Morir en Cuaresma... Antonio Sánchez Carrasco

...a Mariló...

Nadie debería de morirse el segundo día de Cuaresma en Sevilla. Con los naranjos preñados de blancura y la Ciudad preparándose para sus días más hermosos. Nadie querida amiga, debería de irse de una ciudad que empieza a vestirse de primavera en el invierno tardío. Nadie Mariló, debería de irse del mundo de los vivos en la Sevilla que al día siguiente de tu partida, esperaba al Señor de la Sentencia en su via crucis anual, muy cerquita de tu casa. Nadie debería de dejarnos tan solos como tu nos dejas. Nadie debería de marcharse tan pronto. Desde que el jueves pasado nos dejaste afronto la Cuaresma con la loza en la espalda de sentir el tiempo pasar inexorable.

Dejas huérfanas muchas fotos y a varios fotógrafos. Uno con el que te casaste y el resto los que con el objetivo de fotografiar y vivir, juntamos amistades y cámaras. Te vas de nuestro lado cuando todos pensábamos que un día despertaríamos pensando que esto había sido un mal sueño.

Los que fotografiamos con Javi, Pedro, Sebas, Paco y un servidor, y los que como Pablo, Mari Tere, Esperanza, Lola, Jesús, Marga y Mari Enma, no usan cámara pero están en nuestro círculo, sabemos que aquella foto de la comida navideña se queda incompleta.

Todos seguiremos adelante con el alma encogida y el dolor recogido en el corazón. Trataremos de ejercer de amigos para que tu esposo no se sienta nunca solo. Intentaremos animarlo y que siga fotografiando la vida aunque ahora la vea entera en blanco y negro.

El fin de semana tuvo sus actos cofrades y después de despedirnos de ti, tratamos de recomponer la figura para seguir adelante involucrándonos en esta Cuaresma que tanto nos gusta. Yo no te hablo de balcones del cielo, porque tu ya duermes en la Esperanza. La de la calle Larga y la del Atrio, la que es Gracia en San Roque y Enfermera muy cerca de tu casa. O bendita y alma de la Trinidad. Y por supuesto es Esperanza en las 3000, cerca de donde tu partiste para reunirte con Ella. Recordar la Esperanza en la resurrección de ese Cristo erguido en la cruz, que el mismo viernes vimos caminar por mi barrio del Cerro. En fin querida Mariló descansa en el Señor y manda fuerzas para los que sentimos tu pérdida. Por aquí trataremos de seguir adelante hasta que a todos nos toque la Cuaresma Eterna.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.