Servitas. Las Madres esperaban al Hijo de Dios.

Francisco Santiago. La tarde arreciaba en el marco incomparable de la zona de San Marcos. Junto a la histórica iglesia, la capilla Servita remataba labores de secretaría, porque los priostes ya habían concluido su ardua labor en el fin de semana.

La Dolorosa de la Soledad se miraba en el espejo de los Dolores, presagios de lo que acontecerá la próxima semana. La madre Dolores esperaba a su Hijo, que esa misma noche volvería a su regazo para recibir ese último recuerdo de niñez madura, de juventud adulta y vejez desconocida.

Ya está aquí, se palpa y se siente. Soledad divina con atuendos nuevos de mágicos bordados platerescos, barrocos y renacentistas. La cruz con su sudario aún por estrenar, en esta Pasión, Muerte y Resurrección que, en Sevilla, dura casi 365 días…

Fotos: Francisco Santiago