La Quinta Angustia de Santa Teresa. Alberto de Faria Serrano.

Es muy expresiva esta experiencia de Teresa en Sevilla en 1575 en la que aparece la mención del Padre, el Hijo y la Virgen María aludida en el misterio de La Piedad , la Quinta Angustia:

"Estando la misma noche en maitines, el mismo Señor por visión intelectual, tan grande que casi parecía imaginaria, se me puso en los brazos a manera de cómo se pinta la Quinta Angustia. Hízome temor harto esta visión, porque era muy patente y tan junta a mí, que me hizo pensar si era ilusión. Díjome: "No te espantes de esto, que con mayor unión, sin comparación está mi Padre con tu ánima"" (CC 44, 4ª y 5ª).

La visión espeluznante y mística deque la Santa abulense, pudo ser precisamente la que inspirase la gubia magistral del imaginero. La visión desgarradora del instante supremo en el que es Descendido de su Cruz el Redentor es una de las que mas marcó a ambos espíritus que sucumben a la meditación trascendental. Jesús  inerte. Juan y Maria  que cimentan el germen de la Iglesia. Nicodemo y Arimatea suspendidos en el espacio  y en el tiempo como si sostuviesen  todo el Orbe. Las Marías extendiendo el sudario sobre el que depositarle.

Es sencillo pensar que la santa en Sevilla tuviera  una visión de la Quinta Angustia diferente a la que hoy conocemos. Tal vez la contemplara con otros ropajes. Tal vez la  divisara desde otro ángulo. Tal vez la observara con otros ojos plenos de devoción y de introspección mística. Tal vez viera detalles no conocidos o diversos de los relatados en las escrituras. ¿Quién sabe? Pero lo de que si estoy seguro que contempló al Verbo Divino hecho pedazos  oscilar en su rigor mortis como oscila Jesús por la Magdalena o al atardecer o en cuando se pierde Castelar abajo en busca del Sepulcro de la Resurrección.

Foto: Francisco Santiago.