Mañana de nardos y sonrisas. Antonio Sánchez Carrasco

Mañana de caras morenas y de ojos de sueño interrumpido para ver a la Patrona.  Desayuno previo para tener el estómago lleno mientras llega la Madre. Álvaro Peregil abre para amigos y allegados para tomar aguardiente mientras vas sabiendo cómo va la procesión por las campanas. La primera procesión tras el Valla-Gate. Al final parece que seguimos sabiendo mantener las formas en las procesiones en las que no hay forofismo. Llegamos al Triunfo donde hay más huecos. Aparece la Tumbilla por la Cruz de los Juramentos y poco después ya vemos su sonrisa. La sonrisa de una Madre al encontrarse con sus hijos. La Virgen pasaba y sólo pasaba la Virgen, daban igual los cambios bajo el paso o la música alrededor, sólo sonaba su sonrisa. Y pasó un año más. Tras Ella, el encuentro como muchos amigos, ese encuentro casual entre los que nos sentimos hijos de la Madre a la que rezaban los Reyes. El hijo de Berenguela, el Santo Rey y su Virgen, la que custodia su cuerpo incorrupto en la Capilla Real.

Y ahí cuando todos iban al desayuno nosotros a buscar los conventos en iglesias donde se celebraba el día de la Asunción de la Virgen. En Santa Cruz la Virgen de los Reyes de la Escuela de Cristo, en el Convento de Madre de Dios de la Piedad, la Virgen de los Reyes que suele estar en la Clausura. San Ildefonso y la Patrona de los Sastres. Y después las Vírgenes que duermen. Pozo Santo, Santa Rosalía, Santo Ángel y las Mínimas. Una representación de la Virgen que sólo vemos en estas fechas. Y el final del día en el bar Candelaria que ya hace calor y hay que hidratarse. El calor sirve para conservar las costumbres sevillanas que desde hace años se ven rodeadas de trolleys y de turismo. Todo alrededor de la sonrisa de la Virgen a la que rezaban los Reyes.

#LosLunesalSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.