Arte Sacro
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¡Qué ombligo más bonito!. Antonio Sánchez Carrasco


_DSF7529__Copiar_.JPGVayas por donde vayas vas buscando rastros de obras o asuntos que alguna vez en la vida tuvieron que ver con Sevilla o con autores que ejercieran su profesión en nuestra Ciudad. Es como buscar un rastro de nuestras costumbres en los lugares que visitas en verano.

Aunque sabía que en Santander había un grupo de devotos de la Virgen del Rocío al buscarlo en Google me daba una dirección algo alejada y probablemente fuera del centro, pero sería pasando hacia la Catedral cuando por una ventana de la Iglesia del Cristo que está debajo vi un asta repujada y mi mente dijo en voz alta que buen mástil para un Simpecado, al visitar la iglesia un rato después comprobé que mi mente no me engañaba era la base del Simpecado de Santander. Pero la impresión más grande me la llevé en Santillana del Mar y no fue la espectacular quesada que me comí cerca de la Colegiata, ni las casas de casco urbano, ni el lavadero tan curioso,..., fue un San José en el Museo Diocesano. Su letrero informativo decía. "San José, plomo policromado, principios del siglo XVII, Sevilla, Castro Urdiales".

No había más referencias. Lo fotografié y camino a nuestra casa en Gama empecé a elucubrar sobre las posibles aventuras de aquel San José. En alguna página de internet lo identificaban como obra de Martínez Montañés, aunque bien podía ser de Juan de Mesa, que era lo que más sensación me daba. Pensé en las cuatro desamortizaciones que sufrimos desde finales del XVIII hasta el último tercio del XIX, que aunque Mendizábal se llevara la palma las otras tres fueron de aúpa. Aquellas enajenaciones de bienes a la iglesia podrían haber hecho volar a nuestro San José de plomo hasta Cantabria. Pensé en algún párroco que al cambiar de destino se lo llevó a su tierra, en esos tiempos en los que los inventarios si existían se usaban poco. O incluso que alguien lo quitara de en medio cuando a los libertarios les dio por quemar símbolos e imágenes que no les pertenecían. Se echaba la noche sobre la montaña Palentina y se me acababa la copa de aguardiente de orujo lebaniego que me daba calor en una noche de julio en la que me quedé extasiado mirando a un San José de Plomo que un día fue parte de nuestro patrimonio. De ese ombligo del mundo que es Sevilla.

#LosLunesAlSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










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