Quien pudiera. Isabel Serrato Martín.

Quien pudiera y quien supiese, tener la capacidad de escribir letras para comparsas, chirigotas, cuartetos o letras para esos magníficos coros que hoy y mañana y en estos días, triunfan en las tablas del Falla.

¡Qué de verdades! Si tienen que hablar de política, lo hacen, y aquí estamos los que nos llaman “pregoneros”, qué más quisiéramos poner en un atril todo lo que pensamos. Todavía existe esa censura y lo digo con cariño, esa censura por miedo a que te ataquen, ¡qué más da, si te van a soltar a los cocodrilos de todas formas! (o peor, te sueltan a los “foreros”). Si tienen que hablar en el falla de la alcaldesa con ella delante, lo hacen, mientras aquí manos privilegiadas bajan del cielo a la tierra a la Macarena, y da igual de quienes sean las manos o el pecho que la reciba, que nosotros nos fijamos en que Ella no llevaba fajín. ¿Qué más da?

En Sevilla, no tenemos lo que hay que tener para manifestarnos y además con arte como en el teatro de los ladrillos “coloraos”. Luego están los que se llaman “anarquistas”, que no saben ni lo que es la anarquía, que no tienen ni techo donde guardarse y tienen que hacerse notar con pintadas en la oscuridad de la cobardía de la noche sevillana. Ellos, con la luz del día, y al aire libre, prefieren ensuciar San Juan de la Palma con botellines de cristales que allí los venden a sesenta céntimos. Lo que dijo el maestro, “ni casa, ni silla para sentarse”.

Y Ella, reina del Cristiano, seguirá en la Gloria toda una eternidad sin necesidad de pintar, porque una “pintadita” nunca tapará a la mejor obra de arte que hay en Sevilla y se llama, Pastora.

Pero yo, soy también cobarde, allí, saben decir y hablar como por casa, del amor, y yo no tengo valor de decirte que te quiero… quien pudiera llevar por bandera la sinceridad con la gracia y el arte, del carnaval.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.