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Liturgia. El Rito de Conclusión de la Misa. Jesús Luengo Mena


El rito de conclusión consta de los siguientes elementos:

* Algunos avisos breves, si son necesarios. Los avisos que eventualmente se hubieren de dar al pueblo, tienen lugar después del rito de comunión y antes del de despedida. Supone una nota de familiaridad en la asamblea. Los puede dar una perdona distinta del presidente de la asamblea.

* Saludo y bendición sacerdotal, que en algunos días y ocasiones se enriquece y  amplía con la «oración sobre el pueblo» o con otra fórmula más solemne. La bendición, que está precedida del saludo litúrgico ordi­nario, es muy antigua. Al princi­pio la impartían el Papa u otros obispos mientras regresa­ban a la sacristía. Los presbíteros comenzaron a darla sólo en contadas ocasiones. Desde el siglo XIII queda propia­mente integrada en el rito. En la bendición se manifiesta el deseo de que permanezca el recuerdo del encuentro y de que la felicidad acompañe a los que se van. El deseo lleva implícita la impetración del favor divino. El ministro traza con la mano la señal de la cruz sobre la asamblea.

Además de la bendición ordinaria, el misal propone una serie de bendiciones solemnes, utilizables ad libitum (o sea, si al presidente le parece oportuno), ordenadas en tres series: I Para celebraciones del propio del tiempo (Adviento, Navidad, etc.); II para las de los santos; III para otras (dedicación de una iglesia, difun­tos). El obispo bendice con la fórmula propia, haciendo tres veces la señal de la cruz sobre el pueblo.

* Despedida del pueblo por parte del diácono, al que le corresponde hacerlo si lo hay, o del  sacerdote, «Podeis ir en paz» con la que se disuelve la asamblea, para que cada uno vuelva a sus quehaceres, alabando y bendiciendo al Señor.

* el beso del altar por parte del diácono y del sacerdote y después inclinación profunda de los mismos y de los demás ministros (OGMR 90).

Si a la Misa sigue alguna otra acción litúrgica (por ejemplo, exposición o bendición con el Santísimo) se omite el rito de conclusión. La postura de los fieles es de pie. El canto de salida, puesto de moda, sobra.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.










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