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Hoy festividad del Inmaculado Corazón de María


 Arte Sacro. Hoy 24 de junio, se conmemora la festividad litúrgica del Inmaculado Corazón de María, haciéndoles a copntinuación un breve resumen por la historia de esta devoción para comprender mejor su naturaleza, su práctica y su espiritualidad.

EN LA SAGRADA ESCRITURA.

En la sagrada Escritura está claro que la palabra corazón (leb, lebab, kardía) forma la base de toda la relación religioso-moral del hombre con Dios. El corazón está en el centro de toda la vida psicológica, moral y religiosa; es el lugar donde maduran las disposiciones del hombre, buenas o malas; es el centro de la vida moral, como principio y origen de la responsabilidad, como conciencia; se le considera también como el centro de la vida cognoscitiva y representa por tanto la interioridad del hombre y su intimidad profunda. La antropología veterotestamentaria, por consiguiente, pone el corazón como centro de toda la vida espiritual del hombre; el corazón es principio de vida, memoria, pensamiento, voluntad, interioridad. Aplicado a María, en la expresión corazón de María, el término corazón adquiere una fuerte carga dinámica, capaz de desarrollar las más altas energías espirituales. Los textos mesiánico-epitalámicos (Sal 44; Cant), los que hablan del "corazón nuevo" (Is 12,56-56; Jer 2,31.33; Ez 11,36; JI 2), junto con otros muchos del AT, hacen del corazón la sede del encuentro con Dios.

 En el NT el término conserva el valor semántico veterotestamentario (cf Mt 11,29; 15,18-19; 22,37; Lc 6,45; 9,47; 24,25; Jn 12,40; 14,1; 16,22; He 4,32; 7,51.54; Rom 5,5; 2Cor 3,2-3; Ef 3,17; 4,18; Col 3,15-16; Heb 8,10; 10,16).

La devoción al corazón de María tiene el privilegio singular de poder contar con dos textos clave neotestamentarios, base de toda la tradición posterior. Son: "María, por su parte,  guardaba todas estás cosas, meditándolas en su corazón (kardía)"(Lc 2,19); "Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón (kardía)" (Lc 2,51). Hay que considerar además un tercer texto: "Y una espada atravesará tu alma (psyché)" (Lc 2,35).

Los dos primeros textos se han interpretado de varias maneras, sobre todo en clave histórica, apocalíptica y sapiencial. Para muchos exegetas, Lucas (o el autor del que depende Lucas) quiso insinuar delicadamente que la fuente de sus informaciones es la misma virgen María. Para otros autores modernos, Lc 2,19 y 2,51 presentarían una forma literaria propia del género apocalíptico, utilizada por el redactor para llamar la atención del lector sobre la importancia de lo que se narra. Así sucede en el libro de Daniel; éste, después de la visión del hijo del hombre, dice: "Yo, Daniel, quedé turbado por estos pensamientos y se me demudó el color del rostro; pero lo guardé todo en mi corazón" (Dan 7,28).

Creemos que se trata seguramente de una forma literaria propia del género apocalíptico, usada para señalar no tanto la fuente histórica de la que depende el redactor como el hecho de que María está situada en el centro de la reflexión cristiana sobre los misterios de la infancia de Jesús. Esto es muy importante para la espiritualidad cordimariana, ya que el corazón de María, según las fuentes evangélicas, aparece como la cuna de toda la meditación cristiana sobre los misterios de Cristo. Y esto confiere a la devoción al corazón de María un fundamento escriturístico de valor incalculable.

No hay que olvidar, sin embargo, la perspectiva sapiencial que pone de relieve A. Serra cuando escribe que "meditar en el propio corazón" es una prerrogativa del sabio, que conserva el recuerdo de los hechos para actualizar su contenido. Es también interesante señalar que el término meditar (synbállein) alude a la actividad simbólica con que se ponen juntas las realidades antiguas y las nuevas para comprenderlas mejor.

El segundo texto —el de la escena de la presentación en el templo— es igualmente de un gran interés mariológico, ya que en él aparece con insospechada profundidad la asociación interior de María a toda la obra salvífica de su Hijo. Todo lo que se cumple en el cuerpo paciente del Hijo, se cumple también en el corazón y en el alma de la madre.

He aquí, pues, dos elementos esenciales para entender, a partir de la Escritura, la expresión corazón de María.

EN LA PATRISTICA. 

La patrística, tanto griega como latina, ha desarrollado en espléndidas reflexiones el contenido de los textos de Lucas. "¿Cuál es la espada —se pregunta Orígenes— que traspasó el corazón de María?" San Gregorio Taumaturgo expresa ya la idea de que el corazón de María fue como el vaso y el receptáculo de todos los misterios; Simeón Metafrastes atestigua una larga tradición oriental que hace del corazón de María el lugar mismo de la pasión de Jesús: "Tu costado fue ciertamente traspasado, pero en el mismo instante lo fue también mi corazón". El tema tan importante de la concepción de Cristo mediante la acogida de su palabra por el oído, la fe y la adhesión (aure, fide, corde) es frecuente entre los padres latinos. Canta así Aurelio Prudencio: "Ipsa coruscantis monitum sacra Virgo ministri / credidit atque ideo concepit credula Christum / [...] Virginitas et prompta fides Christum bibit alvo / cordis, et intactis condit paritura latebris".

A partir de aquí se desarrolló el tema típicamente agustiniano de la concepción del Verbo prius et felicius en el corazón que en el seno de la Virgen, por lo que: "Materna propinquitas nihil Mariae profuisset, nisi felicius Christum corde quam carne gestasset". El tema de la concepción en el corazón está presente en la reflexión mariológica de toda la edad media y de las épocas sucesivas hasta el Vat II, que la refiere sin embargo a la maternidad espiritual de María: "Plane mater membrorum... quia cooperata est caritate ut fideles in ecclesia nascerentur, quae illius Capitis membra sunt". En san Ambrosio toda la espiritualidad mariana de imitación se relaciona con el culto de María: "Virgo erat... corde humilis". Y la imitabilidad de la Virgen es totalmente interior: "Et sicut sancta faciebat Maria, conferas in corde tuo"

La edad media, sobre todo el s. XII, en que se desenvolvió un exquisito y equilibrado humanismo religioso, desarrolla ampliamente las ideas de los padres en formas exuberantes, llenas de vida y color. Así, p. ej., el pseudo Anselmo de Lucca; así Ruperto de Deutz: "Verbum ipsum quod Virgo fidelis secundurn carnem peperit et lactavit, ipsa secundum fidem prius in corde concepit et ore peperit". Hugo de San Víctor pone claramente de manifiesto el tema según el cual el Verbo descendió al seno de María precisamente porque había sido concebido antes en su corazón: "Nam quia in corde, quo amor Spiritus Sancti singulariter ardebat, ideo in carne ejus virtus Spiritus Sancti mirabilia faciebat". Y de forma semejante se expresan otros escritores espirituales del s. XII: Guerrico, Amadeo de Lausana, san Bernardo, Aelredo de Rievaulx... Una frase de Ricardo de San Lorenzo merece destacarse sobre las demás: "Ex corde beatae Mariae Virginis processerunt fides et consensus, per quae duo initiata est salus mundi". A comienzos del s. XIII, san Buenaventura formula el tema de este modo: "Quia ergo corde concepit verbum fidei, ventre concepit Filium Dei". Santa Gertrudis de Helfta y su escuela elaboran con estas ideas una exquisita espiritualidad: "Videbatur blandus ille ac floridus puellulus, aeterni Patris Filius unicus, cor Matris virginis cum summa voluptate sugere. Quo dabatur intelligi, quod sicut Christi humanitas virgineo lacte nutriebatur, ita ejus divinitas suavissime in hoc innocentissimo et amantissimo corde conquiescebat eoque frui delectabatur".

No podemos seguir citando la riquísima literatura posterior: Gersón, san Bernardino de Sena, san Antonino de Florencia, Dionisio el Cartujano, Tomás de Kempis, que representan el paso entre la edad media y el renacimiento. Esta época reacciona contra la oleada revolucionaria protestante, que había sido precedida por la obra de Erasmo, con una piedad humanista, que se refleja muy bien en los preciosos textos de san Pedro Canisio y de san Francisco de Sales. Posteriormente, la escuela francesa y la sulpiciana con sus principales exponentes (Olier y De Bérulle) y sus discípulos (Saint-Juré, Binet, Poiré, Barry, Gibieuf) orientan la devoción al corazón de María hacia una espiritualidad en la que el rico humanismo salesiano se dispersa muchas veces en un espiritualismo evanescente.

SAN JUAN EUDES.

En la historia de la devoción hay que dar un puesto particular a este santo "evangelista, apóstol y doctor" de la devoción a los sagrados corazones de Jesús y de María. Con san Juan Eudes tenemos: congregaciones religiosas dedicadas al culto al corazón de Jesús y al de María; las primeras fiestas litúrgicas con oficio y misa propios; las primeras obras sistemáticas de historia, teología y piedad; las primeras cofradías; las primeras aprobaciones de la iglesia, tanto episcopales como pontificias; las primeras serias oposiciones; la primera gran difusión de la devoción a los sagrados Corazones entre el pueblo cristiano.

¿Qué es lo que intentaba decir san Juan Eudes con la expresión corazón de María? Dos textos significativos lo resumen de esta forma. Esto "quiere decir que su corazón es la fuente y el principio de todas las grandezas, excelencias y prerrogativas que la adornan, de todas las cualidades eminentes que la elevan por encima de todas las criaturas, como el ser hija primogénita del eterno Padre, madre del Hijo, esposa del Espíritu Santo y templo de la santísima Trinidad... Quiere decir también que este santísimo corazón es la fuente de todas las gracias que acompañan a estas cualidades... y además que este mismo corazón es la fuente de todas las virtudes que practicó... ¿Y por qué su corazón es la fuente de todo esto? Porque fueron la humildad, la pureza, el amor y la caridad del corazón lo que la hicieron digna de ser la madre de Dios y consiguientemente poseer todas las dotes y todas las prerrogativas que han de acompañar a esta altísima dignidad". Otro texto define muy bien el objeto de esta devoción: "Deseamos honrar en la Virgen madre de Jesús no solamente un misterio o una acción, como el nacimiento, la presentación, la visitación, la purificación; no sólo algunas de sus prerrogativas, como el ser madre de Dios, hija del Padre, esposa del Espíritu Santo, templo de la santísima Trinidad, reina del cielo y de la tierra; ni tampoco sólo su dignísima persona, sino que deseamos honrar en ella ante todo y principalmente la fuente y el origen de la santidad y de la dignidad de todos sus misterios, de todas sus acciones, de todas sus cualidades y de su misma persona, es decir, su amor y su caridad, ya que según todos los santos doctores el amor y la caridad son la medida del mérito y el principio de toda la santidad". Hoy, cuando todavía se intenta determinar el objeto de la devoción a los corazones de Jesús y de María y perduran muchas incertidumbres, es necesario volver a san Juan Eudes para encontrar la verdadera solución.

LAS APARICIONES DE FÁTIMA.

Hoy en una historia de la devoción al corazón de María no se puede prescindir de mencionar el mensaje cordimariano que, como una nueva primavera, han traído las apariciones de /Fátima.

San Juan Eudes estuvo sin duda influido por las revelaciones de María des Vallées, pero no las utilizó nunca en apoyo de sus afirmaciones ni aludió a ellas en sus obras. Quiso hacer una obra rigurosamente teológica, cuyos únicos fundamentos fueran la Escritura, la tradición y el magisterio. Los escritores que gravitaban en torno al ambiente de Paray-le-Monial se dejaron llevar un tanto unilateralmente por las revelaciones de santa Margarita María de Alacoque, olvidando en parte los argumentos teológicos. Hoy la devoción al corazón de María se ha visto espléndidamente reforzada por los acontecimientos de Fátima, que han tenido un reconocimiento oficial.

El ángel de Fátima, ya en la primera y en la segunda aparición, afirma: "Los sagrados corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros proyectos de misericordia". Y en la tercera aparición une la reparación al corazón de Jesús con la reparación al corazón de María. La Virgen, en la segunda aparición (junio de 1917), declara a Lucía apóstol de la devoción a su corazón con estas palabras: "Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi inmaculado corazón. Prometo la salvación a quien la practique; esas almas serán amadas por Dios como flores puestas por mí para adornar su trono".

Pero sobre todo en la aparición de julio de 1917 el mensaje sobre el corazón de María se enriquece con una serie de elementos de gran importancia: la visión del infierno, el futuro de la Rusia soviética, los sufrimientos del mundo, de la iglesia y del papa, el triunfo final del corazón de María. En aquella aparición la Virgen prometió venir de nuevo para pedir la comunión reparadora de los primeros sábados y la consagración de Rusia. La primera petición la hizo la Virgen en su aparición de Pontevedra el 10 de diciembre de 1925; la segunda, en la aparición de Tuy la noche del 12-13 de junio de 1929.

De esta forma, las apariciones de Fátima constituyen el núcleo de todo el mensaje cordimariano, mientras que las apariciones de Pontevedra y de Tuy son una especie de pentecostés y de apocalipsis de las apariciones de Cova da Iria. Son un complemento necesario sin el cual Fátima no habría superado un radio de influencia puramente regional y, quizá, limitado en el tiempo. De esta manera el mensaje cordimariano no sólo asumió una dimensión mundial y eclesial, sino que se vio ulteriormente profundizado e interiorizado. Cuando en los años 1942 y siguientes se difunden las dos primeras partes del llamado secreto de Fátima, Fátima se convierte en un fenómeno carismático eclesial de primer orden; desde aquel momento comienza como una nueva era en la historia de la devoción al corazón de María.

BIBLIOGRAFÍA:

Alonso J.M., El Corazón de María en S. Juan Eudes, Coculsa, Madrid 1958, 1: Historia y doctrina, II: Espiritualidad e influencias; El Corazón de María, alma del mensaje de Fátima, en EM 22 (1972) 240-303; 23 (1973) 19-75; AA.VV., Historia, naturaleza y eficacia de la devoción al Inmaculado Corazón de María, en Est Mar 4 (1945) 563 pp. (n. monográfico); Bustamante J.A., Liturgia cordimariana. Historia y evolución, Coculsa, Madrid 1959; Bover J.M., Origen y desenvolvimiento de la devoción al Corazón de María en los Santos Padres y Escritores eclesiásticos, en Est Mar 4 (1946) 59-171; Canal J.M.-Alonso J.M., La consagración a la Virgen y a su Corazón, Coculsa, Madrid 1960, 1: Historia. II: Teología y vivencia; Fernández D., El Corazón de María en los Santos Padres, en EM 37 (1987) 81-140; García Garcés N., La devoción al Corazón de María en la poesía religiosa de la Edad Media, en Est Mar 4 (1946) 173-264; Marín H., El Corazón de María en el magisterio de la iglesia, Coculsa, Madrid 1960; Solano J., El Corazón de María en los escritos de san Juan de Ávila IV, en "De cultu... s. xvr", IV, PAMI, 1983, 383-393. STURMIO S. L.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo / Francisco Santiago










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