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El Poder de la fotografía antigua 7: “El que se mueva no sale en la foto”. Segunda Parte.


Mariano López Montes. Retomando la misma temática con la que empezamos en el artículo anterior con aquella fotografía de La Cruz de Guía de la Macarena, ya de regreso a su barrio, en la que describíamos en conjunto y pormenorizadamente los integrantes de la imagen y sobre todo esa carga popular y representativa que la cofradía tenía en aquella época, donde sus protagonistas adoptan roles y comportamientos que en la actualidad y aun tratándose de una cofradía popular como la Macarena, nos parecerían un despropósito sobre todo para las mentalidades con mayor estrechez de mira. Lo cierto es que somos frutos de una evolución que cambia con el tiempo, y cada tiempo tiene su mentalidad e ideologías dominantes que expresan su forma de ver y comprender la vida, y nuestras hermandades y cofradías, le pese a quien le pese, además del elemento estrictamente religioso, son una forma de ver y sentir la vida desde una cultura propia y bien diferenciada a la que pertenecemos.

A esta frase expresada desde diferentes intencionalidades y objetivos “Del que se mueva no sale en la foto”, que fuera utilizada por primera vez por el político y líder sindicalista mejicano (Fidel Velásquez 1900-1997) y al parecer la utilizo, según dicho nuestro paisano Alfonso y en referencia a esta afirmación que por tener un carácter polisémico según para lo que se la quiera utilizar, la vamos a utilizar y sirviendo totalmente de precedente en el análisis descriptivo de la fotografía antigua que tanto me apasiona y en referencia a escenas del mundo cofrade, ya que el medio en que se escribe se dedica a la información y difusión de ello, que por otra parte es algo siempre tan nuestro.

La fotografía escogida para la ocasión podría tener un carácter complementario a la ya publicada con anterioridad, pero aquella de la Cruz de Guía Macarena es marcadamente pintoresquista, quiere detenerse en la persona de carne hueso y rostro totalmente reconocible, aprovechando el rol y la personalidad del nazareno, que quiere salir con sus atributos personales para ser reconocido, se sale y se muestra con orgullo (capitulo “El amigo del nazareno” de Núñez de Herrera 1934).

La Fotografía que ofrecemos hoy muestra una realidad totalmente diferente, contemplando aquel antiguo paso de Misterio del Prendimiento de La Hermandad de Los Panaderos con esa presidencia perfectamente alineada y formada para el objetivo, se subraya el elemento ritual en su oficialidad. Los miembros que gestionan la Hermandad y desempeñan el puesto de la Presidencia en su cofradía queda perfectamente encuadrada por el Paso, que es el elemento más importante y protagonista del culto público procesional. El protagonismo personal queda en un segundo plano, pues el anonimato es patente gracias al antifaz, pero la posición de poder dentro de hermandad y cofradía queda patente y manifiesto por el sitio que ocupan en el cortejo. Hasta el capataz ocupando un hueco y con cara seria y formal junto con sus ayudantes muestran su poder de supremacía y poder dentro de aquel sórdido y poco cualificado “mundo de abajo” de aquellos años de principios de siglo, en que eran considerados “hombres sin Rostros”, frente al desmesurado protagonismo que ha alcanzado en la actualidad

En esta fotografía predominan el orden y la organización como elementos predominantes del desfile procesional, versus a la ya publicada, que plasma en su contenido una realidad totalmente diferente, pero ambas no exentas de verismo para la época. En realidad, son dos maneras distintas de experimentar la Semana Santa, y de hacerla expresión pública en la calle.

Aquel pionero fotógrafo que tuvo la suerte de poder captar esta imagen y sus circunstancias, cuenta también con una serie de actores, que yo diría que no son tan secundarios, pues con sus actitudes refuerzan el mensaje principal de la escena que es el propio público que se acerca a la escena y aprovecha algo tan inusual para la época que es la presencia de un fotógrafo, y de esta manera no moverse para poder salir en la foto y pasar a la posteridad.

Su alineación en media luna arropando la escena, pero sin ningún tipo de “compadreo” con los que visten las túnicas nazarenas, es evidente un mediano nivel en el vestir y el uso de traje y corbata distingue a algunos, y otros usan aquellas gorras y a veces boinas más distintivos de clases populares.

Como elemento anecdótico y digno de tener en cuenta se aprecia como el guardia civil aprovecha la cobertura y el ángulo libre para poder también salir en la foto. Importante el reseñar el espacio o escenario en que está tomada la fotografía que no es otro que la Plaza del Duque, con una fisonomía totalmente diferente a como la apreciamos en la actualidad, ya que fue destruida y remodelada a principio de los años sesenta del pasado siglo. Además del Teatro que llevaba su nombre, en la fotografía aparece el Restaurante “La Vinícola”, que se encontraba en la esquina de la Calle Jesús del Gran Poder y era un establecimiento que se dedicaba sobre todo a la venta al detall y a la venta de vinos y licores. En su barra paraban además de vecinos, militares de los cercanos regimientos, como anécdota este bar era regentado por un hermano de La Hiniesta, y precisamente en esta taberna le fue encargada al compositor militar López Farfán, la Marcha “Estrella Sublime….Virgen de La Hiniesta”.

Los anuncios de vinos anunciaban sus fachadas y se distingue claramente el nombre de Sanlúcar y Jerez, además en otras fotos consultadas disponía de los tan codiciados veladores actuales, en los que los clientes podían sentarse y consumir, ya que no olvidemos que siempre nuestra Semana Santa se ha vivido como un evento festivo para esta ciudad, incluso entre estos se pasea una figura que no ha desaparecido como “el globero” con su piña de globos, haciendo su pequeño Agosto en estos días de Primavera.

De esta fotografía que un Miércoles Santo uno de esos aventureros fotógrafos inmortalizo para siempre y por los años transcurridos, es casi imposible que algunos de sus protagonistas vivan en la actualidad, ni aquel paso del Prendimiento con palmera y romanos con escudos, solo sigue existiendo la Imagen del Señor del Siglo XVII y atribuido a Ruiz Gijón, que actualmente se encuentra en La Parroquia del Juncal y que se denomina “Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Soledad” y procesionó en la Hermandad de Los Panaderos hasta que en el año 1945 fuera sustituido por el actual y el misterio completo obra de Castillo Lastrucci.. En la puerta de la Capilla de la Calle Orfila existe un azulejo de esta antigua Imagen.

Como ideas comparativas, al visualizar estas antiguas fotografías, podemos sacar varias conclusiones, y si me permitís expresar una, ambas responden a dos realidades diferentes, la primera a una Sevilla tradicional de un centro con cierta oficialidad y ortodoxia en su expresión, frente a esa otra Sevilla del barrio de la Macarena en su gran día de fiesta para sus vecinos, sobre todo en aquella época, donde el vivir y sentir una misma Semana Santa tenía una expresión totalmente diferente para la época.

Esto demuestra que todo cambia y se transforma en nuestra Semana Santa y como no en sus hermandades y cofradías, pues son fenómenos llenos de vitalidad, frente a otras mentalidades que la consideran, basándose en una cierta tradición y una ortodoxia a veces desfasada, como entidades anquilosadas…………

 

 

…………Dedicado a aquellos amigos jóvenes que ya peinamos canas, que fuimos durante muchos años costaleros de este majestuoso Paso de Misterio, en los tiempos de Paco Arnaiz y hasta un canadiense de aquella Expo en que esta Sevilla se abrió a otras fronteras y conocimientos. Las cosas pasan con el ritmo inexorable del tiempo, pero la evocación, la vivencia y los recuerdos existen mientras perdure la memoria y la fotografía………….

 

Fotos: Mariano López Montes










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