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El pato viajero. Reyes Pro Jiménez


Seguimos con los artículos sobre “Detalles pequeños en una ciudad grande”, detalles que pueden parecer “pequeños” y que vemos situados en calles, casas, monumentos… de Sevilla, pero que son grandes; como lo es la Ciudad, porque evocan nuestra Historia y son parte de nuestra cultura y personalidad como tal Ciudad: placas, cerámicas, inscripciones, imágenes, rincones…detalles en los que no nos fijamos al andar por Sevilla o que simplemente casi no se conocen. Y lo que no se conoce no se aprecia y menos aún se defiende.

Existe en Sevilla una plaza de sombra, agua y olor, que aún conserva algo de su pasado y belleza, conocida por lo menos desde los comienzos del siglo XV como plaza de San Leandro por el convento que a ella abre su iglesia desde 1369. Plaza con sombra de un gran árbol (laurel de Indias), sonidos de agua de fuente e incluso a veces con cierto olor a esas yemas, cuyo sabor el gran poeta Cernuda definió como “morder labios de ángel”.

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La Pila del Pato, hoy en la Plaza de San Leandro, foto Reyes Pro 

Esa fuente es la que conocemos como “Pila del Pato”, “pila” dicho al sevillano modo tradicional; de la misma forma que llamamos “Casa” a grandes palacios. La corona la figura de un pato, a modo caso de monumento a este animal, lo que es muy justo, ya que sus lugares de hábitat natural, como Doñana, están tan amenazados y porque el pato es animal benéfico símbolo de felicidad. Se merece un monumento mucho más que algunos humanos.

Esta Pila del Pato, de autor anónimo tiene más de doscientos años, está construida en mármol. Dos columnas sostienen dos “tazas” circulares a distinta altura sobre la “alberca” o parte principal de la fuente. Tiene algunos desagües en forma de animal igual que otros adornos hoy perdidos.

Pero la característica de este Pato y su Pila es sobre todo su historia viajera, pues es el monumento o fuente que más ha cambiado su ubicación dentro de la Ciudad. Y eso que existen varios ejemplos de esos viajes como los que padeció el monumento a Martínez Montañés.

Originalmente se hizo para la Plaza de san Francisco, situándose muy cerca del emplazamiento donde hoy se levanta el Banco de España. En ese lugar y más antiguamente se levantaron otras fuentes: la de una mezquita menor que allí existió en los siglos XI y XII, y la primitiva Fuente de Mercurio en el XVI. Hay que aclarar que incluso hasta el siglo XIX las fuentes tenían fundamentalmente una función práctica facilitando a la población disponer del uso del agua.

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La pila del Pato en Plaza de san Francisco antes de 1852

Para el citado emplazamiento fue construida la Pila del Pato en 1833 aproximadamente. Sustituyó a la Fuente de Mercurio, entonces muy deteriorada a pesar de haber sido reconstruida a comienzos del siglo XVIII, por lo que se decidió la construcción de una nueva fuente que sería la de nuestro Pato.

Pronto comenzarían sus viajes, pues en el año 1852 fue llevada a la Alameda de Hércules, donde vivió unos años hasta 1872, cuando volvió a la Plaza de San Francisco, aunque esta vez situaron la Pila cerca de la Chicarreros. Esto no fue buena idea porque resultaba un problema tanto para el paso de las hermandades durante la Semana Santa y el Corpus Christi como para la circulación de vehículos que aumentaba día a día.  

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La pila del Pato en su segunda situación en la Plaza de San Francisco,
entre 1872 y 1881

Entre esto y que los vecinos de la zona de la Alameda echaban de menos al Pato y su Pila, en el año 1881 se decidió trasladarla otra vez a la Alameda de Hércules, a la zona al norte de la misma.

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La Pila del Pato en la Alameda, foto década de 1920

Bastantes años vivió allí el Pato, tranquilo en su Pila, pero ya por los años de la década de 1940 se consideró trasladarla de nuevo. Efectivamente, en 1953 se llevó al Prado de San Sebastián, cerca de la Estación de Autobuses, allí se convirtió en un punto de cita para ir a la Feria y hasta puede que inspirara al Pali para componer algunas sevillanas.

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La Pila del Pato en el Prado, 1960 aprox.

Pero otra vez el “progreso” obligó al Pato a viajar pues al construirse en 1965 unos nuevos edificios de Juzgados (los antiguos estuvieron en la calle Almirante Apodaca, levantados en el siglo XIX sobre la Alhóndiga medieval). La pila se desmontó y sus piezas se llevaron a la Plaza de las Mercedarias donde se suponía iba a reconstruirse, pero no fue así y en el año 1966 se montó en la Plaza de San Leandro, hogar desde entonces de este Pato y su viajera Pila, esperemos que sea por muchos años.

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El Pato viajero, foto Reyes Pro










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