Qué poquito queda. Oración a pie de la Peña. Alberto De Faría Serrano

A Ti que imploras desde el pedestal erguido de tu aflicción. A Ti que derramas tu desconsuelo ensangrentado ante el firmamento del Padre. A Ti que se te viene todo él encima ante la hora de la extremaunción. A ti que no eres ajeno al sufrimiento humano porque eres la viva imagen de los que siempre sufren. A ti que eres Profeta trianero, alfarero heredero en devoción de las Santas Justa y Rufina,  y humilde servidor  desde tu peña de San Jacinto. A ti que llevas tanto tiempo recogiendo una a una las Penas de los que vienen a implorarte a tus pies. Hoy sí. Como cada año, venimos a entregarnos y a acompañarte con nuestro cariño en el trance que te espera. No te podemos dejar solo. 

Por más que me acerco a Ti admiro como eres todo humildad en la mirada y firmeza en tu pisada adelantada.  Voy de lado a lado a en tu recoleto hogar y se detiene el tiempo. A uno, la contorsión de tu pierna en tensión reconvierte el ímpetu de tu condición humana doliente. Al otro la fortaleza del pie que pisa la piedra sobre la que siempre has edificado a este lado del río tu iglesia y dado cobijo a los tuyos. Desde todos los ángulos la dignidad  de un hombre desasosegado que se redime ante la voluntad divina. 

Recibirás en sendos días el fruto de tu cosecha. Porque no hay Penas que a tu lado caigan en saco roto. Sentado en el auténtico trono de los oprimidos y necesitados, eres faro y guía del Panteón trianero y de sus oraciones desde punta apunta de esa cruz que llevas en tu paso, no caída si no rendida a tus pies, y que conforman Pages del Corro y San Jacinto. La deshilachada túnica  y el vaso de vino mirrado como símbolos de tu majestuosa unción espiritual que no falten a tu lado.

Te he conocido algo tarde en toda tu dimensión. Más ahora que estoy cerca, me aferro al pedestal de tu peña. Hay un elenco de hij@s que te tienen en tu corazón día y noche. Que se despiertan o se duermen rezando allá donde estén sobre cualquiera de sus estampas o simplemente te contemplan con solo cerrar sus ojos. Hoy soy uno más. Cuando avances con toda tu humilde grandeza por el Altozano de un nuevo Domingo de Ramos estaremos, con antifaz morado o sin él, implorando contigo bajo tus pies. Al surcar el fervor del puente, el río se doblegará ante tu oración y dibujara sobre el crepúsculo sevillano la Estrella de la Mañana que va en pos de Ti.  Qué poquito queda!

A Mari Carmen,  Rosa, Joaquín, José Manuel, Santos, Juancri,  José Luís, David, Diego y Luisito.

Foto: Francisco Santiago