La Reina de Todos los Santos llevó todo su esplendor por las calles del barrio de la Feria

Daniel García Acevedo. La hermandad de Todos los Santos puso ayer domingo, 6 de noviembre, un punto y final a sus cultos anuales. Tras celebrarse en días pasados la solemne novena en la jornada de ayer tuvo lugar la función principal por la mañana y la salida procesional de la Stma. Virgen , por la tarde.

Esta procesión, que pasa por ser de las más multitudinarias, ya que en todo momento la Stma. Virgen se vio arropada por numerosísimo público, comenzó a salir a las 19 horas desde la parroquia de Omnium Sanctorum discurriendo por un recorrido distinto al del año pasado. La estrechez de la calle González Cuadrado hizo que Antonio Santiago tuviera que tirar de veteranía y destreza para poder pasar el paso sin casi rozar los balcones.

La primera levantá se hizo por el hermano mayor de los Javieres, para que tenga una pronta recuperación de sus dolencias.

En el cortejo había representaciones de las hermandades de los Javieres y Carmen Doloroso. También estaban presentes sacerdotes vinculados con la parroquia de Omniun Sanctorum junto con la hermana mayor de Todos los Santos, Rosario de la Peña y el párroco y director espiritual de la hermandad Pedro Juan Álvarez Barrera, vestido de la Orden de San Clemente.

 

La Virgen lució el manto celeste bordado en oro, del año 1947 y restaurado en Cádiz por las hermanas de la caridad en 1970. También llevó un rosario de nácar de Tierra Santa, con agua del río Jordan y donado por un grupo de hermanos.

Al estar en restauración en el taller de Santa Bárbara, este año no ha salido en el cortejo de la procesión el Simpecado de la corporación, una pieza de gran valor artístico.

La banda de música del Maestro Tejera, con su director José Manuel Tristán al frente, puso las notas musicales de la procesión, con un repertorio de muchísima calidad.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.