: Vicesecretario para Asuntos Generales (1993-1997), Miembro de la Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural (1997-1998), Secretario General de la Conferencia Episcopal Española (1998-2003), Copresidente de la Comisión Mixta Ministerio de Educación y Cultura-Conferencia Episcopal para el seguimiento del Plan Nacional de Catedrales (1998-2003) y Coordinador Nacional de la V Visita Apostólica del Santo Padre a España (días 3 y 4 de mayo de 2003).

Fue nombrado Obispo titular de Iziriana y auxiliar de Toledo el 27 de febrero de 1997, siendo ordenado en la Catedral Primada el 20 de abril. Fue nombrado Obispo de Córdoba el 28 de julio de 2003, tornando posesión el 27 de septiembre.

Por delegación de los Obispos del Sur es el Obispo responsable de la Pastoral de la Salud en Andalucía.

El día 11 de julio de 2003, a propuesta del Consejo de Ministros, S. M. el Rey le concede la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica por su colaboración en la preparación de la V Visita Apostólica del Santo Padre a España (Real Decreto en el B.O.E. del 12 de julio de 2003).

El 9 de marzo de 2005 fue elegido Presidente de la Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española. Desde dicha fecha es miembro de la Comisión Permanente de la misma. El 5 de marzo de 2008 ha sido reelegido para otro trienio.

Saludo del Obispo Coadjutor electo a la Archidiócesis de Sevilla

Queridos hermanos y hermanas:

1.       En el día en que la Iglesia hispalense celebra la fiesta de San Leandro y la Santa Sede hace público mi nombramiento como Arzobispo coadjutor de Sevilla, os dirijo mis primeras palabras de saludo afectuoso. Mis sentimientos en estos momentos son de gratitud inmensa al Señor que me envía a vosotros para continuar en esa Iglesia particular su obra de salvación. Agradezco al Santo Padre la confianza que en mí deposita al encargarme este ministerio en la Archidiócesis de Sevilla, en plena comunión con él. Mi gratitud también muy grande al señor Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, nuestro Arzobispo, que me acoge como padre, hermano y colaborador suyo. Permitidme que en esta ocasión tan importante para mí manifieste además mi gratitud emocionada a la Iglesia hermana de Córdoba, a la que he servido en los últimos cinco años, a sus sacerdotes, consagrados, seminaristas y laicos, que me acogieron desde el primer momento con gran afecto y que tanto me han edificado en estos años, sin duda los más gozosos de mi ministerio, con testimonios  espléndidos de santidad, generosidad, entrega y virtudes cristianas.

2.       En las últimas semanas he rezado mucho por la Archidiócesis de Sevilla. Al mismo tiempo, he procurado conocer su geografía y su historia venerable. Me admira especialmente el número y calidad de sus santos. La historia de la Iglesia hispalense es una historia de santidad, que nos obliga a todos a revivir ese pasado glorioso, pues como nos han repetido sin cesar los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI en los últimos años, la santidad es la primera prioridad de la Iglesia en esta hora y el objetivo último de toda programación pastoral. He conocido también el catálogo de sus Arzobispos, entre los que descuellan San Leandro, San Isidoro y el Beato Marcelo Spínola y los grandes cardenales y arzobispos de las épocas medieval, renacentista y barroca, y también de la época moderna, todos ellos grandes pastores, ejemplos vivos en el servicio que se me encomienda, y ante cuyas biografías surge en mí la admiración del discípulo que tiene mucho que aprender de su virtud y entrega en los duros trabajos del Evangelio. Nueve de ellos llegaron a Sevilla desde mi Diócesis de origen, Sigüenza-Guadalajara, y siete desde la Diócesis de Córdoba, a la que he servido en estos años.

3.       Saludo también con respeto y afecto a las autoridades civiles, militares, judiciales y universitarias de la Comunidad Autónoma de Andalucía, de la provincia y de la ciudad de Sevilla, a las que ofrezco mi humilde y leal colaboración en su servicio al bien común.

4.       De modo muy especial quiero saludar a los miembros del Colegio de Consultores, del Consejo del Presbiterio y del Cabildo metropolitano, a todos los hermanos sacerdotes del clero secular y regular y a los diáconos. Sois los principales e imprescindibles colaboradores del señor Cardenal y de quien llega para trabajar con absoluta lealtad a él siguiendo sus orientaciones y programas. Vais a ser los primeros destinatarios de mi solicitud pastoral. Sentidme ya como padre, hermano y amigo, partícipe de vuestros gozos e ilusiones sacerdotales, cercano en los momentos difíciles, dispuesto siempre a escucharos, alentaros y acompañaros y a vivir la comunión que es condición y garantía de eficacia en la común tarea de la edificación de la Iglesia.

5.       Mi saludo se dirige ahora a los seminaristas del Seminario metropolitano. Os aseguro que una de mis mayores alegrías en estos días ha sido conocer el número relativamente crecido de seminaristas en nuestra Archidiócesis. Gracias a vuestra disponibilidad para seguir al Señor, la Iglesia en Sevilla puede mirar al futuro con esperanza. Os invito ya desde ahora a ser fieles a la especial predilección que el Señor ha tenido con vosotros. Con el Papa Juan Pablo II, y desde mi propia experiencia y la de tantos hermanos que viven gozosamente su sacerdocio, os aseguro que "vale la pena dedicarse a la causa de Cristo y, por amor a Él, consagrarse al servicio del hombre. ¡Merece la pena dar la vida por el Evangelio y por los hermanos!".

6.       Saludo con especial afecto a los religiosos y religiosas de vida activa, tan numerosos en la Archidiócesis, a los miembros de las Sociedades de vida apostólica y de los Institutos seculares, a las Vírgenes consagradas y a las Monjas contemplativas, que desde la vida escondida con Cristo en Dios sois una fuente imprescindible de energía sobrenatural para la Iglesia y un testimonio elocuente de lo único necesario y de los valores permanentes en que debe asentarse nuestra vida. Para todos mi saludo y mi aprecio grande por las tareas que realizáis en las parroquias, en la escuela católica y en las distintas obras asistenciales y caritativas. Estoy seguro de que, con la ayuda de Dios y el aliento de vuestros Obispos seguiremos impulsando entre todos a nuestra Iglesia a nuevas singladuras apostólicas y evangelizadoras, remando al mismo ritmo, en la misma dirección, con la misma intensidad e ilusión y con pleno sentido de comunión.

7.       Saludo lleno de gozo a los fieles laicos, ancianos y niños, adultos y jóvenes, y muy especialmente a los que participáis activamente en las diversas tareas eclesiales, catequistas, profesores de Religión, equipos de animación litúrgica de las parroquias, a cuantos trabajáis al servicio de los más pobres en Caritas, Manos Unidas u otras instituciones caritativas y sociales de la Iglesia, a los militantes de Acción Católica, a los miembros de las numerosísimas Hermandades y Cofradías y de los movimientos y asociaciones apostólicas. Desearía que este saludo llegase a todas las familias cristianas y, sobre todo, a quienes el Señor confía de un modo especial al ministerio del Obispo: los pobres, los enfermos, los parados, los marginados, los ancianos que viven solos, los inmigrantes, los que han perdido toda esperanza y cuantos sufren como consecuencia de la crisis económica.

8.       Saludo, por fin, con respeto deferente a los creyentes de otras religiones y a los no creyentes. También ellos deben sentir mi aprecio, cercanía y amistad y, a través mío, la cercanía de la Iglesia, que es sacramento, signo e instrumento de la unidad de todo el género humano (LG, 1).

9.       Al presentarme a vosotros en el mismo día en que la Santa Sede hace público mi nombramiento como Arzobispo coadjutor de Sevilla,  como Pedro y Juan ante el paralítico de la Puerta Hermosa, tengo que confesaros que no tengo otro tesoro que entregaros que a Jesucristo (Hech 3,5), ni otro programa que conocerle y darlo a conocer, amarle y procurar que los demás lo amen y le sigan (NMI, 29), porque "quien encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella", pues Él "es el futuro del hombre ... y la única esperanza que puede dar plenitud de sentido a la vida" (Ecclesia in Europa, 20-22). Él, con la fuerza de su Espíritu, me ayudará a trabajar sin desmayo, colaborando lealmente con el señor Cardenal, en la renovación constante de la vida interior de nuestras comunidades cristianas, pues sin nuestra inserción real en la vida trinitaria y sin el encuentro permanente y vivificador con Jesucristo muerto y resucitado, no hay vida cristiana y todo será agitación estéril en la pastoral y en el apostolado. Sólo desde esta plataforma firme y consistente será posible acentuar con fruto otras prioridades, la evangelización, la transmisión de la fe y la iniciación cristiana en la familia, en la catequesis y en la escuela, la  presencia confesante de los católicos en la vida pública y la pastoral misionera. Sólo caminando desde Cristo seremos capaces además de intensificar la comunión en el interior de la Iglesia, la comunión con los Obispos, entre los sacerdotes, entre los distintos grupos, movimientos y familias eclesiales, sin olvidar la comunión con los pobres, y todo ello con el estilo de las primeras comunidades cristianas.

10.     Soy consciente de que estos propósitos y el fruto de mi servicio episcopal entre vosotros serán imposibles sin la ayuda de la gracia de Dios. Por ello, me encomiendo a vuestras oraciones. Pedid a Dios que me conceda el corazón, el estilo y las entrañas de Jesucristo, Buen Pastor, que no vino a ser servido sino a servir. Me encomiendo también a la intercesión de los mártires y santos sevillanos, las Santas Justa y Rufina, San Leandro, San Isidoro, San Fernando, Santa Ángela de la Cruz y el Beato Marcelo Spínola. Me encomiendo también a la protección del Arcángel San Rafael, custodio de la ciudad de Córdoba, que me ha acompañado en estos años, y de San Juan de Ávila, modelo de pastores, cuyas reliquias he venerado tantas veces en mi servicio episcopal a Córdoba. Pongo mis ilusiones pastorales y el ministerio apostólico que el Santo Padre me confía en las manos maternales de la Virgen de los Reyes y de tantas advocaciones entrañables como los sevillanos veneráis en santuarios y ermitas a lo largo de toda la geografía diocesana. Que ella nos ayude a todos a ser una comunidad diocesana viva, fervorosa, unida, fraterna y evangelizadora. Mientras sigo rezando por vosotros, con el deseo de conoceros pronto personalmente, a todos os saludo cordialmente en el nombre del Señor.

Córdoba, 13 de noviembre de 2008

Fiesta de San Leandro, Arzobispo de Sevilla

+ Juan José Asenjo Peregrina

Obispo de Córdoba

y Arzobispo coadjutor electo de Sevilla

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La Archidiócesis descarta que la designación de Asenjo responda a "motivos de salud" de Amigo Vallejo (EUROPA PRESS)

El vicario general de la Archidiócesis de Sevilla, Francisco Ortiz Gómez, descartó hoy que la designación del obispo de Córdoba como arzobispo coadjutor de la institución sevillana de cara a la sucesión del cardenal arzobispo, Monseñor Carlos Amigo Vallejo, obedezca a "motivos de salud" del titular sevillano, pues el nombramiento responde al deseo de Amigo Vallejo de "preparar con tiempo la transición" y él mismo está "muy contento y muy satisfecho" por la elección de monseñor Juan José Asenjo para su relevo.

En declaraciones a Europa Press, Francisco Ortiz aseguró que la designación de Juan José Asenjo como arzobispo coadjutor de la Archidiócesis de Sevilla ha despertado "mucha alegría" en la institución, porque ante el futuro relevo de monseñor Carlos Amigo Vallejo "es bueno que una persona se vaya preparando" para gobernar la Archidiócesis y "vaya conociendo toda su envergadura". En ese sentido, confirmó que, efectivamente, Amigo Vallejo había elevado al Papa Benedicto XVI una petición en cuanto a la designación de un arzobispo coadjutor que "preparase" su sucesión, porque el 23 de agosto de 2009 "pondrá su cargo a disposición del santo padre" en espera de su relevo.

Así, indicó que una vez que Juan José Asenjo se incorpore a la Archidiócesis de Sevilla el 17 de enero de 2009 "trabajará aquí y tendrá su residencia habitual" en el Palacio Arzobispal, donde "llevará el gobierno de la Archidiócesis junto a Amigo Vallejo". Aclaró el vicario general que aunque la petición de la designación de un arzobispo coadjutor fue decisión de Amigo Vallejo la elección de Juan José Asenjo no responde a una propuesta del cardenal arzobispo de Sevilla, sino a una decisión "del Santo Padre" en función del cumplimiento de "los requisitos idóneos".

"MUY SATISFECHO"

Así, aludió a monseñor Amigo Vallejo para asegurar que "él está muy bien, muy contento y satisfecho", descartando así que el nombramiento de Juan José Asenjo como arzobispo coadjutor obedezca a "motivos de salud" del prelado sevillano. "Él sigue exactamente igual", dijo a Europa Press el vicario general de la Archidiócesis de Sevilla para señalar que una vez que el 23 de agosto de 2009 Amigo Vallejo ponga su cargo a disposición del Papa, su salida oficial del puesto podría no producirse hasta "un año, dos, no se sabe".

Desde el 29 de junio de 1982 el arzobispo de Sevilla es Carlos Amigo Vallejo, religioso franciscano y cardenal desde el 21 de octubre de 2003, del título presbiteral de la iglesia romana de Santa María de los Españoles en Vía Montserrat. Nacido en Medina de Rioseco, es fraile franciscano desde el 16 de octubre de 1954, sacerdote desde el 17 de agosto de 1960 y obispo desde el 28 de abril de 1974. Durante años ocho años fue arzobispo de Tánger. En la Conferencia Episcopal Española (CEE) es desde marzo de 2005 miembro del comité ejecutivo.  

Por su parte, Asenjo nació en Sigüenza el 15 de octubre de 1945, es sacerdote desde el 21 de septiembre de 1969 y obispo desde el 20 de abril de 1997. Fue obispo auxiliar de Toledo de junio de 1997 a septiembre de 2003 y secretario general de la CEE desde abril de 1998 a junio de 1998. Nombrado obispo de Córdoba el 28 de julio de 2003, tomó posesión de esta diócesis el 27 de septiembre siguiente. Por delegación de los Obispos del Sur de España es el obispo responsable de la Pastoral de la Salud en Andalucía desde abril de 2004.

Foto: Arte Sacro.










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