Provincia. La Borriquita de Alcalá nos recordó por unas horas al Domingo de Ramos

Eduardo Fdez. López. Como ya les avanzamos ayer la Hermandad de la Borriquita de Alcalá de Guadaira ha celebrado este año su cincuenta aniversario fundacional, fue el 26 de octubre de 1961 cuando se funda la cofradía.

Una cofradía de barrio y para su barrio, el de San Agustín, que veía como empezaba a formarse la que sería Hermandad de la Borriquita, ampliando así los misterios de la Pasión del Señor de una de las Semana Santa más arraigadas de la provincia y que en estos cincuenta años de vida ha visto nacer a dos nuevas hermandades, hermandades también de barrio creadas como en su día ocurrió con la que hoy protagoniza esta crónica.

Ha sido un año 2010 cargado de actos y de cultos, en mayo la Virgen de la Oliva tuvo el honor de ser la primera dolorosa que pisara el Santuario de la Virgen del Águila.

Y el sábado fue el misterio al completo el que hizo disfrutar a los cofrades ya no solo de Alcalá sino de Sevilla y alrededores al contemplar esta procesión.

Nos estamos acostumbrando a ver procesiones extraordinarias de nazarenos, crucificados, cautivos, dolorosas, con palio, sin palio, etc, pero pocas veces vemos misterios al completo y menos de la Entrada en Jerusalén como el de ayer, recordándonos así a las maravillosas jornadas del Domingo de Ramos.

La procesión se inició puntualmente a las seis de la tarde, el cortejo de niños con palmas y ramas de olivo propio de Semana Santa fue sustituido por las representaciones de hermandades, alcalareñas y de la Entrada en Jerusalén de las localidades cercanas.

En un recorrido casi a la inversa del que realiza esta Hermandad el Domingo de Ramos, el paso de misterio del tipo de los que a todos nos gusta llamar barco bajaba hasta la barriada de Agustín Alcalá. Lugar en el que se encontraba la parroquia y desde donde realizó la cofradía su primera salida en 1962.

Por este motivo fue descubierto y bendecido un azulejo que recuerda dicha efeméride. En este lugar se despidieron las representaciones, continuando la procesión encabezada por la Cruz de Guía y los hermanos con cirio.

Quedaba todavía la visita al centro y el saludo a las capillas Salesiana y del Santo Entierro así como su vuelta al barrio, tocaba entonces subir por las empinadas calles propias de los alcores, grandes chicotás y esfuerzos el de los cincuenta costaleros que cargaban el paso.

Varios detalles, el colorido exorno floral, la nueva túnica que estrenaba el Señor tenía un cuello más abierto que el de las habituales túnicas que luce cada Domingo de Ramos y la vestimenta de las imágenes secundarias con el sello de Francisco Carrera Iglesias.

En definitiva, una tarde otoñal con sabor a Domingo de Ramos, un misterio de la Borriquita cerrando el mes de octubre.

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