Arte Sacro
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Sevilla Sagrada (II). La Casa de Dios en tiempos del mudéjar


Arte Sacro. Mudéjar es un término derivado de la palabra árabe mudaÿÿan que significa "doméstico" o "domesticado", se empleó para denominar a los árabes que decidieron quedarse en la Ciudad toda vez reconquistada.  En general las técnicas constructivas y los artesanos musulmanes gozaron de gran prestigio entre los cristianos lo que justificó en muchos casos su permanencia en algunas poblaciones.

Iniciamos este itinerario ante la puerta de entrada del Palacio de los Marqueses de la Algaba, pero no es este palacio el que vamos a visitar en primera instancia sino que será la iglesia de Omnium Sanctorum nuestra primera visita.

Irene comienza hablándonos del estilo mudéjar, tema principal de este itinerario, tomando como punto de partida el exterior del presbiterio de la parroquia de Omnium Sanctorum y rodeando la parroquia para acabar en su puerta principal. En este pequeño recorrido alrededor de la iglesia pudimos ver el trabajo de los artesanos mudéjares.

Irene nos cuenta que Fernando III, se encontró en 1248 una Sevilla amplia, dotada de un considerable número de mezquitas ubicadas en los distintos barrios, que la conformaban y que en los primeros tiempos de la Reconquista, se consagrarían como iglesias de inmediato dedicadas al culto cristiano, para los habitantes y forasteros venidos con el séquito real.

Aunque el arranque del mudéjar de los templos sevillanos tiene lugar tras el terremoto de 1356, que propició el derrumbamiento de la inmensa mayoría de las veinticuatro históricas parroquias de la ciudad, que no eran sino las antiguas mezquitas sacralizadas. Nace de esta forma el nuevo estilo arquitectónico de los templos, denominado gótico-mudéjar, armonizando la tradición artística islámica local con el gótico proveniente de  Castilla.

La incorporación de elementos mudéjares en las iglesias, está presente en las techumbres, vanos y decoración de las mismas. Tan hermoso  resultó este estilo artístico que hasta  los reyes y  la nobleza sucumbieron ante él  ordenando la construcción de palacios y casas señoriales de gran belleza.

Pasamos al interior de Ómnium Sanctorum donde nos recibe D. Pedro Juan Álvarez, Párroco de Ómnium Sanctorum.

Una vez en el interior Irene nos habla de la historia del templo, que en su origen se reaprovecharon las instalaciones de una vieja mezquita almohade, efectuándose una primera reforma en tiempos de Pedro I, tras el terremoto de 1355, de estilo gótico-mudéjar.

En la Parroquia de Ómnium Sanctorum  tienen su sede canónica tres hermandades:

Hermandad de la Reina de Todos los Santos, fundada a mediados del siglo XVII. La imagen de la Señora está fechada en 1554 siendo obra del imaginero flamenco Roque de Balduque.                                                     

Hermandad de los Javieres, fundada en 1955, en el convento jesuita de Jesús del Gran Poder.  La imagen del Cristo de las Almas es obra de José Pirés y la Virgen de Gracia y Amparo es obra de Fernández-Andes.

Hermandad del Carmen Doloroso,  es fundada en 1982, por un grupo de jóvenes. El Señor de la Paz es obra de Reyes Villadiego en 1990 y la Virgen del Carmen en sus Misterios Dolorosos salió de las gubias de Fco. Berlanga de 1984.

 

Salimos hacia el Palacio de los Marqueses de la Algaba donde se encuentra el Museo del Arte Mudéjar, con 111 piezas procedentes de distintos museos de la ciudad, así como diversas piezas rescatadas del convento de Santa Clara tras su restauración.

Allí nos recibe Francisco Campos, que nos muestra las instalaciones del museo y nos cuenta la historia del Palacio.

D. Juan de Guzmán y Torres, I Señor de La Algaba, intercambia con el Conde de Niebla el señorío de Medina Sidonia por otros tantos, entre los que se encontraba el de La Algaba. Tal intercambio resulta sorprendente, ya que la importancia estratégica de Medina Sidonia le hubiera podido proporcionar a D. Juan una brillante carrera militar, por lo que esta permuta podría interpretarse como síntoma de un cambio de mentalidad en la nobleza castellana de querer alternar las actividades militares con otras mercantiles, obteniendo de estas últimas grandes beneficios económicos. En 1565, Felipe II otorga el marquesado de la Algaba a don Francisco de Guzmán y Manrique, que amplía el palacio y lo dota de jardines. Afortunadamente, ha sido rehabilitado íntegramente por la Gerencia de Urbanismo, siendo sede en la actualidad de la Delegación de Participación Ciudadana. Desde 2013, tiene su sede el Museo del Arte Mudéjar, con 111 piezas procedentes de distintos museos de la ciudad, así como diversas piezas rescatadas del convento de Santa Clara tras su restauración.

Salimos del Palacio en dirección a la iglesia de Santa Marina, donde nos esperaba Francisco Ruda. 

Irene nos cuenta que Santa Marina fue una de las primeras parroquias instauradas en Sevilla tras la Reconquista de la Ciudad, según consta en el Libro de Repartimiento de Sevilla. La construcción primitiva de dos de sus capillas laterales puede fecharse en torno a 1265, gracias a unos paños cerámicos hallados en tres bóvedas funerarias propiedad de la familia de los Hinestrosa,  familia llegada a Sevilla en el séquito de Fernando III.

La planta, el ábside, la torre y la Capilla Sacramental, pueden fecharse en las postrimerías del XIII o principios del XIV. En 1356 tuvo lugar un fortísimo seísmo que afectó gravemente al edificio, así lo narra el cronista Ortiz de Zúñiga, teniendo que ser restaurada en tiempos de Pedro I, y merced a la disposición del Arzobispo don Nuño.

Tras el incendio de 1936 y las salvajadas que se cometieron en el edificio por la dejadez institucional, se reabre al culto en  1991, tomándola por sede canónica la Hdad de la Resurrección, cuya imagen titular del Señor es obra de Fco. Buiza en 1973 y la de Ntra. Sra. de la Aurora, fue realizada por Dubé de Luque en 1978.

La iglesia consta de 3 portadas, la principal es de piedra y en ella se observan ocho arcos ojivales, constando en la última una decoración con puntas de diamante, zigzag y esculturas variadas. La portada del muro del Evangelio es un arco ojival con poca decoración y la de la Epístola está construida con ladrillo formando un cuerpo con tres arcos apuntados.

La iglesia presenta un ábside ochavado, con contrafuertes y ventanas ojivales geminadas, conjuntado una arquitectura de elegante belleza.

La torre de la Iglesia de Santa Marina se sitúa adosada al templo a los pies de la nave del Evangelio. Se perfila como una torre mudéjar de planta cuadrada y construida con ladrillo.

El interior del templo se divide en tres naves separadas por arcadas de arcos apuntados en ladrillo, que se apoyan en pilares cruciformes. La nave central es la más amplia tanto en altura como en anchura, y termina en un ábside poligonal, presentando además capillas laterales.

El techo del templo presenta 3 partes diferenciadas. La nave central se cubre con maderas labradas y entrecruzadas de estilo arábigo, o lo que es lo mismo, alfarje. Las naves laterales están cubiertas de colgadizo. Finalmente, las capillas están cubiertas con bóvedas.

Finalizamos el itinerario en la iglesia de San Marcos. Esta iglesia se reconstruye tras el severo terremoto de 1356, siendo  ordenada por el Rey Pedro I y por intercesión del Arzobispo D. Nuño. El monarca ordenó que se edificara en el estilo gótico-mudéjar. Se trata de un templo de tres naves con una torre de 22 metros de altura de gran parecido con los minaretes árabes, a la que se le añadió el campanario en 1603, por Vermondo Resta. En 1470, las luchas nobiliarias entre los Ponce de León y los Guzmán provocaron un incendio, catástrofe que se repitió lamentablemente en 1936. El edificio estuvo en ruinas durante un largo periodo, siendo restaurado en profundidad y reabierto al culto en 1987. Su fachada presenta puerta ojival con nueve arquivoltas con decoración de diamantes, ondas y pirámides. Los arcos están decorados con motivos vegetales recreando hojas de parra. Sobre ménsulas con forma de cabezas de león de cantería se encuentran a ambos lados a Virgen María y el arcángel San Gabriel. Sobre la clave de la puerta se encuentra  la imagen de Dios Padre,  asentada en una ménsula de piedra adornada con motivos vegetales. Se representa con el orbe en la mano derecha. Parecer ser que estas tres representaciones iconográficas,  proceden del XVIII, viniendo a sustituir a las originales por su pésimo estado de conservación. Destacamos también en la portada la bella decoración a base de sebka sobre falsos vanos, decoración propia de la arquitectura árabe y gótico mudéjar. Culmina la portada un característico tejaroz, sustentado por doce cabezas de león, a modo de ménsulas, símbolo indiscutible de los evangelistas a quien está dedicado el templo. El interior de la iglesia presenta una nave central y dos  laterales, separadas entre sí por arcos de herradura apuntados, asentados sobre pilastras cuadradas de ladrillo. El ábside ochavado, está cubierto con bóvedas de nervaduras, características del gótico-mudéjar.

Gracias a D. Pedro Juan Álvarez, Párroco de Omníum Sanctorum, Francisco Campos, Palacio de los Marqueses de la Algaba, Miguel Ángel Pérez, Hno. Mayor Hdad. de la Resurreccion, Francisco Ruda, Hdad. de la Resurrección, Rvdos. Padres José Luis y Miguel de la Congregación de los SS CC de la Parroquia de San Marcos. 

Y gracias También a Irene Gallardo por este interesantísimo itinerario.

 

Fotos: Fco Javier Montiel










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