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Provincia. Lora del Río acompañó a su Patrona, Nuestra Señora de Setefilla Coronada, hasta el Santuario en una multitudinaria Ida


Manuel Pinto Montero. Ha pasado dos Festividades en su pueblo y, como manda la tradición, la Virgen Setefilla debe volver a su blanco Santuario desde el que protege a todos los loreños. Los hermanos en Cabildo extraordinario aprobaron la fecha del 4 de diciembre para el traslado de Ida de la Serranita hermosa, un domingo donde la Virgen de Setefilla dejó huérfano a un pueblo que la tiene como Madre y Patrona, y es que nadie puede dudar de la fe y la veneración de Lora del Río a su Virgen de Setefilla.

Nuestra Señora de Setefilla Coronada aguardaba en la nave central del Templo de la Asunción, tras bajar del presbiterio en la tarde del sábado, la llegada de las primeras luces del día para iniciar el regreso a su Santuario. Esperaba en su templete de plata junto a numerosos loreños y setefillanos que la han acompañado durante toda la noche despidiéndose entre rezos de ella. A las siete de la mañana se iniciaba la Sagrada Eucaristía con un Templo lleno de fieles. Tras la misa no cesaron los vivas y las salve a la Madre de los loreños esperando la decisión última de la Hermandad Mayor sobre el traslado de la venerada imagen ya que las previsiones meteorológicas no eran muy halagüeñas.

Minutos antes de las ocho de la mañana el Hermano Mayor anunciaba la decisión positiva y el Templo estallaba de gozo con un atronador aplauso. Se iniciaba unos de los momentos más bellos que el pueblo de Lora del Río ha sabido conservar. Se rezaban las letanías a la Santísima Virgen de Setefilla mientras un pueblo aguardaba de rodillas el momento de la invocación del Santa María, momento que el que las andas de plata de la Virgen de Setefilla eran alzadas en el Templo de la Asunción y se iniciaba una Ida cargada de emociones y sentimientos.

Eran las ocho en punto de la mañana cuando la Virgen de Setefilla se alzaba en la Parroquia y las lágrimas de numerosos loreños recorrían sus mejillas ante una estampa que se repite cada siete años. En el interior del Templo se le colocó a las andas un plástico para proteger a la imagen, y es que en esos momentos una leve llovizna caía sobre Lora del Río, algunos piensan que eran las lágrimas de aquellos que hace años se marcharon junto a María Santísima y ahora la contemplan desde el cielo.

Se cuenta por siglos la devoción de Lora del Río por su Patrona, Nuestra Señora de Setefilla, celebrando en su honor una de las mayores romerías de la comarca de la Vega del Guadalquivir. La primitiva imagen se perdió en los sucesos del 36, siendo Agustín Sánchez Cid quien esculpió el bendito rostro de la Virgen. La devoción a la Santísima Virgen hizo que fuese coronada canónicamente por, entonces Arzobispo, don Carlos Amigo Vallejo en la Plaza de la Coronación el 8 de septiembre de 1987. Para sus traslados luce la Santísima Virgen saya y manto de tono rojo, así como corona y ráfaga de plata, siendo portada, tal y como ocurre en su romería, bajo el templete de plata.

Minutos después de las ocho de la mañana atravesaba el dintel del Templo Parroquial cuando aún el día no había despuntado. Dos estrellas de luces la despidieron en la Plaza que lleva su nombre, un lugar lleno de fieles que no querían dejar sola a la Madre de Setefilla aunque la lluvia estuviese presente. Poco a poco, aunque sin parar, la Virgen de Setefilla continuaba por la calle San Juan cuando las campanas de la esbelta torre de la Asunción repicaban de gozo despidiéndola.

Continuó por la bella Plaza de España y la Plaza de Andalucía para desembocar, desde Blas Infante, en la loreña calle José Montoto. En este lugar se encuentra la Casa de la Virgen donde se le rezó cantando antes de seguir su camino buscando el Convento mercedario de la Limpia e Inmaculada Concepción. Pasadas las ocho y media atravesaba el dintel del Convento y era despojada del plástico que la cubría pudiéndose contemplar mejor el bendito rostro de la Virgen loreña. Se rezó la Salve en el interior del Convento entre ovaciones y vivas a la Patrona de Lora.

A las nueve menos cuarto de la mañana dejaba atrás el Convento y buscaba la calle Roda arriba donde se encuentra la antigua Ermita de Santa Ana. En este lugar se rezó de nuevo la salve ante el retablo cerámico que reproduce sus Idas y Venidas y que fue bendecido el pasado año. Continuaba con paso firme hacia el barrio de San José atravesando la avenida de la Cruz donde un tímido sol quiso despedirse de ella a la altura de la Cruz. Numerosos fieles se arremolinaban alrededor de sus andas, todos, hombres, con sus característicos pañuelos blancos, y mujeres, la portaban mientras un pueblo rezaba y ovacionaba a su Patrona.

Se produjo la circunstancia de que Nuestra Señora de Setefilla Coronada paseó desde el Templo Parroquial hasta el Convento mercedario cubierta con el plástico, mientras que desde el Convento hasta la Cruz de San José lo hizo sin él; algo muy distinto a lo ocurrido en la Venida de abril de 2015, cuando las previsiones meteorológicas hicieron que la Virgen de Setefilla recorriera el itinerario cubierta con un plástico desde la Cruz de San José hasta el Convento mercedario y desde el Convento hasta la entrada en la Parroquia  procesionara sin este plástico. Quizás la Virgen quiso que aquellos vecinos que en su Venida la contemplaron bajo ese plástico ahora la despidieran sin él.

A las diez menos diez de la mañana Lora del Río despidió a su Madre en el momento en el que el velo cubrió su templete de plata impidiendo que la mirada de la Virgen de Setefilla pudiese quedar frente a todo su pueblo. Vivas, lágrimas y sentimientos de unos fieles que durante meses han rezado a su Patrona muy cerquita de casa y que ahora la Santísima Virgen se marchaba a su bendito Santuario donde espera su incomparable romería.

Sobre las diez de la mañana dejaba atrás las últimas casas del pueblo e iniciaba un largo camino de unos 11 kilómetros que la devolvería a su casa. La lluvia hizo acto de presencia durante el camino pero eso no impidió a Lora del Río dejar de acompañar a su bendita Patrona. Atravesó caminos duros dejando bellas estampas al cruzar la pedanía de Setefilla buscando las Escaleretas antiguas del camino de la Virgen antes de llegar a la Cruz del Humilladero donde fue despojada de ese velo que cubre sus andas antes de entrar en su Santuario cuando aún la luz no se había marchado.

Este es un camino muy distinto al de la Venida, más nostálgico dicen algunos, y es que la Virgen de Setefilla se marcha de Lora del Río dejando sólo a todo un pueblo. En algo más de ocho horas Lora del Río ha acompañado a su Patrona, cumpliendo la tradición y esperando que dentro de unos cinco años, en la primavera de 2022, Nuestra Señora de Setefilla Coronada regrese a su pueblo de Lora del Río para llenarlo de bendiciones y gracias. Pero antes, para que la espera se haga más corta, peregrinará a su Santuario cada 8 de septiembre y volverá a alzar sus andas al entornar el Santa María y se escuche de nuevo la voz de Lora del Río que lance un ¡Viva María Santísima!

Fotos: Manuel Pinto Montero.










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