Todos los datos sobre la restauración del retablo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral

Arte Sacro. En la mañana de ayer fue presentada la restauración del retablo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral una vez concluidos los trabajos al que ha sido sometido durante los últimos siete meses por parte del equipo técnico de la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural que dirige Antonio Rodríguez Babío, a iniciativa del párroco, Manuel Cotrino.

Las obras han sido ejecutadas por un equipo de siete conservadores restauradores dirigidos por Antonio Gamero y Agustín Martín, técnicos de la Delegación Diocesana de Patrimonio.

El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, presidirá el próximo sábado, día 7, la misa de acción de gracias por la finalización de todos los trabajos de restauración llevados cabo en el Sagrario.

Agustín Martín de Soto y Antonio Gamero Osuna, los técnicos de la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural nos explican con todo detalle en que a consistido esta restauración:

Se culminan los trabajos de Conservación y Restauración sobre un bien singular, el retablo mayor de Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla. Esta obra viene a poner el broche final a la intervención llevada a cabo durante varios años en este templo, recuperando una de las iglesias con mayor majestuosidad e interés cultural de la ciudad.

Esta restauración coincide además con la celebración, este 2024, del “Año del escultor Pedro Roldán”, con motivo del cuarto centenario de su nacimiento, lo cual impulsó aún más este proyecto, que vio como una oportunidad recuperar y poner en valor esta magnífica pieza salida de las manos del citado artista.

Tras la obra de intervención sobre el bien inmueble, todos los bienes que se atesoran en el interior se han visto condicionados y han magnificado las patologías que presentaban previamente adquiridas durante su historia material. Desde la Parroquia se decidió impulsar este proyecto para culminar la etapa de grandes intervenciones, sin embargo aún queda mucho patrimonio de gran calidad que presenta un estado de conservación deficiente y que se abordará según las posibilidades y la organización de la comunidad parroquial.

Para conocer y entender las patologías que presentaba este retablo, es importante saber el contexto histórico que presenta esta obra, ya que el lugar que nos ocupa no fue el destino original para el que fue creado.

El retablo original de esta iglesia se realizó en 1712, por Jerónimo de Balbás cuna ensamblador y Pedro Duque Cornejo, como escultor. La obra tuvo gran aceptación pero desde mediados del Siglo XVIII la nueva estética neoclásica, promovida por la dinastía borbónica llegada de Francia, sentenció este retablo barroco, que fue demolido en 1824.

Algunas de sus esculturas fueron desechadas por las dependencias del Sagrario, pero hoy apenas se sabe nada ellas, sólo se conserva de este antiguo retablo la escultura de San Clemente, obra de Duque Cornejo, que se ubica en el remate del conjunto que hoy nos ocupa.

El actual retablo mayor (1665-1669) es obra de Francisco Dionisio de Ribas que realizó la estructura, Pedro Roldán como autor de las tallas y Valdés Leal como autor de su policromía. Destaca la escena central de La Piedad, por la destacada composición del conjunto, que está considerada una de las obras cumbres de este escultor.

En 1840 el testero fue ocupado por el retablo del Descendimiento de Cristo, obra de Pedro Roldán, que había presidido la capilla de los Vizcaínos en el convento casa grande de San Francisco, que había sido demolido ese mismo año. Para colocarlo en su nueva ubicación, el retablo fue objeto de diversas modificaciones.

En 1860, se encargó a Vicente Hernández un panel con bustos de San Pedro y San Pablo para ser situado por debajo del friso que representa la entrada en Jerusalén.

A lo largo de su historia, tras el traslado y colocación en el presbiterio de la iglesia del Sagrario, este retablo presentaba un estado de conservación deficiente que hacía necesaria una intervención con relativa urgencia, para devolverle el esplendor que la obra merece.

Además de haber sufrido los avatares del tiempo y la propia manipulación por su uso cultual, ha tendido varias intervenciones anteriores, en algunos casos agresivas y desiguales, tras la última intervención se decidió hacer una actuación parcial, limpiando solo las zonas doradas, dejando de lado el resto del conjunto. Esto creaba desigualdades estéticas, generando un aspecto llamativo y sin sentido, ya que las patologías propiciaban la distracción a la hora de contemplar la obra, restando el valor cultual para el que fue creado.

Desconocemos el motivo de dichas intervenciones, pero merecía la pena abordar una restauración integral que diera unidad al conjunto y a su vez eliminar las patologías y daños que el retablo poseía previo a la actuación.

El proyecto de intervención se ha realizado en unos 6 meses y ha sido promovido por el Rvdo. Sr. D. Manuel Cotrino Bautista como Párroco y sufragado por la Parroquia del Sagrario, con la colaboración técnica de la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural coordinada por el delegado, el Rvdo. Sr. D. Antonio Rodríguez Babío. Para acometer esta obra se ha contado con un equipo de 7 conservadores-restauradores (Dña. Carmen Escot como encargada, D. Carlos Roncero, Dña. M2 Carmen Cabezas, Dña. M? José Cordero, Dña. Patricia Iglesias, Dña. Mónica Ruiz y Dña. Susana Molina), el apoyo de un carpintero-ebanista (D. José Juan Jaén), además de un equipo de investigación y estudio (Dña. Lourdes Royo, Dña. Concepción Moreno y Dña. Beatriz Laguillo), todos ellos coordinados y dirigidos por los técnicos de la Delegación de Patrimonio de la Archidlócesis de Sevilla (D. Antonio Gamero y D. Agustín Martín).

Durante estos meses se ha llevado a cabo la intervención integral de los bienes muebles que conforman el retablo mayor de la Iglesia del Sagrario de Sevilla, centrado la actuación en las esculturas policromadas, carpinterias artísticas y elementos decorativos policromados. Estas obras se han intervenido in situ, ya que algunas de ellas están adosadas directamente sobre el mur, puntualmente se han desmontado algunas de ellas para ser intervenidas en una zona habilitada dentro del andamio.

Algunas esculturas del retablo ya habían sido intervenidas previamente y se encontraban en buen estado de conservación, en concreto nos referimos a los dos ángeles pasionarios y el relieve de la entrada de Jesús en Jerusalén, que han sido objeto de préstamos entre instituciones para ser expuestas en algunas muestras.

La intervención realizada tiene como objeto la puesta en valor de este importante bien mueble, devolviendo una estética a todo el conjunto artístico así como seguir estudiando y aprendiendo de la historia de la obra y del procedimiento que los autores han empleado en su ejecución.

Durante la intervención directa se han aplicado los tratamientos y metodología más idóneas para este tipo de bien cultural, que se adaptan a las patologías que presentaba. Tras una planificación consensuada con los restauradores y dirección facultativa de la obra, se comenzó por la eliminación de cúmulos polvo y depósitos superficiales como el hollín, desde la parte superior descendiendo por plantas, así como por elementos ornamentales. Se iniciaron los procesos por la estructura de retablo haciendo hincapié en las partes planas horizontales y posteriormente las esculturas y elementos decorativos. Para retirar esas acumulaciones antes mencionadas  se realizó una aspiración de todas las partes que conforman el retablo, con brocha de pelo suave. Posteriormente se realizó un rastreo general y planimetría localizando daños, incidencias reseñables que puedan variar de lo referido en el proyecto de conservación presentado, y se prepararon aquellas pruebas de limpieza necesarias sobre los cromados y policromías, así como la toma de muestras de maderas y capas superficiales.

Seguidamente se comenzó la acción directa sobre los bienes teniendo como punto de partida la consolidación de la capa polícroma, estabilizando y conservando de esta manera todos los restos originales que se conservan en el retablo. Para la fijación del estrato de oro y estofados, así como de las pequeñas zonas policromadas que se encontraban afectadas se han fijado mediante la inyección de resina acrílica tipo Acril 33 entre la capa de preparación y el soporte aplicando posteriormente presión para el asentado del levantamiento. Para las zonas policromadas en las encarnaduras o ropajes sin estofar, se han realizado mediante la aplicación de cola animal y papel japonés asentando la capa con la espátula térmica.

Otro apartado importante ha sido la intervención sobre el soporte, comenzando con la estabilización y el sellado de las gritas, así como la limpieza de todas las maderas vistas, en particular las cornisas. Hay que hacer especial mención a la atención sobre el soporte del relieve central de la Piedad, ya que ha tenido que ser desmontado casi en su totalidad, por problemas de estabilidad de las piezas de las esculturas y la degradación de las telas encoladas que cubrían los huecos entre las mismas. Gracias a este desmontaje se ha podido a acceder al reverso de las obras y ver el proceso de ejecución, aprovechando la ocasión para sanear y estabilizar las patologías que presentaban por el anverso. Se han sellado las fendas y grietas, se han limpiado las maderas, y se ha realizado una consolidación estructural con la inserción de colas de milano para unir ensambles o estabilizar grietas. Una vez concluida la intervención de las piezas se ha procedido al montaje en su ubicación original.

Tras la consolidación material de las capas superficiales, se procedió a la eliminación de las capas filmógenas alteradas. La limpieza fisico-química, fue definida tras diversas pruebas de idoneidad, logrando la eliminación efectiva de los barnices oxidados y repintes sin dañar la policromía original ni las veladuras, utilizando para ello una emulsión magra de pH neutro. La limpieza propuesta consiste en la utilización del disolvente idóneo, determinado a partir de las pruebas previas. Estas pruebas de limpieza se realizaron sobre la diversidad de materiales presentes, estableciendo los criterios y metodología antes de su aplicación general.

El proceso comenzó con la limpieza general del dorado, con el objetivo de unificar las limpiezas previas, así como la retirada de barnices oxidados en los elementos ornamentales de la estructura arquitectónica del retablo. Paralelamente, se procedió a la limpieza de todos los conjuntos escultóricos, incluidos los ángeles, el relieve de la Verónica y el gran relieve central.

Es importante destacar la belleza y plasticidad de las policromías de Valdés Leal, en muchos puntos ocultas por repintes históricos o acumulaciones de capas de barnices y grasas oscurecidas, que ocultaban la calidad y destreza de este autor, así como la perfecta conjunción con el trabajo del maestro escultor.

Durante el proceso de limpieza e investigación, hemos podido comprobar que parte de los fondos estaban cubiertos con una capa de corla roja, destinada a resaltar la decoración tallada y la policromía. Esta corla, sin embargo, se encontraba parcialmente cubierta bajo una capa de resina acrílica coloreada, lo que distorsionaba su apariencia original. Por ello, hemos procedido a recuperar esa apariencia histórica y estética, con el objetivo de ofrecer una visión lo más fiel posible al original concebido por sus autores.

Continuando con el proceso de intervención se continuó con la reposición de la capa de preparación utilizando estuco tradicional, en las áreas necesarias para asegurar la correcta lectura de la obra. Posteriormente, se llevó a cabo la reintegración cromática de las lagunas, ajustando el color al original, primero mediante la técnica al agua y finalizando con pigmentos al barniz. Finalmente se aplicó un barnizado general como capa de protección.

Como punto final, se ha procedido a la colocación de los elementos decorativos y atributos (potencias del Cristo, diadema de la Virgen y nimbos de Sta. María Magdalena y San Juan) en las esculturas del relieve central, devolviéndoles estos elementos que tuvieron antaño y que, debido a los avatares de la historia, habían perdido. Para la ejecución técnica de estos elementos, hemos contado con la participación del orfebre sevillano Joaquín Ossorio.

Con esta intervención recuperamos una obra de gran importancia para la Iglesia de Sevilla y el patrimonio de todos los sevillanos, permitiendo nuevamente disfrutar en toda su magnitud de la obra de estos maestros barrocos, quienes son un signo de orgullo de nuestra tierra. Estamos seguros de que, al contemplar esta obra en toda su belleza, servirá no solo para acercar a los fieles a Dios, sino también para deleitarnos con esta obra de primer nivel y para transmitirla a las generaciones venideras en las condiciones que merece.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.