Así pinta el artista a mi Dios. Isabel Serrato Martín

Esta vez fue a Él. Apenas dos colores, el blanco roto y sobre blanco roto rompe el negro. Pero lo que de verdad rompe es la sobrecogedora imagen de Dios.

La técnica, grafito. Apenas en un espacio de 40X40 centímetros y el artista nos trajo de nuevo a Dios.

No hay orillas esta vez, esta vez, sólo hay “Calzada”, que es el barrio donde habita el Dios recreado por el artista.

Se trata, de nuevo, de una obra de Pepillo Gutiérrez Aragón, quien se consolida como retratista sacro en nuestra ciudad.

Esta vez, más allá de la amistad, Pepe alcanza la fibra más sensible de quien escribe. El artista ha pintado a mi Dios.

Dios siempre está pero se manifiesta con fuerza cuando más se necesita. Y así es esta nueva obra, es la necesidad de la manifestación más hermosa de Dios.

En el retrato impecable del Dios de mis días se sigue viendo la humildad infinita del hijo del hombre. La imagen de Dios, de esta nueva manera y en esta nueva pintura, sigue sirviendo para evangelizar cada rincón de la Tierra.

No voy a decir que la obra roce la perfección porque sólo el Señor la alcanza y Dios sólo es uno aunque muchos jueguen a querer empatarle. Pero sabe a gloria respirar el aroma de Dios al salir de las manos de quien a pasos agigantados apuesta, y cada vez es más firme su apuesta, por defender al que dio la vida por nosotros.

La última obra de Gutiérrez Aragón huele a barrio, desprende sentimiento añejo de puente, sabe a Martes Santo glorioso, a antifaces elevando el tono de color de la jacaranda que cae de los árboles de mi barrio. La obra sabe a eso, a barrio, a viejas calles con aroma de casas de vecinos; el pintor, ha sabido retratar en los ojos de nuestro Dios la esencia pura de todo aquel que cree en Él.

¡Qué suerte tengo, cuando más lo necesitaba pude ver al motor de mi vida dibujado con las pautas del cariño! ¡Qué suerte la mía al decir “así pinta el artista a mi Dios”!