Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • martes, 23 de abril de 2024
  • faltan 355 días para el Domingo de Ramos

A través del antifaz. (Última entrega). Verdad y vida en San Jacinto. Alberto De Faria Serrano


 Casi se pueden contar con los dedos de las manos los Viernes de Dolores que han hecho público testimonio de su fe acendrada y de su acrisolada vocación. Pero sin embargo son miles los días que están al pie del cañón de las necesidades parroquiales de un barrio que no es solo el oropel burgués de sus paralelas calles ni la reciedumbre artística y el duende del que y al que hacen estación; su ámbito caritativo es otro menos llamativo y mas deprimido; allí donde apenas hay farolas en las calles y la oscuridad de la desesperanza cunde entre los hermanos pobres de los Remedios y de Triana.

Persisten aun en esa fase incipiente de formación corporativa y consolidación: tan escasos medios y recursos como infantería censada: siempre al socaire de la bienaventurada donación anónima o de la labor benefactora de propios y extraños. La sonrisa y la satisfacción se mide allí antes por la familia que pueda afrontar las navidades en su casa sin desahucio que por el estreno de una nueva insignia para la próxima salida. Antes por el entrañable anciano que enviudó el verano pasado no siga durmiendo de prestado o a la intemperie que por que lean con alborozo en un censo el doble de altas que de bajas.


Por eso todo es comedido y nada se deja a la improvisación. Sus anhelos están muy lejos de las alharacas de las deudas históricas y de las plumas altivas de otras latitudes. Solo quieren ir a donde Seña Santa Ana. No hay virtud más lisonjera que el horizonte cercano y la conciencia de lo que son: una identidad bien asentada sobre los pies de su robusta fe y la vocación de su papel relevante como brazo laico de la labor de la parroquia. Nada más sencillo que las obras humanas. Nada más austero que una levantá a pulso por la calle Pureza. Nada más alentador que llenar con la Pasión de Cristo y su ejemplo todo el Altozano en la medianoche de la Gran Víspera. Nada más humano que volcar la redención de un pueblo como el trianero que también sabe rezar en silencio. La luna se torna en el faro de la noche y la emoción del sobrecogimiento contenido se hace plegaria San Jacinto arriba, Pages del Corro abajo y oración viva por el Crucificado de Pasión y Muerte. José de Arce frente a Navarro Arteaga. Dos hechuras tan distintas de una misma semblanza; El Señor de las Penas implora en la luz mientras en la penumbra de una sigilosa Cava se escenifica la Muerte. No tiembla ni la garrucha ni la caoba del paso. Se estremece la vida.


La Verdad y la Vida retumban esta noche sosegadamente en el arrabal y estremece mesuradamente el aire. El buen aire que entrelaza las manos del desconsuelo y anhelan la Visitación a Señá Santa Ana.

Foto: Eduardo Fdez. López.

  










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.