Martillo y Trabajadera

Estudio Médico del Costalero

   

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Vamos a exponer un análisis, aunque somero y con carácter de divulgación, de los condicionantes físicos, anatómicos y funcionales, del trabajo del costalero. Apoya sobre su nuca y de ahí reparte a toda la musculatura, unos cuarenta o sesenta kilos, cifra que oscila dependiendo del paso y del número de hombres que forman la cuadrilla.

Cuando el costalero anda con su carga, hay dos puntos esenciales que soportan el peso: la nuca, en su mitad inferior de la columna cervical, y la cintura, parte inferior, también, de columna lumbar.

La flexión de la columna cervical en su parte alta se efectúa a expensas de los músculos rectos, mayor y menor, por la flexión de la articulación del occipital con el atlas o primera vértebra cervical, y en su parte inferior con la musculatura anterior del cuello, supra o infrahiodeo, de los músculos largos del cuello por delante de la columna y por sus lados, los esternocieldomastoideos.

Cuando así se camina, el punto cervical bajo que da más prominente, ya de por sí saliente, debido a la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical y por lo tanto punto de apoyo de la trabajadera. Por eso es un sitio que debe ser almoadillado al gravitar sobre él directamente la totalidad del peso, de ahí la función de la almohadilla o “morcilla”.

La cabeza soportando el peso debe ir ligeramente flexionada hacia delante, en una flexión suave de unos 25 o 30º, para compensar la lordosis cervical o ligera curva hacia delante que presenta normalmente la columna del cuello. Una mayor flexión . la columna cervical tiene una amplitud de flexión-extensión de 130º- daría lugar al apoyo del peso muy directamente sobre la apófisis espinosa de la séptima cervical, sin tener la compensación de la parte de la ropa que se ajusta apretadamente a la frente.

En la postura correcta anteriormente descrita, las líneas de fuerza se hallan muy compensadas. Saben los costaleros que un trabajo realizado con la cabeza flexionada hacia delante por la mala “igualá” entre los hombres, o por aliviarse en el peso, da lugar a mayor esfuerzo, cuando no a unas rozaduras en la nuca que erosionan la piel, más o menos profusamente, lesiones que ellos llaman “quemarse”

Por eso el primer consejo que daremos a los costaleros es marchar con el cuello erecto “cogiendo palo”. Se hace así más fuerza y existe menos peligro de dañar las estructuras musculares y raíces nerviosas que salen por los espacios intervertebrales. No es sólo cuello, sino todo un mecanismo de una serie de vectores de fuerzas que se descomponen en todo el organismo en relación con el trabajo del costalero.

Otro punto clave donde el peso incide es la columna lumbar. Siempre, en la biomecánica de la columna se ha tomado la quinta vértebra lumbar como punto de visagra de dicha región. Los últimos estudios han demostrado la importancia de la tercera vértebra lumbar, sobre todo, cuando la columna trabaja erecta.

Y otro punto a considerar al soportar el peso en este tipo de trabajo es la doceava vértebra dorsal, punto charnela o rótulas del eje vertebral, porque en la tercera vértebra lumbar coinciden los haces formados por los músculos espinodorsales y los haces musculares inferiores del músculo dorsal ancho. La columna lumbar pierde su lordosis o incurvación hacia delante cuando se flexiona doblando la cintura hacia el vientre, haciéndose fuerte por su erección y soportando mejor el segundo tiempo de la “levantá”.

En el trabajo de sostén de la columna lumbar, trabajan intensamente los músculos rectos del abdomen, bandas musculares de la cara interior del abdomen, junto con los músculos oblicuos mayor y menor, y músculos transversos del abdomen. Estos músculos actúan de palanca, acortando la distancia de sus inserciones cuando el costalero doble el tronco hacia delante. Cuando la columna está erecta actúan, pues, dos fuerzas, una posterior, los músculos de los canales vertebrales y cuadrados de los lomos; otra anterior, los músculos de la pared anterior del abdomen.

Otro consejo a los costaleros sería tratar de trabajar durante la marcha con la columna lumbar erecta y bien liada la faja a la cintura, La intuición llama a esto “meter riñones”. Es los tres tiempos de la “levantá”, flexionando el tronco hacia delante, por la variación del centro de gravedad, debe emplearse el máximo esfuerzo, pero al mismo tiempo, también el menor tiempo posible en las posturas.

También influye grandemente en la “levantá” y durante la marcha los músculos y palancas formados por los muslos, piernas y pies. Se sabe que para levantar una carga de 10 Kg., con las rodillas dobladas y el cuerpo vertical, la fuerza de los músculos espinales es de 149 kg. Si la carga de 10 kg. Se hace con las rodillas extendidas y el cuerpo hacia delante, la fuerza necesaria para levantar un peso por los músculos espinales, es de 256 kg.

Si además, se tiene los brazos extendidos hacia delante, la fuerza necesaria es de 363 kg. Esto ocurre en las “levantás” a pulso y “a tierra”, posturas que no deben prolongarse mucho tiempo. Es decir, que con el tronco flexionado hacia delante y los brazos extendidos, hace falta más fuerza y debe procurarse en las “levantas” mantener el tronco lo más erecto posible dentro de lo que permita el reducido espacio de la trabajadera. Así pues, un peso se debe levantar y arriar con las rodillas flexionadas, nunca flexionando el tronco hacia delante. Esto lo conocen intuitivamente los costaleros.

Cuando se hace el esfuerzo del impulso se cierra la glotis, disminución del retorno venoso, se aumenta la presión del sistema venoso cefálico, hay una disminución del retorno venoso al corazón, disminuye la cantidad de sangre contenida en el alvéolo pulmonar, aumenta la resistencia de la circulación menor y existe una repleción de los plexos venosos pariraquídeos, situación que sólo debe durar breves e intensos momentos.

Como brazos de palanca en el impulso están las piernas y el pie. El músculo psoas y cuádriceps que se sitúan en la cara anterior del múslo, flexionan respectivamente la cadera y extiende la rodilla, contrayéndose en la marcha.

Durante esta, en la rotación externa, intervienen el músculo biceps y el tendón de la fascia lata, y en la rotación interna, los músculos sartorios, semitendinosos y semimebranosos, rectos internos y pectíneos.

El último punto de apoyo es el pie, en flexión en el momento de la “levantá”, a expensas del tendón de Aquiles y contractura del músculo triceps sural que orienta la planta del pie hacia atrás.

El músculo biceps, que tiene una ponencia de 6,5 kg., junto con los músculos peroneos por cara externa y por cara posterior el músculo tibial posterior, son los que actúan en la potencia muscular de la pierna cuando efectúa la carga y, en última instancia, los arcos, internos, externo y anterior, del pie.

Por la contractura del triceps se levanta el talón y se da el impulso motor de la marcha en una palanca de segundo grado, cuyos componentes son: la bóveda interior del pie, que queda por delante, la fuerza muscular de la pierna, que queda por detrás y el peso del cuerpo en el centro.

Antonio Hermosilla Molina - ABC de Sevilla (ediciones del 1 y 2 de marzo de 1985)

 

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