Arte Sacro
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  • viernes, 19 de abril de 2024
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Soy de Vísperas... ¿Qué le vamos a hacer? José Carlos Cutiño


 Soy de una Hermandad que pone en la calle su Santa Cruz cuando los sevillanos aún no han vestido su alma de estreno y sólo anhelan ansiosos por vivir lo que han soñado durante un año.

Soy de los que tejen la esperanza de lo que ha de acontecer en el verde de un ruán cortado en patrones calcados sobre grabados de capirotes inabarcables y colas al brazo, de una Sevilla perdida en la memoria de lo que, tal vez, ni siquiera fue.

Soy de los que siembran con su cera esmeralda un asfalto virgen que se transforma en alfombra floral para el discurrir del Mejor de los Nacidos y su Bendita Madre cuando el añejo casco antiguo aún no ha sabido de su cálido candor

Soy de esa Hermandad a la que Sevilla –o los que dicen hablar en su nombre- no ha querido contemplar por sus calles viejas de adoquín, pese a que antaño los regó con el chorreo de arrojo juvenil, en tiempos en que hasta el miedo tenía miedo de vestirse de hábito nazareno.

Soy del Cristo alegórico y diferente, de los neomísticos de la calavera regada con su Santa Sangre para redención del género humano, del dragón vencido, de la Cruz Triunfante, de la espalda lacerada y la mano en el corazón... Soy de Su Misericordia.

Soy del paso chiquito de oro viejo que Triana reclamó para hacer Historia a cuenta de la Historia,.. el que conoce el barro lebrijano y los callejones de la cava, el que ha llevado a Cristo Caído o Crucificado y que ahora es altar de la profecía de Isaías. entre tulipas de fuego místico que rompe los perfiles fríos de las luces callejeras cuando el cielo del centro de la ciudad aún no se ha saturado de reflejar los pabilos de los codales prendidos en la noche.

Soy del incienso primerizo... del que aún sabe a primer viernes de marzo en Alfonso XII porque no ha desbordado nuestro sentido y se antoja privilegio exquisito para el alma ansiosa de oler a Semana Santa.

Soy del Palio pintado, forjado en el material que forja los sueños y en el arte que crea el arte,... pintado como los bocetos que nunca se hicieron realidad, los de Cayetano, los de Castilla,... los que se quedaron en un dibujo que sólo anticipaba su belleza, los que sólo se presagiaron.

Soy de los varales de madera, sencillos como los que soportaron los palios que hoy calzan de plata cincelada y que, cuando los míos vibran al compás de nuestros músicos, duermen la espera de las umbrías expectantes de los templos.

Soy de una Sacra Tertulia, en la que María canta una nana a cuantos Cristos pasearán muertos por la Ciudad Histórica sin pasar por sus brazos de Madre; en la que Juan zozobra en la duda y el miedo y la cobriza melena de María Magdalena enmarcan un rictus de esperanza en una Resurrección aún lejana en el almanaque, porque para llegar a ella tendremos que ver padecer y morir al Redentor cincuenta y ocho veces.

Soy de los que, supuestamente, no tienen más “dignidad” que un tejado postizo a la grandeza de la Parroquia que les cobija, en la que el Evangelio y la Eucaristía pesan más que un izquierdo por delante, y donde la coherencia pastoral descarta puertas que sólo son necesarias en el entendimiento de los que confunden culos con témporas y anteponen lo formal a lo esencial. Esa Parroquia que sin puerta es pórtico de la Gloria en la Víspera gozosa del Domingo de Ramos, ya que de ella brotan los verdes cipreses del Plantinar que pregonan la dicha que la Sevilla rancia no ha empezado a vivir.

Soy del Sábado de Pasión, del día en que todo es bello porque nada ha concluido; en el que los guardabrisas de la Entrada en Jerusalén muestran un brillo cristalino e incólume; en el que las velas rizadas de la Paz no han fundido en blanco la nieve de su manto sobre los setos del Parque de Maria Luisa; en el que Amarguras no ha acunado a Santa Ángela en su letargo cofrade.

Soy de Vísperas, de los descartados del selecto elenco de la Carrera Oficial, de aquellos cuya subvención no alcanza a pagar la artesanía y no podemos permitirnos talleres de firma para  labrar nuestros anhelos, de los que reflejamos en cada uno de nuestros enseres nuestras evidentes limitaciones y tenemos que suplir con ilusión e imaginación lo que el bolsillo no puede costear..

No sé si alguna vez seremos otra cosa, pero seguro que nunca seremos tan auténticos como ahora... nunca disfrutaremos de una posición más privilegiada... nunca más seremos tan jóvenes ni tendremos más cosas por hacer... nunca más tendremos la oportunidad de escribir la Historia que escribimos cada día....

Soy del SoL, y siento el Sábado de Pasión como el día más dichoso porque nada hay más gozoso que la Víspera del gozo conocido. Nada es más hermoso que ser protagonista en ese día...

Hermanos del SoL, somos de Vísperas, ¿habrá algo más hermoso?...

José Carlos Cutiño
Cofrade de Vísperas

Foto: Francisco Santiago 










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