Arte Sacro
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Provincia. La Parroquia de Gines restaura tres piezas artísticas de su propiedad


Arte Sacro. Se trata de una Cruz Parroquial y un juego de ciriales del siglo XVIII, y una talla de la Inmaculada Concepción atribuida a Ortega Bru. Los trabajos han sido realizados por Manuel Francisco Luque Posada

 

La Parroquia de Nuestra Señora de Belén de Gines ha restaurado recientemente tres importantes piezas artísticas de su propiedad. Se trata de una Cruz Parroquial y un juego de ciriales del siglo XVIII, y una talla de la Inmaculada Concepción atribuida a Ortega Bru.

A petición del párroco, don Manuel Talavera San Román, los trabajos han sido llevados a cabo por el Licenciado en Bellas Artes, Manuel Francisco Luque Posada, especialista en conservación y restauración.

Las piezas, sus características, y las labores realizadas en cada una de ellas son las siguientes:

Cruz Parroquial

Se trata de una obra de finales del siglo XVIII de estilo rococó y autor desconocido. Posee unas dimensiones de 254 x 50 centímetros y está formada por tres partes. La más alta, que corresponde a la cruz, se encuentra tallada con formas polilobulares y con las tres puntas superiores terminada en tres puntas a modo de corola, mientras en las zonas centrales están decoradas con espejuelos. A continuación le sigue una peana con forma de corazón con dos orejas de cerdo a modo de decoración. En el interior se lee la palabra AVE en el anverso y en el reverso se observa el anagrama de la Virgen María rodeado de dos palmas con una corona sobre ella. La tercera parte es un vástago que alza la cruz.

A consecuencia de un mal uso, había perdido algunas piezas tanto del soporte como de los espejuelos en la zona superior de la cruz debido a golpes y de los mismos movimientos naturales de la madera. Además, se habían producido  levantamientos en la policromía y pérdidas, así como la ruptura de los espejuelos.  En general, la policromía presentaba un mal estado, con un avanzado deterioro, aunque a consecuencia de un repintado sobre la capa de oro original, el poco oro que quedaba se conserva de una manera bastante óptima.

Tomando en cuenta todo lo anterior, se decidió retirar todas las capas de policromías para dejar la obra en la madera original, tras lo que se fijaron y consolidaron con pasta de madera las grietas y fisuras del resto de la obra. Se decidió realizar la reintegración de la policromía mediante la tricotomía de colores y se eligió la acuarela, por ser un material reversible.

Por último se realizó una protección mediante un barniz tradicional a un bajo porcentaje, para así proteger la acuarela del tacto y de los daños que pueda provocar la luz natural.

Juego de ciriales

Del siglo XVIII también data el juego de ciriales de estilo barroco y sin autor conocido, elaborado en madera de pino. En este caso las medidas de las piezas son de 194 x 23 centímetros. Cada cirial está formado por dos partes. La primera está compuesta por un vástago partido en la parte superior por un nudo. A continuación está la zona del cirial, con una talla grácil y bulbosa. Después de un nudo se superpone una macolla gallonada, tras la que le sigue un bulbo estriado con cuatro brazos decorando. Luego viene un mástil esbelto con molduras en la parte inferior. En la superior se ancha  mediante tallas de moldurones para luego seguir con una moldura alrededor de la zona superior doblemente gallonada con cuatro brazos.

Los ciriales han sido intervenidos en varias ocasiones anteriormente. Así, se aprecian sobre la policromía original plateada dos capas superpuestas en amarillo y otra en color minio. También se han observado intervenciones poco ortodoxas en las que se apreciaban elementos metálicos ajenos a la obra y a la época de ejecución de los ciriales. Esto había motivado la pudrición de la madera, así como la pérdida de algunas piezas en la zona superior. En el estudio previo a la restauración, también se observaron partes carbonizadas al consumirse las velas que portaban, dañando seriamente el soporte, presentando en general la policromía un mal estado con un avanzado deterioro.

Ante esta situación, se llevaron a cabo tratamientos con métodos reversibles para no afectar a los materiales originales. Al igual que en el caso anterior, se decidió retirar todas las capas de policromías para dejar la obra en la madera original. Se le inyectó por toda la obra en general líquidos fungicidas y consolidantes a base de permetrina como tratamiento preventivo contra insectos xilófagos. Además, se decidió dorar con oro alemán la parte superior de los ciriales, así como el nudo que divide el vástago mientras que el resto del vástago se pintaría con rojo tierra de Sevilla a modo de la cruz rococó de la que nos hemos ocupado anteriormente. La elección del oro alemán no fue aleatoria, sino que se decantó por esta elección para luego patinar el metal con vistas a que adquiriera el color envejecido de la cruz de espejos que posee la Parroquia.

Tras la protección del oro con un barniz para metales, se le dio una pátina a imitación de las del siglo XVIII mediante pigmentos al óleo con cera virgen, adquiriendo la obra así ese tono añejo equiparable a la cruz parroquial rococó.

Inmaculada Concepción

También se ha restaurado una bella talla de la Inmaculada Concepción de unos 25 centímetros de alto y atribuida al insigne imaginero Luis Ortega Bru. Se trata de una escultura de bulto redondo elaborada en madera de cedro y de estilo neo-barroco, y que también es propiedad de la Parroquia.

La intervención se hacía necesaria debido al deterioro de la conservación de los materiales a consecuencia de la falta de cuidado de las piezas.

La imagen posee una mirada dulce y perdida uniendo sus manos en señal de humillación, y está dotada de un grácil movimiento gracias a un contraposto y a los ropajes voladores que la hacen más activa aún si cabe el leve movimiento de la Virgen. El manto está policromado en azul ultramar mientras la saya está pintada de blanco, todo ello con unos ropajes con un delicado estofado de estilo barroco.

La policromía presentaba un buen estado de conservación y de adherencia a las capas subyacentes, pero el paso del tiempo había producido alteraciones debidas al envejecimiento natural de los materiales. Por ello, los trabajos debían encaminarse a detener este deterioro y devolverle a la talla el esplendor y el carácter original, utilizando para ello materiales reversibles.

Así, tras un detallado estudio previo, se realizó una limpieza superficial de toda la imagen, a lo que siguió la protección de la policromía y la fijación de los estratos. Los trabajos continuaron con una limpieza más exhaustiva, la reintegración de la capa de preparación y de la capa de color, así como la aplicación de una capa de protección, la reintegración con pigmentos al barniz, la protección final de toda la obra.

Más información: www.sacramentaldegines.org

Foto: Archivo Hdad.










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