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Provincia. Romería de la Divina Pastora en Cantillana


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Arte Sacro. El Besamanos de la Divina Pastora ha venido cerrando desde 1933 el mes de septiembre. Un acto de gratitud a la Virgen que fue engrandecido en 1952 con una romería. Festejo que arraigó de tal manera que la de la Divina Pastora es hoy una de las más multitudinarias de la provincia.

El último fin de semana del mes de septiembre, los días 28 y 29, se celebrarán la Romería y Besamanos a la Divina Pastora. Si bien, las celebraciones comenzaron el pasado lunes con el concierto de Juanlu Montoya como inauguración de la semana de Romería. Los festejos populares continuarán durante martes y miércoles, cuando no faltarán la quema de toros de fuego, elemento característico de las fiestas pastoreñas, y las veladas musicales.

Con el pueblo inmerso plenamente en el ambiente de romería, el jueves 26 saldrá el Santo Rosario cantado preparatorio. El Simpecado rojo realizará un recorrido por las calles céntricas, con salida y entrada en el templo parroquial de la Asunción, sede fundacional de la corporación.

La noche del viernes, víspera de la Romería, es la del Pregón y la Coronación de las Romeras mayor e infantil. Reflejo del matriarcado que son la hermandad pastoreña y, por extensión, Cantillana, fruto del origen de la Hermandad como Rosario de Mujeres de la Divina Pastora fundado en 1720, la mujer romera toma el protagonismo. En el transcurso de la disertación, las romeras y sus damas recibirán sus nombramientos como representantes de esta fiesta. El acto, que se celebra en la plaza del Llano, dará comienzo a las 23:00 horas.

Destaca en esa noche el desfile de enganches y carruajes, que parte desde la Alameda hasta la plaza del Llano, previo al acto de la coronación. Sobre estos coches de caballos de alta gama, Romeras y damas lucen preciosos trajes de flamenca, realizados para la ocasión, cuyo estilo es un reflejo de la moda flamenca imperante, conformando una estampa llena de tipismo y costumbrismo andaluz.

Si grande es el Día de la Pastora, no se queda atrás el sábado de Romería. El estruendo incesante de cohetes y tracas desde la madrugada es la expresión más auténtica de un pueblo ansioso por peregrinar con su Pastora Divina. Y el estallido de devoción, en forma de vítores y aclamaciones incesantes cuando el Simpecado sale de la parroquia, privilegio exclusivo de los pastoreños, para ser entronizado en la carreta de plata es uno de los ejemplos más rotundos de cómo Cantillana quiere a su Pastora. Como representación vicaria de la Virgen, y por ser el origen de la devoción mariana en la localidad, el Simpecado enciende el fervor de los pastoreños cuando sale y entra en la parroquia.

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Será a las 10:00 horas cuando salga y se inicie la peregrinación. Una marea humana formará la comitiva, en la que no cesarán los cantos, las sevillanas y los vivas a la Virgen. Sobre el medio día se rezará el ángelus al paso de la carreta por la calle Martín Rey, en el mismo punto donde la Virgen es despojada de su sombrero en la inigualable noche del 8 de septiembre.

El cortejo, con cientos de caballistas, carretas de flores de papel, carriolas y miles de peregrinos, continuará avanzando, en un recorrido jalonado por múltiples sevillanas y plegarias que se cantan desde los balcones, hasta el vado del río Viar. Con agua al fin este año, después de varios en los que se cruzaba seco, en este punto se cantará la Salve. Tras esto será ya inmediata la llegada a la ermita, donde el Simpecado será colocado en el presbiterio del santuario entre el repique de campanas y las aclamaciones de los pastoreños.

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La fiesta continuará entonces en las casas de la aldea de la Divina Pastora, creada para la celebración de esta Romería, y donde se ejemplifica a la perfección la hospitalidad de los pastoreños. A la caída de la tarde, a las 20:30 horas, se recibirá a las hermandades pastoreñas para participar en el Santo Rosario cantado por las calles de la aldea.

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Es el último domingo de septiembre, este año 29 de septiembre, a las 11:30 horas tendrá lugar la Santa Misa de Romeros en la ermita, presidida por el párroco cantillanero, Manuel Martínez Valdivieso, pbro. Tras otro día completo de fiesta, a las 20:00 horas el Simpecado será entronizado nuevamente en la carreta para iniciar el camino de vuelta.

Siendo ya noche cerrada la carreta cruzará el río Viar, alumbrada por cientos de bengalas y con el canto de la Salve, pudiéndose disfrutar de una estampa de gran belleza y autenticidad. Arropado por su habitual marea humana, luego continuará avanzando entre cantos y alegría hasta hacer su entrada en el pueblo a las 22:00 horas.

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A esa misma será cuando se abran las puertas de la parroquia para dar comienzo al acto más señero y principal de este fiesta, el Besamanos a la Divina Pastora. Los fieles ascenderán hasta el camarín de la Virgen para poder postrarse ante Ella y besar sus manos.

Simultáneamente, la carreta seguirá su itinerario por el pueblo, acompañada de múltiples funciones de fuegos artificiales, destacando las de las avenidas del Guadalquivir, de Andalucía y de Nuestra Señora de la Soledad. Llegados a la plaza del Llano, los caballistas y las Romeras y sus damas realizarán una ofrenda floral al Simpecado.

A su finalización la carreta retomará el camino, para continuar por las calles céntricas del pueblo, llegar hasta la Alameda y de ahí subir la calle Beato Cardenal Spínola, la popular “Cuesta del Reloj”, con los sones de la marcha militar “El Turuta” y una continua lluvia de flores. Es tal la apoteosis para los sentidos en esta cuesta que se roza el delirio, siendo uno de los momentos imprescindibles de esta fiesta.

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Pasada la medianoche, la Romería concluirá cuando el Simpecado vuelva a entrar en la parroquia, donde se quedará todo el año, justo con el resto de simpecados pastoreños y como únicas insignias que se veneran en el templo. Si bien, la noche no habrá acabado, ya que el Besamanos se prolongará hasta que todos los devotos y visitantes hayan subido hasta la Virgen a besar su mano.

A pesar de ser un festejo local, la Romería de la Divina Pastora es una de las más importantes de cuantas se celebran en la provincia, trascendiendo a la propia localidad, siendo la gran romería que cierra el verano festivo de Cantillana y la primera de las que se celebran en la recién entrada estación del otoño.

Esta surgió como complemento, con una jornada campestre, a la fiesta del besamanos del 30 de septiembre en el año 1952. Aquel día en el olivar de Lapola, cruzando el río Viar, arraigó tan fuertemente que desde su primera edición se constituyó en la Romería de la Divina Pastora. Apenas 4 años después, en 1956, se puso en dicho paraje la primera piedra de la ermita, obra de Aurelio Gómez Millán. Con el esfuerzo y las aportaciones del pueblo pastoreño y sin ninguna ayuda externa, en 1960 el santuario fue concluido y bendecido, levantándose después una aldea a su alrededor, titulada con el nombre de la Virgen, dedicada expresamente a celebrar esta fiesta.

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La Romería fue ganando año tras año popularidad, siendo tal el auge y la envergadura de la que se revistió que en 1976 se trasladó al último domingo del mes para permitir la asistencia y participación de los devotos que venían festejándola. Fruto de su imparable crecimiento, en 1985 se amplió al último fin de semana completo de septiembre, como se ha mantenido hasta la actualidad.

En el año 1960, la Divina Pastora salió por primera vez en la carreta de plata, para llegar en Romería a la ermita para su bendición. Desde entonces, cada 5 años la Divina Pastora peregrina de idéntico modo hasta el santuario que la devoción de los cantillaneros le erigió junto al río Viar. En 2025, y tras 10 años sin hacerlo, ya que en 2020 la Romería no pudo celebrarse al modo habitual por la pandemia, la Divina Pastora volverá a ir hasta su ermita, arrastrando consigo el mar de almas y corazones que Cantillana le ofrenda como devoción mariana principal del pueblo.

Fotos: Hdad.










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