Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo de Pascua
  • sábado, 18 de mayo de 2024
  • faltan 330 días para el Domingo de Ramos

"Penas de San Roque". Irene Gallardo Flores


Era Domingo de Ramos en las calles, en el almanaque, en el corazón y en el alma. La luz, el Cielo y Sevilla, lo sabían desde temprano. 

El azul cubrió las calles y los antifaces de la Hiniesta, el aire y los globos de los niños, esos que en la Alameda vuelan a lo infinito y a lo eterno, en un tarde de estrenos y sensaciones. 

Era Domingo de Ramos en los relojes, en los pulsos y en la casa de los López.

Lo sabían los adoquines de la calle de los Céspedes y el patio fresco de la casa, con sus pilistras y su corredor…tan de Sevilla…tan del recuerdo…

Mañana de Palmas y túnicas blancas, de almidón y torrijas, de antifaces morados y radio de galena…la mañana de San Roque en la casa de los López.

Tres nazarenos salían de aquellos antiguos muros, caminando presurosos hasta la vieja Parroquia.

En la calle, el sol brillaba, pero nunca como sobre el canasto del Paso grande del Señor de las Penas, aquella naos que la brisa costalera suavemente mece, entre el mar de cabezas humanas que se arremolinaban en derredor del Cristo moreno, de la Puerta de Osario.

Las cuatro y media en la tarde, las cuatro y media en la plaza.

Abierta quedan las puertas de la Iglesia y de la ilusión.

Vuelve el Domingo de Ramos al arrabal, a las calles, a la gente, a la luz y la Hermandad de San Roque.

Ya sale la Cruz de Guía y hace realidad el día.

Jesús sigue caminando, perdido entre sus recuerdos, arando con su tormento las calles de la ciudad.

La tarde se está alejando, con la cadencia aprendida del son de las bambalinas, como las que van meciendo a la Gracia del dolor, Ella, que siempre atesora la Esperanza del amor.

Se ha recostado la noche en la espadaña del tiempo.

Se han parado los relojes en la calle estrecha y blanca.

Cristo avanza desde lejos, “’qué picaito camina!”, se lo dice Rafael al capataz que lo guía.

Capa  blanca, inmaculada, antifaz color morado y cirio sacramental.

Rafael ha vuelto hoy, al barrio y a su hermandad.

De vez en cuando se vuelve y los ojos se le inundan…” ¡cuántos recuerdos Señor, viendo tu cara morena!”.

Rafael sigue mirando a su Cristo de las Penas, el paso apenas avanza por la estrechez de la calle, callejuelas encaladas, donde Buzón le cantara a la cera y al compás.

Pena mi Cristo en Sevilla junto  acacias  y  jazmines, que por las tapias florecen, de la calle estrecha y larga…

Por un instante el Señor, eleva el rostro del pecho, buscando en las sendas filas de los blancos nazarenos, a su amigo Rafael, el que se llevó hace años hasta el Reino de los Cielos.

…Y  Rafael caminando extasiado en el momento, con las luces de los cirios, los sones y los recuerdos, a penas si se ha fijado en la dueña de sus sueños…está en la acera, esperando, buscando  a sus nazarenos, Rafael, Joaquín y Antonio, “tres ases para una reina”, Ana siempre lo decía al despedirse de ellos en el zaguán de la casa.

Entre las nubes de incienso, se han intuido los dos, el la ha visto y ella a el… y el Señor desde su Paso ha bendecido el instante…

Se fue la nube de incienso por la acacia  y el jazmín que por las tapias florecen, de la calle estrecha y larga…

Cristo siguió caminando buscado la Puerta Osario, con las Penas de la vida hiriéndole las entrañas.

La noche se llevó el día de las Palmas y los Ramos, de los sueños y recuerdos, de la devoción sentida que llega a Caballerizas, ese lugar del encuentro que brota con las acacias y florece en el jazmín, que por las tapias se enredan en la calle estrecha y larga…   

 

 

                                                                          A la memoria de Rafael López, nazareno de San Roque

  y de su esposa Ana González.

Ambos gozan ya de la Gloria de Dios.

 










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.